Alonsotegi amenaza a la Diputación con multas por poner un cercado de 7 kilómetros en el Ganekogorta

Al parecer, las obras consisten en levantar un cercado de unos 7 kilómetros de perímetro, lo que serviría para delimitar un terreno de unas 90 hectáreas orientadas a la repoblación con hayas. Para ello hay que abrir un nuevo acceso. El problema, según el documento firmado por el alcalde de la localidad encartada, es que la institución foral ha comenzado las labores sin presentar el proyecto y sin obtener ningún tipo de autorización a nivel municipal. Por este motivo, el Consistorio califica esta iniciativa de «clandestina» e «ilegal» y exige la detención inmediata de las máquinas.

La Diputación, por su parte, ha emitido un comunicado a primera hora de la tarde de este viernes asegurando que no requiere de ningún permiso municipal porque ambas instituciones firmaron un convenio sobre este asunto. Además, la entidad foral defiende que el vallado será temporal hasta que los árboles que se pretenden plantar crezcan lo suficiente.

Por último, explica por qué ha llevado maquinaria pesada al lugar. «Este sendero en algunos tramos se encuentra ya degradado, ya que existen zonas con varios caminos paralelos con zonas de suelo descarnado y sin vegetación y arrastres de suelo y erosión en las partes descarnadas, que comprenden en algunos puntos más de 30 metros», argumenta la Diputación. «En ese tramo, para posibilitar el acceso a la zona de actuación y para el posterior mantenimiento de la misma, se está preparando un camino de 3 metros de anchura que dará acceso parcial a la zona (en otros puntos los materiales se meterán a mano)», añaden. Además, apunta que, una vez concluida la obra, se «revegetará» el camino y «se marcará una zona de paso en ese tramo donde se concentren los senderistas en una anchura más adecuada que la actual y que no haya senderos paralelos y una mayor superficie degradada».

Con todo, la cicatriz que se está abriendo en las faldas del Ganekogorta ha soliviantado a los ganaderos locales y también a grupos de mendizales y usuarios del monte. «Es un destrozo», asegura Javier Rodríguez, presidente de la Asociación de Ganaderos de Alonsotegi. Para esto profesionales, el cercado supone eliminar una zona de pastos que está reconocida en el planeamiento municipal y actuar en una zona que se ha ido regenerando de manera natural con los años. A su juicio, la valla supondrá un obstáculo físico y no aportará «más que problemas» al entorno, además del daño causado por la apertura de pistas y la introducción de maquinaria pesada en una zona muy sensible.

«No entendemos lo que se está haciendo y tampoco cómo se está haciendo. Nadie ha contado con nosotros ni con el Ayuntamiento. Si de verdad queremos mejorar el monte, habría que sentarse todos a dialogar», ha pedido Rodríguez. La orden del alcalde no fue ayer acatada por la empresa subcontratada que ejecuta las labores a instancias de la institución foral, según apuntan fuentes municipales. De hecho se vivió alguna escena de tensión. El Consistorio está dispuesto a imponer multas de hasta 600 euros diarias si no se paran los trabajos. Se da la circunstancia de que ambas instituciones están gobernadas por el PNV, con apoyo del PSE. Por su parte, EH Bildu va a pedir en Juntas Generales la comparecencia urgente de la Diputada Foral de Sostenibilidad y Medio Natural, Amaia Antxustegi, para que dé explicaciones sobre este proyecto y la polémica suscitada.

Ekologistak Martxan, por su parte, ha emitido una nota este mediodía denunciando las obras de la Diputación. Aseguran que la apertura de la pista está generando «un daño grave». A su juicio, «destruye» el camino natural existente y afecta un entorno de «un alto valor ecológico». El grupo ecologista advierte, además, de que esta pista puede propiciar que vehículos a motor accedan al lugar.

La idea del vallado es repoblar con hayas una zona del macizo Pagasarri-Ganekogorta. El dinero disponible, unos 100.000 euros, provendría de la empresa Red Eléctrica, que hace unos meses instaló las torretas que darán forma a la línea de alta tensión Güeñes-Itsaso. Se trata de una manera de compensar el daño que estos trabajos ya causó en el entorno. Hay que recordar que además de subir las torretas y ejecutar las cimentaciones, también se provocó el hundimiento de una cueva.