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Cubos de fregona, cajas de plástico y hasta las bandejas blancas que se utilizan para depositar los objetos personales en el control de seguridad. Cualquier recipiente es bueno para recoger el agua de las goteras que en estos dos últimos días han rebrotado con fuerza ... en el aeropuerto de Bilbao. La parte derecha del área de Llegadas, la tejavana situada junto a la parada de los taxis y, sobre todo, el corredor que conduce al aparcamiento principal, así como las oficinas de alquiler de coches son las zonas más afectadas por estas filtraciones.
La presencia de cubos y cajas ha sorprendido a muchos viajeros, evocando una época supuestamente superada. Y es que las goteras eran un problema viejo en Loiu. Una pesadilla que tuvo una solución bastante satisfactoria hace un lustro. Desde 2017 no se habían producido demasiadas incidencias de este tipo. Para llegar a aquel arreglo hicieron falta una inversión de casi 4,5 millones de euros y dos años de complejos trabajos verticales en la cubierta de 'La Paloma'. De esa forma se puso fin a un calvario que diversos informes técnicos achacaron al singular diseño del arquitecto Santiago Calatrava. De hecho fue necesario tocar algunos de los elementos estructurales del tejado que ideó el autor valenciano para reconducir las bajantes y recoger correctamente las pluviales.
Ahora, las filtraciones y los cubos han regresado, lo que afea la imagen del aeropuerto de Bilbao. Siempre se dice que la terminal es la tarjeta de presentación de Bizkaia ante el mundo, lo primero que ven los turistas al pisar el territorio. Cada día pasan por 'La Paloma' unas 15.000 personas. «Resulta feo, pero me imagino que será un parche y que pronto se arreglará», comentaba en la tarde de este jueves Didier Maliux, un ingeniero francés que habla un perfecto castellano y que trabaja para una empresa de Bayona. «Lo cierto es que el edificio es muy bonito. Es un aeropuerto muy 'cool' y estos cubos quedan fuera de lugar», añadía en inglés su compañero Jean. Ambos regresaban de Alemania y sorteaban con sus maletas los recipientes amarillos en el corredor que lleva al parking.
Este pasillo es la zona cero de las goteras. Aquí ya había filtraciones el 19 de noviembre de 2000, el día en que se inauguró 'La Paloma'. Y, en este punto concreto, que queda por debajo del subuelo, con un jardín por encima, nunca se han llegado a subsanar del todo. Las filtraciones sí que desaparecieron de la terminal prácticamente por completo. Por eso esta tarde llamaba la atención entre los empleados del propio aeródromo. «La verdad es que hacía tiempo que no veíamos algo así», comentaba una mujer que trabaja para un contrata de Aena desde hace una década.
Desde la dirección califican la reaparición de las goteras como «hechos puntuales». Y lo atribuyen «a las fuertes precipitaciones caídas en los últimos días». Fuentes del aeródromo insisten en que «nuestro equipo de mantenimiento está trabajando para minimizar las molestias a pasajeros y usuarios y confiamos que, una vez pase el temporal, volvamos a la situación normal».
En la zona de Llegadas, algunos familiares de los pasajeros mataban el tiempo tratando de adivinar de dónde procedían las goteras que anegaban la zona cercana a una de las esculturas que saluda el desembarco de los viajeros y que quedó dentro del cordón de seguridad. El donostiarra Pedro Andrés miraba hacia el techo. «Me ha llamado la atención, sí. No parece normal que, por mucho que llueva, entre el agua de esta forma, ¿no?», se preguntaba.
Además de cubos, bandejas y cajas, los operarios han dispuesto toallas de papel para evitar que la humedad se extienda.
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