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Un vizcaíno de 39 años ha sido condenado a dos años de cárcel -no entrará en prisión porque carece de antecedentes- y a cinco de inhabilitación para ejercer de monitor scout o cualquier otra actividad relacionada con menores. Además, deberá indemnizar a la joven con ... 3.000 euros. La Audiencia Provincial de Álava aprecia un «abuso sexual a menor de 16 años» sobre una adolescente bajo su cargo en una marcha montañera por el Valle de Ayala.
La sentencia, a la que ha tenido acceso EL CORREO y que puede recurrirse ante el Tribunal Superior, considera probado que se extralimitó en sus funciones durante aquella salida, desarrollada en julio de 2019 por un grupo scout. Este hombre saca 22 años a la denunciante, que ahora cuenta 17 años. En el juicio negó cualquier tocamiento o actitud obscena, pero sí admitió palabras inadecuadas que enmarcó en una «directriz» para hablar de sexo y que calificó de «malentendido».
La menor, en cambio, refirió que «me hacía constantes comentarios fuera de lugar sobre mi cuerpo». Eran expresiones como «qué cuerpazo tienes, qué piernas o estás cuadrada». También notaba sus miradas. «Eran asquerosas y me sentía súper incómoda y no me creía lo que pasaba». Varios testigos corroboraron, de manera parcial, esta versión.
Durante el juicio, la acusación presentó un puñado de presuntos episodios ilícitos. Sin embargo, la resolución judicial -a cargo de los magistrados Jesús Poncela como ponente, Francisco García Romo y Ana Zulueta- sólo distingue uno como constitutivo de delito. Se refiere a cuando este adulto le pasó «ambas manos desde la cadera hasta las rodillas». Pese a haber más personas cerca nadie admitió en sala haberlo visto.
«Sí aprecia el tribunal que sobre algunos detalles ha podido desarrollar la testigo una reelaboración que tiende a agravar los sucesos. En fase de instrucción dijo que deslizó las manos de la cadera a la rodilla. En el juicio, por el gesto parece que las manos empezaron el recorrido en las nalgas y acabaron un poco en la parte interior de los muslos. Al recordar estos hechos tuvo que detenerse por la congoja. No hay fingimiento, pero no podemos considerar acreditados los detalles añadidos tres años después», resume la conclusión judicial que habla de «ánimo libidinoso».
Los jueces tildan además de «coherente» el discurso de la adolescente, que se arrancó los 'brackets' para irse antes de tiempo del campamento. Su abusador fue invitado a abandonar la marcha por los responsables.
También se juzgaron unos posibles tocamientos cuando el encausado ajustó la mochila a la menor. Según la víctima, le rozó «un pecho» y «no fue casual». El fallo indica que «es plausible que un incidente de estas características fuera malinterpretado por la muchacha, al contrario de lo que cabe predicar del otro tocamiento, pues es imposible que haya un malentendido respecto del hecho de deslizar las piernas desde la cadera hasta las rodillas».
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