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LUIS GÓMEZ/Diana Martínez
Sábado, 23 de febrero 2019
Resultó simbólico. Fue un visto y no visto, pero el llamativo e inesperado minuto de silencio que guardaron padres y alumnos de la red de la enseñanza concertada al término de la manifestación de ayer calibró el «enfado, indignación y preocupación» de las AMPAs por el conflicto laboral «pergeñado con muy malas artes» por los sindicatos y la falta de respuestas ofrecidas, hasta la fecha, tanto por la patronal como por el Gobierno vasco. «Son todos unos irresponsables y estamos hastiados de su inmovilismo e incapacidad para llegar a una solución»
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Cerca de 5.000 personas, según la Policía Municipal de Bilbao, participaron en la concentración que recorrió la Gran Vía y culminó en la Plaza del Arriaga, donde los afectados volvieron a exteriorizar su «hartazgo» por los diez días de más que las centrales sumaron recientemente a una huelga que ha provocado una fractura de «incalculables consecuencias» entre el alumnado. El conflicto ha obligado, además, a miles de familias a hacer encaje de bolillos para encontrar gente que se encargue del cuidado de sus hijos.
Durante la hora y cuarto invertida en recorrer la distancia que separa el Sagrado Corazón de El Arenal los manifestantes confiaron, a título individual, que las partes implicadas entren en razón. «Pero que lo hagan ya, porque esto no puede seguir así», argumentaron. A las siete y cuarto de la tarde, tras los sesenta segundos en que la Plaza del Arriaga quedó totalmente muda, una pequeña dio un tirón de orejas a los sindicatos tras la lectura de un breve pero contundente comunicado: «Nos gustaría que reflexionasen sobre todas las horas de clase desaprovechadas, sobre los conocimientos perdidos, sobre nuestros padres y madres, que no han podido ir a trabajar porque tenían que atendernos, y sobre nuestras amamas y aitites que deben hacer de canguros», subrayó con voz tenue pero clara.
La menor también reparó en los compañeros más afectados –«los alumnos de segundo de Bachillerato se enfrentarán a la Selectividad sin recibir la formación necesaria, jugándose su futuro»– para rogar a las centrales que «renuncien a algunas de sus reivindicaciones».
Si el tono de los menores invitó a la concordia, los padres de alumnos elevaron el tono de sus protestas. Recordaron que la de ayer es la segunda manifestación que organizan en poco más de un mes y denunciaron que la pérdida de 24 días lectivos es «inadmisible» en «ningún país que se preocupe por su futuro». Advirtieron que no van a quedarse de brazos cruzados: «Haremos todo lo que sea necesario para desatascar esta situación», sin concretar ninguna medida. Mostraron su inquietud al reparar en el «incumplimiento» de los servicios mínimos y se preguntaron si habrá que esperar «a que ocurra una desgracia en nuestros centros para que los responsables impongan unas condiciones que, sin menoscabo del derecho a la huelga, garanticen la seguridad» de sus hijos, especialmente en las etapas de Infantil y Primaria.
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Portavoces de las AMPAs reclamaron al Ejecutivo autónomo que deje de «eludir» sus responsabilidades y «pasar» el conflicto de «una consejería a otra. Esto no es un partido de baloncesto», lamentaron, tras instar a la patronal y sindicatos que «retomen la mesa de negociación». Con un 'YA' en mayúsculas, como el que lucían las numerosas pancartas con las que llegaron, ya de noche, a los aledaños del Arriaga.
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