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Hay una sala de reuniones en la Escuela de Ingeniería de Bilbao que impresiona. En sus paredes cuelgan los retratos de los quince directores que ha tenido la prestigiosa institución desde su nacimiento en 1897. «Tenemos un año más que el Athletic», bromea su actual ... dirigente, Charles Pinto (París, 1969). Tres años después de acceder al cargo, asegura notar sobre sus hombros el «peso» de ese legado. La escuela siempre ha enfrentado los cambios y ahora debe adaptarse a la Inteligencia Artificial (IA), una tecnología llamada a cambiar nuestras vidas.
- Imagino que emplean la Inteligencia Artificial en el día a día.
- Desde luego. Nació primero en los laboratorios y ya se está aplicando en las distintas asignaturas.
- ¿Podría ponerme un ejemplo?
- La utilizamos en los procesos de fabricación: torneado, fresado, rectificado... las herramientas se van estropeando e incluso se rompen. Gracias a esta tecnología, podemos prever su comportamiento antes de que fallen. Otro sector donde se aplica es el biomédico. Lo que hacen falta son muchos ensayos. La IA necesita de mucha información para detectar casos gracias a su base de datos.
- ¿Y qué me dice de Chat GPT?
- Bueno, es una herramienta. Tendrá que servir de apoyo. Si tenemos que picar código informático, lo puede hacer la máquina y luego nosotros supervisarlo. La clave es el conocimiento y plantearle problemas complejos.
- ¿Pero han detectado su uso por parte de los alumnos para hacer trabajos?
- En las tesis doctorales, no. Pero en los trabajos de fin de grado y de máster sí se ha empezado a utilizar. Hay profesores que se adelantan y explican a los alumnos las potencialidades de la herramienta. Pero ojo, también hay un control. Y un código ético. Es decir, cuando los estudiantes entregan un trabajo se comprometen a decir si han utilizado IA u otras herramientas. Y tienen que ser honestos. Hay herramientas para detectar su uso y los plagios, o sea que les puedes sacar los colores.
- No le veo muy preocupado.
- No. Lo que me preocupa es que perdamos el control y nos veamos dominados por la tecnología. Y para eso lo que hay que hacer es formarse.
- ¿Los profesores han incorporado la IA para preparar clases o exámenes?
- Me consta que algunos sí. Y dicen que el Chat GPT no lo hace tan mal. Pero siempre debe haber una revisión por detrás, porque no es darle a un botón y sale el enunciado del examen.
- Según el último Sociómetro, más de la mitad de los vascos ven con temor la robotización. ¿Tienen motivos para estar preocupados?
- La tecnología siempre asusta. El ejemplo más claro es el de la robótica. Pero si uno va a una gran empresa como Mercedes ve cientos de robots trabajando en la cadena de montaje. Y está bien que sea así. Pero siempre hay gente para mantenimiento, para el diseño... Habrá que formar a gente en el desarrollo y uso de la IA.
«La tecnología asusta, pero tenemos una industria potente y capacidad para formar talento»
«Están perdiendo la capacidad de expresarse por escrito y no leen más de 400 caracteres»
«Algunos profesores también usan Chat GPT, pero siempre debe haber una revisión por detrás»
- Revoluciones pasadas fueron traumáticas.
- El cambio rápido puede perjudicar a unos cuantos. Y esto va muy rápido. Pero en Euskadi nos caracterizamos no sólo por tener un tejido industrial potente, sino también por formar a la gente. Si tenemos capacidad de formar a las nuevas generaciones, y esto es la clave del futuro, no serán simples usuarios sino desarrolladoras de estas herramientas.
- ¿Qué tasa de empleabilidad tienen sus carreras?
- Estamos en uno de los mejores momentos de la ingeniería de los tiempos modernos. Encuentran trabajo antes de acabar sus estudios. Pero no damos abasto, no respondemos a toda la demanda. Así que se colocan todos en lo que han estudiado.
- ¿Qué perfiles demandan las empresas?
- Informática, eléctrica, telecomunicación... también civil por el 'boom' que hemos detectado a nivel de construcción. Y otras más tradicionales como mecánica se han adaptado a las nuevas tecnologías y también están muy demandadas. Realmente el perfil de nuestra escuela hace que podamos colocar a todo el mundo.
- La mayoría de áreas que menciona tienen su versión en la formación Profesional (FP), que vive una edad de oro. ¿La ven como una amenaza?
- La FP tiene también una cabida en la escuela, porque ofertamos una serie de plazas para esos alumnos. Evidentemente, cuanta más competencia haya, más riesgo, pero también más oportunidades. La clave es que los jóvenes sepan qué salidas tienen las distintas opciones y luego decidan. Euskadi necesita de todos los perfiles tecnológicos.
- Dice que la escuela no da abasto, las empresas se quejan de que no encuentran suficiente talento... pero el peso de la industria en el PIB vasco y en el número de contrataciones ha bajado. ¿No es una contradicción?
- Bueno, la natalidad influye mucho en ese diagnóstico. En los próximos dos años prevemos tener 4.000 alumnos menos y pasar de 14.000 a 10.000. Por otro lado, los números del peso de la industria son más o menos constantes. Yo creo que lo que cambian son los perfiles que demandan las empresas. Por eso en la escuela lo que formamos son ingenieros que se adapten a cualquier situación.
- ¿Le preocupan los datos de Euskadi en el informe PISA?
- Los rankings no suelen gustar cuando uno está muy abajo, y siempre se busca una excusa. Pero ahí están. Si en el informe PISA no estamos muy bien ubicados, pues igual hay que trabajar lo que mide, sabiendo que no podemos dejar de lado el resto.
- Lo que mide son Ciencias, Matemáticas y Lectura.
- Pues igual tenemos que quitar las tablets. La escritura, la caligrafía, lo bonito de expresarse, cometer faltas, releer tus palabras... todo eso los jóvenes de ahora no lo trabajan tanto. La memoria visual es una herramienta muy potente, pero hay generaciones que han perdido esta capacidad y esto es culpa nuestra.
- ¿Abusamos de las pantallas?
- Sin duda. Todo eso lo hemos descuidado y hay que dedicar un esfuerzo para controlar la situación. ¿Por qué? Porque los jóvenes ya no van a leer más de 400 caracteres, y mucho me parece. Muchos no van a ver una película de hora y media, sino muchos episodios de 30 minutos. Mucha información y muy corta. La mente también necesita pausa, estar tranquilamente en verano leyendo un libro subrayando, marcando unas ideas. Esto creo que las nuevas generaciones no lo trabajan porque no les han enseñado.
- Hay una plataforma de profesores sustitutos que denuncian una situación de precariedad porque sólo pueden sustituir la parte de docencia y no la de investigación. ¿Esta problemática se da en la escuela?
- La nueva ley dice que el profesorado sustituto tiene que tener dedicación exclusiva a la docencia. Y eso hay que cumplirlo porque lo dice la ley. Pero creo que habría que dar un paso más y dar la posibilidad al personal en formación e investigación, que comúnmente se llaman los becarios doctorandos, que puedan, si lo desean, compaginar su labor en investigación con esa de docencia. Por tanto, estarían cobrando su remuneración como investigador y un complemento docente por esa dedicación parcial. Creo que ese es el formato.
- ¿Los alumnos se quedan en Euskadi o se van?
- Les gusta irse una temporadita, pero luego suelen volver porque ven que en Euskadi se está bien. En todos los sentidos: familia, amigos, paisaje, entorno, cultura... y el proyecto profesional. Porque los proyectos que ofrecen las empresas son muy atractivos. Estamos hablando del sector de la máquina herramienta, que es referente a nivel internacional, la automoción, la aeronáutica, tenemos el coche eléctrico, la bahía del hidrógeno... ya no somos subcontratas de grandes empresas, sino que hay empresas locales participando en diseños como el del Rover, que está en Marte.
- ¿Diría que, en un mundo cada vez más globalizado, Euskadi tiene capacidad para competir por el talento?
- Un chaval, una chavala, no se va a Estados Unidos o Alemania porque aquí no encuentre nada, sino que va a vivir una experiencia y luego la mayor parte regresa. Así que creo que la retención del talento local es viable y no me preocupa. Lo que tienen que pensar los dirigentes es cómo captar gente no local para cubrir los puestos que no cubrimos.
- ¿Cómo se hace eso?
- Hay que ser atractivo, hacer campañas en el extranjero para atraer talento o futuro talento. Es decir, podemos traer profesionales o familias enteras y presentarles un proyecto de vida porque necesitamos masa crítica. La natalidad hay que compensarla con la inmigración. Es así de claro. Y no me vale con atraer a un norteamericano, un mexicano, un alemán o un francés que venga a teletrabajar. Hay que formarlo aquí, porque los problemas locales se transmiten y se perciben viviendo la situación.
- ¿Sigue existiendo la brecha de género en ingeniería?
- Este año hemos arrancado el nuevo grado de Ingeniería Biomédica y 20 de los 24 estudiantes son mujeres. Pero en el total de los estudios de grado, tenemos un 23% de mujeres. En máster son el 28%. Por tanto, sí, siguen predominando los hombres.
- ¿Y qué habría que hacer para darle la vuelta a la situación?
- Pues que en casa y los colegios no se empiece a ordenar y orientar a la gente hacia unos estudios u otros en función de su género. Hay que formar a las familias. Ese mensaje de 'hija, no estudies ingeniería que es muy difícil' tiene que pasar a la historia.
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