El aeropuerto acaba con la tradición del arco de agua para los aviones

Todo tiene que ver con una circular interna de la sociedad que gestiona los aeropuertos públicos del Estado (Aena), en la que se ordena a los responsables de operaciones de las diferentes infraestructuras que pongan fin a estos saludos por una cuestión de carácter «medioambiental». Se trata de «racionalizar el consumo» del líquido elemento para «conservar el recurso dentro del déficit hídrico» existente en el país, se dice. En el documento, al que ha tenido acceso EL CORREO, se recuerda que esta medida se enmarca en el Plan Estratégico de Aena 2018-2020 para «la minimización y consumo de agua para la red de aeropuertos».

La orden está fechada a finales del año pasado, pero su existencia había pasado desapercibida hasta ahora. Ha sido esta semana cuando se ha vuelto a remitir al área de operaciones de Loiu para su cumplimiento para sorpresa de la familia aeroportuaria, que algo se barruntaba por lo sucedido la semana pasada.

El pasado sábado hubo la otra inauguración del verano (sólo habrá dos conexiones nuevas en esta campaña estival). El avión de Volotea a Murcia tampoco tuvo su arco de agua. Y algo similar había sucedido en marzo con la ruta a Rotterdam de Transavia (primera vez que esta aerolínea pisaba Bilbao). Que la compañía holandesa no recibiera esta atención protocolaria extrañó mucho entonces, aunque el Covid-19 estaba llamando a la puerta y muchos trabajadores de 'La Paloma' lo achacaron al virus. La orden era, en aquel momento, una perfecta desconocida.

¿Cuánta agua se va a ahorrar el aeropuerto por suprimir esta tradición? Cada camión de Bomberos lanza 2.000 litros de líquido en los segundos que dura este saludo, según las fuentes consultadas por este diario. Así que, en total, serían 4.000 litros o 4 metros cúbicos.

En Loiu, la medida ha generado división de opiniones. Hay quien piensa que «hay que predicar con el ejemplo» y hay quien valora que no tiene «ningún sentido» en Bilbao. «En Almería puede que sea coherente suspenderlo, pero en Euskadi no parece que esto tenga un impacto negativo en las reservas disponibles», apunta un trabajador de 'La Paloma'.

Otros empleados creen que el arco de agua era de una de esas tradiciones aeronaúticas que ayudaban a hacer del aeropuerto una gran familia, cercana y bien avenida, alejada de la visión de la aviación como un negocio moderno y sin corazón, «ya que involucraba a las aerolíneas, las tripulaciones, los Bomberos... Todos poníamos nuestro granito y era una de esas cosas del pasado que hacían piña. Es una pena».