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Su avance en el mercado del automóvil parece imparable, pero lento. «El coche eléctrico ha venido para quedarse» y «es el futuro sin duda alguna» son dos afirmaciones en las que han coincidido literalmente los tres expertos consultados por este periódico. Pero, ¿qué es lo ... que falla para que sus ventas no acaben de arrancar? Los llamados vehículos enchufables -se alimentan en estaciones de carga conocidas como ‘electrolineras’- no han conectado del todo con los usuarios.
A la hora de explicar los motivos, son varios los que salen a colación. Entre otros, el alto coste de los vehículos -el ‘Renault Zoe’, el modelo eléctrico más vendido este año en España, ronda los 30.000 euros-, la falta de ayudas institucionales para su adquisición, el desconocimiento sobre esta tecnología y sus supuestas limitaciones. Sobre el peso de cada uno de estos factores surgen las discrepancias de los expertos.
Actualmente se comercializa una veintena de modelos con este tipo de propulsión, cuando en 2010 apenas eran tres. Así que ya hay donde elegir, según las necesidades de quien se vaya a poner al volante. El caso es que por las carreteras vascas apenas circulan medio millar de vehículos eléctricos, y buena parte de ellos forman parte de las flotas de empresas o instituciones, que son las que están tirando del ‘carro enchufable’.
«En Euskadi hay unos 550 vehículos eléctricos de los que el 40% están en Bizkaia», explica Mónica Díaz, responsable del área de Transporte del Ente Vasco de la Energía (EVE). «Podemos decir que entre 200 y 250 circulan por las calles vizcaínas», aunque, como ella misma aclara, los números no son del todo exactos, pues no tienen en cuenta aquellos vehículos que pueden circular por el territorio tras haber sido matriculados en otras provincias.
¿Son muchos o son pocos? «Las ventas avanzan cada año, eso es incuestionable, pero la situación del vehículo eléctrico en Euskadi es mejorable», añade Díaz. Sobre todo si se toma como referencia el ejemplo de países muy avanzados en la electrificación.
La mayor parte de los que hay en Bizkaia -el 70%- pertenecen a flotas de empresas e instituciones. El Ayuntamiento de Bilbao, por ejemplo, ha hecho una fuerte apuesta por la electrificación de sus vehículos, mientras que los hospitales de Cruces y Basurto usan automóviles eléctricos para sus servicios de atención domiciliaria, y empresas como Eroski se sirven de ellos para labores de reparto. Pero son ejemplos que los particulares no parecen animados a seguir. ¿Por qué?
«Fundamentalmente es el desconocimiento», afirma Díaz. «Todavía subsisten muchos prejuicios». Es difícil desmontar el mito de que el coche eléctrico es una especie de juguete caro que se queda sin batería en el trayecto del centro de Bilbao a Begoña. «La gente sigue pensando en la autonomía de estos coches en términos de hace años. Ahora los hay que pueden hacer 300 kilómetros sin recargar», remarca.
Kepa Diego, de Leioa Berri Auto y miembro de la Asociación de Concesionarios de Bizkaia, responsabiliza a las administraciones de la falta de ánimo de los automovilistas a la hora de inclinarse por el eléctrico. «Han hecho poca pedagogía, pero sobre todo no hay ayudas», subraya. «Y claro, el EVE (dependiente del Gobierno vasco) no puede lanzar sus propias subvenciones antes de que lo haga el Ministerio de Energía», advierte.
A su juicio, en Euskadi también se nota la falta de incentivos «como sí hay en otras grandes ciudades». En Madrid, la OTA es gratis para los eléctricos, que pueden circular por la ciudad sin las limitaciones de los coches de combustión relacionadas con la contaminación. «En Barcelona, las autopistas son gratis para los eléctricos. Un señor puede ir de Martorell a Barcelona a trabajar y volver de gorra, ahorrándose un dinero. Esas son las medidas que de verdad animan al comprador», insiste.
En opinión de Luis Murguía, asesor de Movilidad y Seguridad Vial del Real Automóvil Club Vasco Navarro, el conductor entiende el eléctrico como un vehículo «caro y con poca autonomía». Es la pescadilla que se muerde la cola: «Para el automovilista, el planteamiento es ‘no puedo tener coche eléctrico porque apenas hay donde enchufarlo’. Y por otro lado, hay pocos puntos de recarga porque hay pocos coches». A su juicio, «el futuro inmediato pasa por el híbrido enchufable».
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