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La historia de la Formación Profesional (FP) vasca es la historia de un éxito. En el curso 2001/2002 tenía 29.519 alumnos; en 2023/2024, 49.167. Para el año que viene se van a ofertar 6.000 plazas más porque la previsión es ... que se superen los 53.000 estudiantes; es decir, un 80% más que a comienzos de siglo. Hay más. Desde que se implantó la formación dual en 2013, el número de empresas que participan de manera activa en la FP ha pasado de 95 a 8.353. De nuevo, la previsión es que en septiembre se reviente el récord con la implicación de más de 20.000 compañías por el impulso a la formación dual. Si a esto se une que nueve de cada diez alumnos tiene trabajo seis meses después de acabar el grado superior -con salarios medios de unos 23.000 euros brutos, los más altos de España, según un estudio de Caixabank-, el éxito del sistema es evidente. No es infrecuente ver incluso universitarios que se matriculan en la FP y ambos mundos son vasos cada vez más comunicantes.
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Iñigo Fernández de Lucio
¿Cómo ha logrado la FP vasca erigirse en referente? En primer lugar, por pura necesidad. El mercado laboral demanda mano de obra cualificada. Y, en concreto, el peso del sector industrial en el PIB vasco siempre ha sido muy elevado. Pero, más allá de eso, lo cierto es que nuestra FP es producto de un trabajo en equipo y las instituciones, los centros educativos y las empresas reman todos a una. «Es una estrategia de país al margen de vaivenes políticos», apunta Julen Elgeta, presidente de Hetel, asociación que reúne a 33 centros concertados. Se ha ido «construyendo sobre lo construido», añade Jorge Arévalo, viceconsejero de FP del Gobierno vasco. Es un proceso paso a paso, a diferencia de lo que ha sucedido, por ejemplo, con las sucesivas leyes estatales de educación.
Profesiones | Plazas | Total | Matriculados(%) | Empleabilidad(%) |
---|---|---|---|---|
Fabricación mecánica | 3.925 | 3.127 | 79,67 | 91,89 |
Electricidad y electrónica | 3.475 | 2.530 | 72,81 | 89,82 |
Informática y comunicaciones | 2.870 | 2.336 | 81,39 | 90,86 |
Sanitaria | 2.712 | 2.604 | 96,02 | 86,57 |
Instalación y mantenimiento | 2.456 | 1.908 | 77,69 | 95,01 |
Administración y gestión | 2.355 | 2.062 | 87,56 | 83,98 |
Servicios socioculturales y a la comunidad | 2.219 | 1.956 | 88,15 | 82,35 |
Hostelería y turismo | 1.753 | 1.303 | 74,33 | 84,52 |
Transporte y mantenimiento de vehículos | 1.611 | 1.345 | 83,49 | 89,82 |
Comercio y marketing | 1.258 | 1.090 | 86,65 | 82,60 |
Imagen personal | 1.213 | 970 | 79,97 | 90,30 |
Actividades físicas y deportivas | 740 | 708 | 95,68 | 92,42 |
Edificación y obra civil | 500 | 319 | 63,80 | 86,03 |
Química | 494 | 433 | 87,65 | 88,79 |
Agraria | 475 | 373 | 78,53 | 90,86 |
Imagen y sonido | 470 | 362 | 77,02 | 77,43 |
Madera, mueble y corcho | 416 | 337 | 81,01 | 85,92 |
Artes gráficas | 380 | 345 | 90,79 | 79,11 |
Marítimo-pesquera | 350 | 277 | 79,14 | 86,73 |
Energía y agua | 283 | 170 | 60,07 | 98,08 |
Industrias alimentarias | 218 | 130 | 59,63 | 74,45 |
Textil, confección y piel | 186 | 156 | 83,87 | 81,16 |
Seguridad y medio ambiente | 125 | 75 | 60,00 | 90,15 |
Total general | 30.484 | 24.916 | 81,73 | 89,60 |
La FP bebe de los antiguos gremios -carpinteros, ensambladores, canteros, espaderos, tejedores, curtidores...- presentes en el País Vasco desde tiempos medievales. Herederos de ese legado, en 1879 se constituyeron los centros de artes y oficios en San Sebastián y Bilbao. La primera normativa que reguló un prototipo de FP data de 1924 y en 1955 llegó la primera Ley de la FP industrial, que estableció las escuelas de maestros y oficiales. Luego llegaron, con sus claroscuros, sucesivas normativas en 1970 y 1990. En 1997, Euskadi toma las riendas y diseña el primer Plan Vasco de FP. Es realmente el origen de lo que hoy conocemos como FP vasca. El contexto era muy diferente al actual, con un desempleo galopante que superaba el 25% en plena desindustrialización.
65%
de los puestos de trabajo relacionados con el ámbito industrial que se ofertan en Euskadi requieren tener un título de FP, según Confebask.
Desde entonces se han aprobado cinco planes más y cada uno ha añadido un nuevo ingrediente al anterior: innovación, energías renovables, emprendimiento, internacionalización, robotización y automatización... Por el camino se creó una viceconsejería exclusiva para FP en 2001; en 2005 se construyó Tknika, un centro futurista ubicado en Renteria que actúa como laboratorio de ideas y pone en contacto a los distintos centros de FP para que colaboren entre sí; y se aprobó una Ley vasca de FP en 2018.
Pero quizás uno de los grandes hitos que mejor explican el éxito actual se encuentre en el curso 2012/2013. Fue entonces cuando se lanzó la formación dual. Son mucho más que unas prácticas. Los alumnos pasan la mitad de la jornada en clase y la otra mitad en sus puestos de trabajo. Durante algunos meses incluso están en las empresas a tiempo completo. Y así durante más de un año en el que aprenden la dinámica de las compañías, se empapan de su cultura corporativa... Actualmente, el 30% del alumnado vasco de FP estudia en ese régimen dual.
Pello Bistegui, gerente de VCG, que se dedica al mecanizado de piezas y al decolaje, explica que la formación dual es su «forma de contratación más habitual». «Tenemos a los chavales con nosotros, les conocemos y les formamos. Todos salimos beneficiados y, además, retenemos el talento, que es algo que nos viene bien como sociedad», indica.
Es algo que corroboran Juan Antonio Arrieta, Xabier Rastrero y Laura Gutiérrez, director, director de innovación, y miembro del equipo directivo del CF Otxarkoaga, respectivamente. El centro lleva 60 años formando talento y sus responsables conocen la evolución de la FP en este tiempo. «Antes los alumnos se veían como aprendices de un oficio, pero ahora se ha implantado una metodología de alto rendimiento», explican. Se trata de que los alumnos trabajen en grupo y por objetivos. También se ha fomentado la «vocación emprendedora». Entre 2020 y 2024 se crearon 709 proyectos empresariales, de los que 277 se han constituido en empresas reales.
La relación fluida de los centros educativos con las empresas -Educación tiene contacto con más de 27.000- es otra de las claves. Y hay herramientas realmente sorprendentes. Por ejemplo, los programas de especialización. Es cuando una compañía detecta una necesidad urgente y contacta con un centro. En menos de tres meses se diseña un plan de formación para capacitar a un alumno o incluso a un trabajador en ese aspecto tan concreto. Empresas de renombre como Michelin o el hospital de Cruces utilizan esta figura.
La simbiosis con el mundo empresarial va más allá. En 2022, la patronal vasca, Confebask, elaboró un informe en el que alertaba de la falta de perfiles profesionales en una serie de ramas. Las más acuciantes son Fabricación Mecánica, Administración y Gestión, Electricidad y Electrónica, Instalación y Mantenimiento, Informática y Comunicaciones, Química y Comercio y Marketing.
Los responsables de la FP se tiran de los pelos porque, según datos de Educación, ninguna de estas ramas ha llenado este curso todas las plazas que ofertaba. Y eso que cuentan con tasas de inserción laboral de entre el 80% y el 95%. «Son oficios que, como sociedad, no nos podemos permitir el lujo de que desaparezcan», abunda Juan Antonio Arrieta, del centro CF Otxarkoaga. «No hay relevo generacional y son oficios necesarios». Éste es, probablemente, el mayor reto que afronta la FP, junto con lograr atraer a más mujeres a los grados STEM (los tecnológicos), que cuentan con las mayores tasas de inserción laboral y los sueldos más altos.
Es un trabajo conjunto de los servicios de orientación, que deben hilar cada vez más fino, y de las empresas. «No se trata de que vengan a los centros a buscar alumnos sólo cuando tengan una necesidad», asegura Elgeta. «Hace falta una estrategia, que se acerquen a los centros para conocer cómo trabajan, que participen en los programas duales...».
Es lo que hacen, por ejemplo, en la empresa Telur. Sus responsables, Ane Sainz-Trapaga y Rafa Rodrigo, explican que les «cuesta» encontrar talento «porque no está en cualquier esquina, pero la FP nos ayuda mucho en ese sentido». «Nos envía alumnos formados en lo que necesitamos», aseguran.
Ainhoa Ibarra llegó al CF Otxarkoaga con 17 años y sin acabar la ESO. Al principio estaba «desmotivada» pero gracias al impulso de los profesores se reenganchó a los estudios. Se sacó el grado básico de Peluquería y Estética y luego el grado medio en Ayuda a Personas en Situación de Dependencia, una titulación que utilizó «como trampolín» para acceder al grado superior en Integración Social, «que es lo que quería hacer». Cree que una de las mejores cosas de la FP es que «te orientan para acceder a una empresa». Ahora no quiere parar. Planea estudiar el máster para ser profesora y también le gustaría trabajar en centros de menores.A sus 22 años está haciendo las prácticas en el mismo centro en el que estudió. Trabaja con alumnos con diversidad funcional de la Sección de Aprendizaje de Tareas y también con los de grado básico que necesitan apoyo. Asegura que ese nivel formativo hace «mucho trabajo de integración social». «A mí también me ayudaron; cuando llegué estaba perdida y no sabía qué hacer con mi vida. Han sido ellos los que me han motivado a estudiar. Aquí no eres una simple nota, eres persona. Al final, eso hace que te guste estar aquí».
Alexander García empezó su andadura en la FP con un grado básico en Informática. Sin embargo, después de acabarlo y también obtener el título de ESO, trabajó durante ocho años en una carnicería. No tenía nada que ver, pero lo que quería era ponerse a trabajar. Pasó el tiempo y vio cómo sus amigos encontraban empleos en los que «trabajaban menos horas y cobraban más» que él. Fue entonces cuando decidió matricularse en el grado medio de Soldadura y Calderería. Al principio no se veía capaz de sacarlo, pero un profesor le aseguró que «con dedicación e interés», le iría bien. Dicho y hecho.Se implicó a fondo e incluso le cogió gusto a las asignaturas teóricas, y eso que nunca le había gustado estudiar. Fue de los mejores de su clase e hizo el itinerario dual con la empresa Ormazabal, donde lleva trabajando casi un año mientras acaba sus estudios. A sus 29 años encara el futuro con optimismo. «Mi idea es no quedarme en el grado medio y seguir especializándome», dice. Su objetivo es sacarse el título de submarinista profesional y hacer una capacitación para ser soldador submarino. «Hay poca oferta y mucha demanda», asegura.
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