El aeropuerto de Loiu invertirá 8 millones en cambiar sus pasarelas de embarque

La operación para demoler las viejas pasarelas y comprar y colocar las nuevas será compleja. El operativo se va a demorar año y medio y se van a invertir 8,1 millones de euros. Es una cantidad fuerte de dinero, pero es que este tipo de material es caro y, además, hay que encajarlo en un edificio que es de autor.

De hecho, una parte importante del contrato tiene que ver con la manera en la que la empresa suministradora e instaladora une los nuevos 'fingers' con 'La Paloma' diseñada por Santiago Calatrava. La consigna es que debe ser un ajuste milimétrico para que después no haya ningún tipo de problema. Las estructuras tienen una movilidad grande pero limitada, así que será necesario un buen trabajo para que no haya problemas a la hora de acoplarse a los aviones.

El cambio de pasarelas se hará de manera progresiva. Es decir, se va a intentar que interfiera lo menos posible en la dinámica habitual de un aeropuerto que está actualmente a pleno rendimiento. Hay que recordar que en 2023 se movieron más de 6,3 millones de viajeros, un récord absoluto en sus 24 años de historia. Y que, para este 2024, es posible que se supere la barrera de los 7 millones. 'La Paloma' está rozando su máxima capacidad y no se puede, de golpe y porrazo, dejar de utilizar los 'finger' .

Por este motivo, la hoja de ruta diseñada para esta obra prevé actuar preferentemente de noche y en días festivos, jornadas en las que hay menos trasiego. La idea es ir renovando los dispositivos de uno en uno. «Tenemos que adecuar el ritmo y plazos de la instalación a la operativa del aeropuerto y al desarrollo del resto de las obras y la puesta en servicio de éstas», señalan desde Aena, la sociedad de participación pública que gestiona el aeródromo vizcaíno. Por todo ello, la operación se va a demorar año y medio hasta su ejecución total, aunque, a medida que avance el tiempo, se irá viendo cómo los nuevos elementos entran en servicio de manera progresiva.

Las nuevas pasarelas traerán consigo varias mejoras. Estarán dotadas de mejores equipos de climatización. Uno de los problemas que hay en Loiu es que, en ocasiones, cuando aprieta el sol, se pasa mucho calor en el pasillo. En 2017, por ejemplo, una mujer se llegó a desvanecer por el intenso calor. Un año después, una avería disparó la temperatura hasta los 41 grados centígrados. Además de la renovación de las pasarelas, el aeropuerto también va a reformar la zona cercana a los embarques, eliminando unas oficinas que no se usan desde el traslado de su personal al llamado bloque técnico.