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«Las Naciones Unidas no fueron creadas para llevarnos al cielo, sino para salvarnos del infierno». La frase la pronunció Dag Hammarskjöld, segundo secretario general de la ONU y quien falleció en 1961 en un accidente aéreo cuando estaba en misión de paz en ... el Congo. Mañana sábado, la mayor organización internacional cumple 75 años, y la célebre cita debería estar más vigente que nunca. Los ayuntamientos de las tres capitales vascas se sumarán a la efeméride e iluminarán los edificios más emblemáticos para recordar que «la ONU es imprescindible». Y es que mantener la paz y la seguridad internacionales, fomentar las relaciones de amistad entre países, cooperar para solucionar problemas globales, como la pandemia, y servir de centro que armonice las acciones de las naciones fueron sus principios fundacionales, en los que trabajan millones de personas y decenas de agencias que en Euskadi tienen una fuerte presencia a través de cuatro delegaciones de esas organizaciones surgidas bajo el paraguas de las Naciones Unidas.
Unicef. Fondo para la infancia
«Uno de cada cuatro niños europeos vive una situación de pobreza, y Euskadi también anda cerca». La cifra, con la pandemia, puede ir a más. Porque, si algo ha revelado el bicho, es que sus consecuencias «las sufren más los pobres». De ahí que Unicef, el Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia, se esté volcando con la lucha contra el virus y todos sus males. En Euskadi, precisa el presidente del comité vasco, Isidro Elezgarai, han distribuido en diferentes centros de protección a menores «84.450 mascarillas y 2.572 geles hidroalcohólicos». Es la primera vez que hacen algo así.
La labor de los siete técnicos y los seis voluntarios se centraba hasta ahora más en desarrollar los derechos de la infancia trabajando con instituciones y realizando investigaciones para dar a conocer las necesidades de los niños. Llevan más de cuatro décadas asentados en el territorio, y antes del coronavirus estaban impulsando «un programa muy interesante, de Ciudades Amigas de la Infancia». Tienen el 'label' de la ONU Bilbao, Vitoria, Ortuella e Irún, e iban a incorporase otra decena que tendrán que esperar. En esos municipios «se de la voz» a los menores, organizados en comisiones impulsadas a través de los colegios y que, una vez al mes, celebran un pleno para debatir sobre sus preocupaciones. Aprenden a «tener criterio» y «a ponerse de acuerdo; a ver que llegan con 40 ideas y se tienen que quedar con tres o cuatro, por lo que la mejor idea es la suma de todos». En otras palabras, están «construyendo una nueva democracia» desde la base, aunque ahora está en 'standby'.
En estos tiempos se centran en proyectos vitales para el día a día. «Se están almacenando en Noruega jeringuillas para estar preparados para cuando llegue la vacuna. Hasta final de año se recopilarán 500 millones y entre este año y el que viene se alcanzarán los 1.000», detalla. Y es algo que deben hacer porque, recuerda, «de cada dos vacunas que se ponen en el mundo, una la pone Unicef».
Respecto al 75 aniversario de la ONU, para Elezgarai, alcanzar esa efeméride significa «una prueba de su utilidad; utilidad que se debe mejorar en los próximos años». «Esa casa común que es Naciones Unidas, con 194 vecinos de diferentes razas, ideologías, lenguas y religiones debe de ser dotada por todos sus miembros de una mayor capacidad resolutiva para que en esta aldea global pueda ejercer con mayor fortaleza la protección de la dignidad humana, garantizar el respeto del derecho internacional y salvar a la humanidad de la guerra», concluye.
Presencia en Euskadi. Abrió hace más de 40 años y cuenta con siete técnicos y seis voluntarios directivos.
Sede. Número 9 de la calle Iparraguirre, en Bilbao.
Teléfono. 944 24 48 55
Unrwa. Agencia para los refugiados de palestina
«Se creó en 1949 con un mandato temporal, pensando en que la situación de Palestina e Israel iba a arreglarse en 2-3 años, y hoy en día seguimos trabajando». Nerea Uriarte, delegada de Unrwa Euskadi, la Agencia de Naciones Unidas para los Refugiados de Palestina en Oriente Próximo, recuerda el nacimiento de una entidad que es igual de necesaria que entonces y que, cada día, intenta proveer a 5,6 millones de personas de «servicios básicos como educación, sanidad, alimentación...».
La sede del País Vasco, que se puso en marcha en 2006, pretende «dar a conocer el trabajo que hace Unrwa» para mitigar las consecuencias de este «conflicto crónico», y también ayudar sobre el terreno. Se encargan de gestionar ayudas de cooperación humanitaria que convocan instituciones y con esas subvenciones apoyar proyectos que se realizan en las cinco zonas con refugiados en las que tienen presencia: Cisjordania, Franja de Gaza, Siria, Líbano y Jordania.
Son cuatro las personas que trabajan desde Bizkaia y Gipuzkoa para visibilizar la realidad de los refugiados palestinos en institutos, gaztelekus... «Hemos desarrollado un cómic sobre las mujeres de Gaza, y además de presentarlo y difundirlo, organizamos talleres de cómic social», explica Uriarte. En primera línea, ayudan a financiar la asistencia médica de los asilados en Líbano, o a que les llegue alimento en Gaza, donde «hay un millón de personas que dependen» de ellos. En definitiva, muestran «situaciones muy crudas» que están lejos de acabar. Y lo hacen «desde el punto de vista humanitario», porque al ser una agencia de la ONU se rigen por «la neutralidad política».
Presencia en Euskadi. Desde 2006. Cuentan con cuatro trabajadores.
Sede. Hurtado de Amezaga 10, Bilbao.
Teléfono. 944 34 67 31.
Unesco Etxea. Cultura, ciencia y educación
La Unesco nació con la voluntad de establecer la paz mediante la cooperación internacional de educación, ciencia y cultura. Y en Euskadi lleva desde 1991 promoviendo ese «diálogo internacional» y centrada en los últimos años en los objetivos de desarrollo sostenible 2030, con los que se pretende «mejorar la sostenibilidad, luchar contra el cambio climático e integrar la igualdad de género», detalla Aran Acha, directora de Unesco Etxea.
Organizan conferencias para «movilizar» a población, instituciones, empresas y colectivos de cara a «construir un futuro» basado en «un consumo responsable» porque, actualmente, «vamos por un camino que está lleno de problemas y que tenemos que redireccionar como sociedad». Lo intentan también desde los colegios –han formado a 5.000 alumnos en la agenda sostenible– y desde el ocio. Cada año, por ejemplo, ponen marcha un concurso de cortometrajes basados en un derecho humano para reflexionar, trabajan con profesores...
Y, ahora más que nunca, también con otras agencias y con otras delegaciones de la Unesco. «Entendemos que el día a día de lo que ocurre aquí en Euskadi está muy vinculado con lo que ocurre en todos los sitios, y con el tema de la pandemia es importante recordar a la gente que no podemos mirarnos solo nuestro ombligo, tenemos que entender que lo que ocurre hoy aquí impacta mañana en otro sitio e incluso por mirar por nuestro propio bienestar tenemos que proteger el plantea, tenemos que proteger a las personas», subraya. Así que, en un momento con «tanta negatividad, tanta incertidumbre, tanto miedo... Es importante entender que esa ONU, ese espacio de diálogo conjunto, es para intentar evitar grandes catástrofes como la que tenemos a día de hoy».
Presencia en Euskadi. Desde 1991, con 10 trabajadores y 140 socios.
Sede. Paseo Uribitarte 12, local 2. Bilbao.
Teléfono. 944 27 64 32.
Acnur. Ayuda al refugiado
La agencia de la ONU para los refugiados, Acnur, nació en 1950 «para hacer frente a la crisis humanitaria, al movimiento de desplazados, que hay en Europa tras la Segunda Guerra Mundial». Sin embargo, lamenta Ynés Pedraz, coordinadora de la comisión vasca, «70 años después, la situación, lejos de mejorar, se ha agravado», con más de 79 millones de desplazados. Como el número de personas a las que proteger «no dejaba de crecer», se crearon comités en diferentes países para ayudarles. En España se impulsó en 1993, y la delegación bilbaína abrió cinco años después. Desde aquí se persigue «sensibilizar y difundir» la realidad de los refugiados y las causas de ese «desplazamiento forzoso». También se encargan de conseguir fondos a través de administraciones públicas, empresas y sociedad civil, dinero con el que se sufraga «el trabajo que se realiza en más de 135 países».
Pedraz explica que promueven proyectos de educación sobre «ciudadanía global o transformación social» entre diferentes sectores como los universitarios, a quienes han trasladado «la vulnerabilidad de mujeres, niñas y colectivo LGTBI», que «corren más riesgos durante el viaje» que los hombres. «Los solicitantes de asilo tienen que huir porque su vida está en peligro por un conflicto armado, por persecución política, por pertenecer a una etnia, tener una condición sexual...», insiste.
A raíz de la pandemia, sí que están planteando diferentes campañas de sensibilización, porque han detectado que «hay un aumento del rechazo a las personas que vienen de fuera». «En momentos de crisis siempre pasa lo mismo, y con este tema en concreto se piensa que van a traer la enfermedad», se duele. Y advierte de que «esta crisis nos ha demostrado que todos somos vulnerables, y solo cuando todas y cada una de las personas que viven este planeta estamos inmunizadas o protegidas contra el virus todos estaremos protegidos. Ahora más que nunca no hay que dejar a nadie atrás», sentencia.
Presencia en Euskadi. Desde 1998, con 17 trabajadores, una docena de voluntarios y 29.500 colaboradores.
Sede. Hurtado de Amezaga número 27, planta 12 número 4. Bilbao.
Teléfono. 944 43 12 74.
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