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La vida de Titica no ha sido fácil. Nació hace 37 años con el nombre de Teca Miguel García en Luanda (Ángola), un país en el que hasta no hace mucho la homosexualidad era castigada penalmente. Titica siempre se sintió una mujer a pesar de lo que ponía en su documento de identidad y siempre quiso ser artista. Se trata de una mezcla explosiva en muchos países -todavía más en algunos sectores africanos- contra la que ha tenido que luchar toda su vida. «Me tiraban piedras por la calle», confiesa en una conversación con EL CORREO. «Ahora me llaman 'la reina del kuduro' y el sábado estaré actuando en Bilbao», subraya.
Titica todavía hoy sigue luchando. Pero lo hace desde otra posición. Vive entre Angola y Portugal y es considerada una de las principales exponentes del kuduro, una música urbana -una especie de mezcla entre la música tradicional de su país y la electrónica occidental- que se escucha sobre todo en los países que han sido colonias portuguesas. También es considerada un referente para la «comunidad LGTBIQ+». Titica tiene más de un millón de seguidores en las redes sociales. Ha actuado en Portugal, Sudáfrica, Alemania, Estados Unidos, Francia y Brasil. En este último país fue la «primera artista africana» en tocar en el festival Rock in Río y fue invitada de honor en los carnavales de Río.
El sábado actuará en Bilbo Rock en la cuarta edición del Bilbao Damba Festival, que se celebrará bajo el lema 'cultura, diversidad y empoderamiento'. Además de la 'reina del kuduro', otro de los platos fuertes del festival será la actuación de Awa Fall, una artista reggae de ascendencia senegalesa. También actuarán media docena de artistas locales que buscarán poner el foco en los referentes de otros «contextos sociales». El evento ha sido organizado por Brígida, una activista bilbaína, y Betto Snay, un rapero y diseñador bilbaíno de origen angoleño, que lleva años inmerso en numerosas iniciativas solidarias para, entre otras cosas, tratar de mejorar la situación de las personas que viven en la calle.
Titica goza hoy de reconocimiento. Más fuera de Angola que en su propio país. Una de las cosas que más le llena es que muchos de sus seguidores -sobre todo los más jóvenes- no se fijan en su sexualidad. Para ellos lo importante es su «talento» y sus composiciones llenas de «fuerza» y «energía».
Pero Titica no olvida los días en los que encontró en la música un «desahogo», una forma de expresar sus sentimientos. Tampoco borra de su mente cuando no la contrataban para dar conciertos por ser una artista trans ni los desprecios e insultos que ha tenido que soportar. Aunque todavía hoy sigue sufriendo episodios de «discriminación», su suerte empezó a cambiar en 2011 cuando actuó ante la primera dama de su país. A partir de ahí empezó a sentir más reconocimiento, aunque eso no le ha servido para poder permitirse el lujo de dejar de luchar para reinvidicar los derechos de las personas trans.
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