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Vista desde el presente, fue la noticia más llamativa de aquel día en Bizkaia, pero el periódico 'El Pueblo Vasco' le dedicó un espacio muy modesto, apenas media columna de la página 3. Otros diarios ni siquiera la recogieron. Pero el caso es que el ... martes 26 de octubre de 1920 un hidroavión amerizó de emergencia en Lekeitio.
El antetítulo de la noticia de 'El Pueblo Vasco' explica el por qué la prensa desatendió un suceso en apariencia tan espectacular: «Otro accidente de aviación», decía. El de Lekeitio fue uno más de los muchos incidentes que sufrieron los aviones de la Compañía Franco-Bilbaína de Transportes Aeronáuticos, que ofrecía a diario un servicio postal y de viajeros entre Baiona y Bilbao -en realidad, y para ser precisos, Las Arenas-, con escala en San Sebastián.
«Fue el hidroavión que venía al Abra desde Bayona y que se vio obligado a planear en Lequeitio», decía la noticia sobre el incidente del 26 de octubre. «Había salido de Bayona el hidroavión aproximadamente a las 12 del mediodía, conducido por un piloto con su ayudante y haciendo viaje a bordo la modista madame Simón», de la que no se dan más detalles, aunque se puede aventurar que debía de tratarse de una modista de alta costura: el viaje costaba 250 francos, una cantidad que no todo el mundo podía permitirse entonces.
«Al pasar por San Sebastián -proseguía la noticia-, advirtieron que el ruido del motor era muy extraño. Siguieron su ruta, pero ya en Zarauz aumentó de tal manera el ruido que trató el piloto de amerizar». Sin embargo, «esperó algo más, y cuando se vieron a la altura de Lequeitio, parado el motor, hubo el piloto de planear para descender. La maniobra se hizo felizmente y a los pocos segundos flotaba el aparato en aguas de Lequeitio».
Los arrantzales lekeitiarras se lanzaron a socorrer a los accidentados. «Dos vaporcitos del puerto salieron en auxilio del hidroavión, pero no se hicieron necesarios sus servicios, porque el aparato pudo llegar a la playa. Allí el piloto arregló la avería y regresó a Bayona», dejando a su única pasajera en tierra. Madame Simón «pidió por teléfono un automóvil al Hotel Portugalete, donde se hospeda, y en el coche que la recogió continuó su accidentado viaje de Bayona al Abra».
Este amerizaje forzoso sucedió cuando la CFBTA solo contaba con cuatro meses de actividad. En tan poco tiempo, la compañía aérea, fruto de un acuerdo entre el Sindicato de Fomento de Bilbao y la sociedad francesa Transports Aéronautiques du Sud-Ouest, había registrado ya tantos problemas en su servicio que la expectación que causó cuando fue creada se había desinflado.
El servicio aéreo que unía Bilbao con Baiona se inauguró el domingo 27 de junio de 1920 con la asistencia del subsecretario de Estado francés de la Aeronáutica y los transportes aéreos, Pierre Étienne Flandin. «El pueblo bilbaíno, que por su actividad fabril y comercial figura entre las ciudades ases de la industria y el comercio europeo y americano, cuenta desde ayer con un adelanto más, el último de la ciencia, merced al cual sus comunicaciones, ya perfectas, adquieren un grado de insuperables», escribía un exaltado cronista de 'El Pueblo Vasco' en una primera página en la que se destacaba que mr. Flandin había llegado a Bilbao «por la vía de los aires», como se decía entonces, «al frente de una lucida representación».
A la inauguración del servicio de hidroaviones asistieron, además del señor Flandin y su séquito, el general Pajarero, «gobernador militar de la plaza»; el teniente coronel del Estado Mayor, general Mantilla; el alcalde de Bilbao, el socialista Rufino Laiseca; uno de sus antecesores, Julián Benito Marco Gardoqui, que era delegado de instrucción pública; el alcalde de Baiona; el gobernador Civil, señor Regueral; y otras autoridades. Hubo recepciones en la Diputación, el Ayuntamiento y el Club Marítimo del Abra, donde se celebró un banquete. Y el acto central, una exhibición aérea, sobre una multitud entusiasmada para la que se fletaron trenes especiales, con cuatro hidroplanos de la Marina Francesa. A su llegada uno de ellos había sobrevolado la Gran Vía arrojando banderitas de España y Francia, en una jornada que «la villa vivió en conmoción alocada».
El servicio comenzó su actividad comercial al día siguiente, lunes. «Por ahora se transportarán viajeros y pequeños paquetes. Cuando queden ultimados los trámites internacionales, comenzará el servicio postal, que tantas ventajas ha de reportar a Bilbao. La compañía tiene en proyecto la ampliación del servicio, extendiendo la línea a Burdeos, Santander y algún otro puerto del Cantábrico», avanzó el periódico.
La flota llegó a contar con entre 14 y 20 aeronaves, hidroaviones de las marcas Farman, Georges Levy, Tellier y Morane-Saulnier. Pero los viajes fallidos y los accidentes se sucedieron, incluido uno con dos pasajeros ahogados en el río Adur, al poco de despegar en dirección a Bilbao. El 30 de noviembre de 1921, Marcel Gindner, consejero gerente de la compañía, reunió a su personal para informarle de que las operaciones se suspendían.
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