Mientras la gran mayoría de vizcaínos duermen en sus casas, Mercabilbao recibe la Navidad con una actividad frenética. Es algo así como una pequeña ciudad que no descansa y quecuando el sol todavía no ha salido: camiones que entran y salen, mayoristas que mueven cajas ... con salero, pabellones con grandes focos iluminando el género, regateo de precios, trabajadores levantando pescados de más de diez kilos para enseñarlos a cámara, algunos picando percebes frescos a modo desayuno…
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Más de 100 empresas operan diariamente en sus instalaciones y cada año más de 564.647 vehículos transitan por sus 13 hectáreas de actividad. El principal centro de distribución de alimentos perecederos del norte de España levanta la persiana a las 5.30 horas de la mañana, momento en el que los comerciantes abren las puertas a sus clientes, aquellos que se encargarán de vender el género en las tiendas de barrio para engalanar las mesas de los vizcaínos con manjares típicos.
En Mercabilbao no hay pereza que valga. Los mayoristas trabajan a destajo mientras rapes, besugos, almejas, nécoras, mejillones de roca y percebes lucen sobre enormes cajas con hielo a la espera de ser comprados. «¡Todo vendido!». «¿Cómo va la angulita, Joseba?». «¿A quién no le gustan las almejas a la marinera?». «Mirad qué salmonetes, ¡esto es la leche!». Son conversaciones habituales en torno al género y su calidad.
Este mes se espera dar salida a 20.900 toneladas de pescados, mariscos, frutas y hortalizas. Kontxi Claver, concejala de Desarrollo Económico, Comercio, Turismo y Empleo, ha destacado que «estamos liderando el camino hacia un mercado más responsable, ofreciendo productos de la tierra y del mar que cumplen con los más altos estándares».
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Al pie de uno de los puestos se encuentra Gaizka Fernández, dueño de 'Pescados y Mariscos Gaizka'. No le cuesta madrugar. En su caso, el gran reto es mantener la energía a lo largo del día para poder gestionar los 400 pedidos que tiene pendientes. «Los precios están caros, como todos los años. Como punto de partida tenemos la angula, que está a 1.000 euros el kilo. Solo la dejan pescar dos días a la semana y va a ser el producto más caro y exclusivo en Mercabilbao. El rey va a ser otro de los pescados con el precio más alto, unos 60 euros», explica.
Mientras habla sobre la climatología y las previsiones para esta época del año, se adentra en la zona donde cortan y limpian todo el pescado para después distribuirlo en cajas. Hace un inciso para besar un salmonete y degustar un quisquillón vivo. «Se pueden comer así tal cual. Están mejor que un café». Su precio en Mercabilbao ronda los 90 euros el kilo, convirtiéndose en el marisco más caro. Por otra parte, las nécoras están por 28 euros el kilo, la lubina por 26,50, el besugo por 47 y el cangrejo azul a 10 euros, por ejemplo. A todas esas cifras hay que añadirle un IVA del 10%.
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En plena campaña navideña, todavía hay compradores que apuran las compras. «He venido a mirar y a tantear cómo está el tema, porque mi idea es comprar pescado la próxima semana. Los precios están un poco caros, pero también es lógico, porque si todos venimos a comprar para el mismo día, evidentemente van a subir», comentaba un señor que paseaba por los puestos.
Mercabilbao ha comercializado más de 238.543 toneladas hasta noviembre de este año, y el movimiento que se vive a lo largo de estos días es más intenso que de costumbre. En este sentido, Alma Crespo Izaguirre, presidenta de la Asociación de Mayoristas de Pescados, señala que «diciembre representa un pico en la actividad comercial». «Nuestra misión es clara: garantizar que los alimentos lleguen en las mejores condiciones a los comercios de proximidad y, finalmente, a los hogares», recalca.
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En el pabellón de las frutas y hortalizas, las uvas, las pasas, los higos secos y las nueces también triunfan como productos típicos de la Navidad. Carlos Olmos, mayorista en uno de los puestos, explica que los precios de las uvas van desde los 2,25 hasta los 5 euros, en función de su tamaño y de si tienen pepita o no. Al contrario de lo que ocurre con la gran mayoría de productos, los caracoles, por ejemplo, son más baratos ahora, porque hay más cantidad. Durante el año se sitúan en torno a los diez euros y ahora se venden por 6,50, según informa uno de los trabajadores del pabellón.
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