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Xabier Garmendia
Sábado, 1 de junio 2019, 00:02
Han pasado ya seis días de las elecciones municipales, pero un repaso pormenorizado de los resultados -que al menos en Bizkaia sí parecen definitivos- sigue deparando numerosas curiosidades. Veinteañeros que se pondrán al frente de ayuntamientos, fuertes contrastes entre las victorias más abrumadoras y las ... más débiles, y hasta candidaturas que no consiguen convencer a un solo elector.
La anterior vez que los vecinos de Murueta acudieron al colegio electoral para elegir a sus siete concejales, Julen Karrion ni siquiera tenía derecho a voto. El pasado domingo, en cambio, no solo pudo participar sino que encabezaba la papeleta del PNV para aspirar a la alcaldía. Con solo 20 años, este estudiante de Derecho está a punto de convertirse en el regidor más joven de Bizkaia tras el triunfo de los jeltzales. La candidatura liderada por él mismo logró cuatro ediles y desplazará del poder a los independientes por 13 votos de diferencia.
Si en varias localidades vizcaínas existían incertidumbres sobre quién sería el ganador de las elecciones o cómo sería el juego de mayorías, en Amoroto ya estaba todo decidido. Los vecinos de este municipio celebran un proceso participativo en el que escogen a la persona más válida para el cargo, que lidera la única candidatura en los comicios; en esta ocasión, Ibon Gabiola. La novedad estuvo en que el recuento del 26-M no deparó ni un solo voto en blanco o nulo. En la anterior cita, celebrada en 2015, sí hubo dos sobres sin papeleta en su interior.
Es fácil obtener un apoyo abrumador si no hay más que una candidatura. Pero hay partidos que son capaces de hacerlo en otras localidades donde sí hay competidores. Es el caso de Ereño, donde la lista ganadora obtuvo el 85,2% de los votos. El artífice de la hazaña fue el PNV, que cuatro años antes ya había cosechado un 76,7%. La papeleta encabezada por Joseba Zarragoikoetxea apenas dejó hueco a sus rivales: el PP, con cuatro sufragios; y el PSE, con uno.
Frente a la unanimidad o mayorías aplastantes, en otros lugares los triunfos electorales son mucho más discretos. Tanto que conseguir la primera plaza no te asegura la gobernabilidad. Que se lo digan a Fernando Izagirre, el candidato del PNV a la alcaldía de Galdakao, quien cosechó la victoria más débil de todo el territorio histórico. La lista nacionalista consiguió el 26,2% del total de votos y los mismos concejales (6) que la segunda fuerza en liza, EH Bildu. Los acuerdos poselectorales le pueden privar del bastón de mando y dárselo a los soberanistas.
Hay una curiosidad muy llamativa que se repite en cada cita electoral. Se da cuando un partido político presenta su papeleta con al menos cinco candidatos -tantos como haya en el pleno municipal- y, sin embargo, no acaba recibiendo ni un solo voto. Ni siquiera el de los que conforman la lista; normalmente, porque no son vecinos del pueblo. Le suele ocurrir a PSE y PP, que tiran de rellenos para cubrir las plazas. En esta ocasión, los socialistas lo han sufrido en Arakaldo y Lanestosa. Los populares, por su parte, en Berriatua, Ea, Gizaburuaga, Mañaria, Mundaka, Murueta y Ubide. Ni al PNV ni a EH Bildu les pasa algo similar.
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