Varios ciudadanos arremetieron contra el policía fuera de servicio al creer que se trataba de una pelea en lugar del arresto de un ladrón. El Correo

«Me agarró de las cadenas y casi me corta el cuello»

El juez de paz de Medina que sufrió un tirón agradece la actuación del ertzaina que detuvo al ladrón

Miércoles, 21 de agosto 2024

Juanma Ruíz Saínz podría haber vendido el periódico con una noticia protagonizada por él mismo, si no se hubiera jubilado el pasado 1 de enero, hace ocho meses. El hombre, de 70 años, nacido y criado en Medina de Pomar (Burgos), regentaba una librería que ... llevaba su nombre de pila hasta que se retiró a principios de este año. En la actualidad, sigue ejerciendo como juez de paz del municipio. En la tarde del pasado sábado, día 10 de agosto, «iba para casa. Eran las siete y pico. Se me abalanzó uno y me agarró de las dos cadenas. Casi me corta el cuello. Me tiró al suelo y cuando logró rompió los collares se marchó corriendo».

Publicidad

Un agente de la Ertzaintza que se encontraba de vacaciones en las Merindades y cuatro chicos que viajaban en un 'Seat Ibiza' siguieron al tironero y le alcanzaron junto a la terraza del Mesón Inesita, donde varios ciudadanos atacaron al policía de paisano cuando retenía al ladrón. Agentes de la Guardia Civil completaron la meritoria actuación con la detención del autor del robo con violencia y días después, del hombre y la mujer que golpearon al policía. También acudieron al incidente policías municipales. Juanma tuvo que ser asistido en un centro médico porque presentaba una profunda rozadura en el cuello con una herida abierta de la que sangraba abundantemente.

Al juez de paz no le compete imponer penas, sino firmar actas de defunción o de nacimiento, pero cree que el ladrón que le robó con violencia merece estar en la cárcel, donde quedó ingresado tras su arresto. Sobre el delincuente pesa además una orden de expulsión del país. Tras el ataque, el hombre se encontraba «en estado de shock» y no pudo charlar con el agente, con el que se encontró al cabo de unos días por la Calle Mayor. Se acercó a él, «iba con su mujer y su hijo y le di las gracias».

La Guardia Civil le devolvió sus cadenas, una de ellas, un regalo de la primera comunión, y la otra, más valiosa, que se la compró hace más de treinta años. «Aunque ya no me las pongo», advierte. No se ha quitado el «susto» del cuerpo y va mirando a su espalda cuando pasea por la calle. «Aquí en Medina nunca han pasado estas cosas. Estos días, el pueblo está muy animado, viene mucha gente de Bilbao. Multiplicamos por cinco la población en verano».

Este contenido es exclusivo para suscriptores

Accede todo un mes por solo 0,99€

Publicidad