«Alex no saldrá del coma, se va a morir sí o sí», lamenta la familia de la víctima de la paliza de Amorebieta

De momento, está en la UCI del Hospital de Cruces, pero se espera que lo suban a planta en los próximos días para no regresar ya a la unidad de cuidados intensivos. También está previsto que lo trasladen a un centro adaptado a las necesidades de este tipo de enfermos. «A Gorliz», explican los familiares. Algo que solo ocurrirá «si le aguanta el cuerpo pero, a ver si aguanta, porque, según dicen los médicos, puede que no resista el organismo y que se vaya a morir antes», precisan los allegados en declaraciones a 'Radio Euskadi' tras la reunión mantenida este jueves con el equipo que lo atiende desde hace cinco semanas.

No obstante, sus padres siguen esperando «un milagro», aunque cada vez son más conscientes de que no ocurrirá y de que puede que se tengan que despedir del chico, de 23 años, que fue agredido de forma brutal el pasado 25 de julio. Todo ocurrió en un parque de la localidad de Amorebieta.

Una de las versiones asegura que Alex recriminó la actitud de otros jóvenes con varias chicas a las que amedrentaban y acosaban y esto desencadenó la pelea, aunque no hay confirmación oficial. La investigación sigue abierta para tratar de esclarecer las razones de la paliza.

Hay 16 detenidos por los hechos, y la mitad de ellos son menores. La gran mayoría, además, pertenecen a la banda juvenil 'Los Koalas' y tienen un largo historial policial. El juzgado de Durango ha enviado a prisión a siete de los ocho adultos -uno de 38 años debe comparecer ante el juzgado cada mes- y la Fiscalía de Menores ha decretado el ingreso en centros de menores de seis de los ocho arrestados que no habían cumplido aún los 18 años.

Alexandru Andrei Ionita vino de Rumanía a España hace aproximadamente cinco años junto a su padre, Eugenio, cuando este se divorció de su madre. Después de pasar un breve periodo de tiempo en Madrid, ambos se mudaron a Amorebieta, donde permanecieron varios meses. De ahí se trasladaron a Lemoa. Antes de la paliza, Alex tenían un trabajo en la construcción que iba a dejar por otro puesto que había encontrado. Su objetivo era ahorrar y comprarse un piso en su país de origen. Sin embargo, sus planes se truncaron en las campas de Jauregibarria.

Durante el mes que lleva luchando por su vida en el hospital, el pronóstico siempre ha sido bastante malo. Las pruebas médicas han determinado desde el principio que su cerebro tenía graves daños, en concreto, la parte izquierda. También se le tuvo que realizar una traqueotomía porque no podía respirar y eso agravaba aún más las secuelas.

Al mes de la agresión, en el hospital de Cruces determinaron que el joven podía abandonar la UCI y bajar a planta, sin embargo, poco después tuvo que ser ingresado de nuevo, donde se encuentra ahora. A su lado están tanto su padre como su madre, que viajó poco después de tener noticia de lo ocurrido desde Alemania, donde vive con su otro hijo, mayor que Alex. Ambos han pasado de no creerse lo ocurrido y esperar un milagro a la resignación de saber ahora que no hay esperanzas para el chico.