Hay actos heroicos dignos de reconocimiento. El Gobierno vasco premiará en febrero con la medalla al 'Mérito en Emergencias y Protección Civil' con distintivo verde a los vascos que en el último año o a finales de 2023, como en el caso de un vecino ... de Balmaseda que intervino en un incendio, protagonizaron hechos meritorios o protegieron a otras personas en una situación de emergencia aun a riesgo de su propia integridad. Son ertzainas, policías locales y también ciudadanos de a pie, incluso uno de ellos menor de edad, que, en medio de un momento crítico donde el temple puede brillar por su ausencia, tomaron una decisión que supuso que otros seres humanos sigan con vida a día de hoy o sufrieran un daño menor.
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El acto coincidirá con la conmemoración del Día Europeo del 112. En total, se otorgarán 38 medallas (una con distintivo rojo, que reconoce actuaciones extraordinarias que pongan de manifiesto cualidades excepcionales y 37 con distintivo verde para reconocer actuaciones meritorias). De estos reconocimientos, 24 se otorgan a vizcaínos por su labor en incendios, rescates de montaña, acuáticos o por salvar a personas que se hallaban entre la vida y la muerte. También se otorgarán 30 diplomas acreditativos a los voluntarios de Protección Civil que han cumplido 10 y 25 años de servicio, de entrega, valor, espíritu humanitario o solidaridad social ante una situación de emergencia en la que peligren personas o bienes.
Joseba Larruzea Motxobe
Se trata del único que recibe la medalla roja en esta edición de los premios. El 28 de agosto de 2024 este policía local de Mungia, que realizaba una ruta de montaña en el Pirineo de Huesca, socorrió y contribuyó decisivamente a salvar la vida de un montañero que se había precipitado por una pared de 50 metros en la zona de Panticosa.
Unatz Loza Villarragut
Unatz es un joven que el pasado 14 de mayo, cuando tenía 15 años, contribuyó a salvar las vidas de su madre y su hermana de 14 meses tras producirse un incendio en un edificio de Bermeo. De hecho, fue homenajeado por los propios bomberos del parque de Arratzu, los mismos que atendieron a toda la familia.
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El incendio se desató a las ocho y cinco de la mañana. Ainhoa Villaragut estaba en casa y pasó los momentos «más angustiosos» de su vida hasta que logró que los bomberos la evacuaran de su vivienda, situada en un piso superior al que se originó el fuego. Unatz agarró del brazo a su madre. «Me dijo 'ama tranquila que todo va a salir bien. Vais a en la habitación del fondo', y después de poner a salvo al perro y al gato, agarró unos trapos para tapar el bajo de la puerta y evitar que entrara humo», recordaba aquel día su madre, que cumplió todas las indicaciones de su hijo. Después llamó al 112 y aguardaron hasta que los bomberos les sacaron de casa por la ventana.
Leire Goñi Artaraz
Es una enfermera que el 1 de febrero socorrió en el polideportivo de Artunduaga de Basauri a un hombre de 62 años de edad, quien acababa de sufrir un infarto. Vecino del barrio de San Miguel de Basauri, la víctima sufrió un paro cardíaco mientras hacía deporte. «Solía ir los martes y jueves a jugar a pádel. Estaba echando un partido y después de calentar lo siguiente que recuerdo fue levantarme en la UCI», relató a este periódico.
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La suerte quiso que en ese momento Leire Goñi, enfermera de Osakidetza en el hospital de Galdakao, estuviera en el mismo recinto a la misma hora. «Traigo a mi hija a natación y mientras la veía nadar alguien bajó a avisar de que se había mareado un hombre», explicó. No había sido un simple desmayo: «Subieron dos monitores y luego volvió otra persona nerviosa pidiendo una ambulancia. El hombre había perdido el conocimiento».
Goñi reaccionó con rapidez y se dirigió corriendo al lugar donde estaba Francisco. «Estaban practicándole los primeros auxilios y cuando llegó un monitor con el desfibrilador me puse con ello», narró. A la cuarta descarga, Francisco recuperó el pulso. Después «pasaron 15 minutos hasta que llegó la ambulancia. Le intubaron y dejé a los compañeros trabajar», apuntó.
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Sergio Castellanos Marcos
El 2 de febrero este agente de la policía local de Bilbao socorrió en la comisaría de la calle Elcano a una mujer de 50 años, vecina del mismo inmueble en el que se encuentra la citada sede policial, tras atragantarse con un trozo de fruta. El agente primero Castellanos, que fue monitor de primeros auxilios, se encontraba en esos momentos en una sala interior realizando labores administrativas, pero cuando escuchó los gritos se presentó en la recepción para ver qué ocurría y si podía servir de ayuda. Justo en ese momento, llegaba de la calle un vecino, que casualmente era médico, y comenzó a practicarle a la chica la maniobra de Heimlich. Sin embargo, no funcionaba. «La chica estaba ya morada, no podía respirar».
Dos miembros de una patrulla que estaban en la calle acercaron hasta Elcano uno de los desfibriladores semiautomáticos con los que se ha dotado a todas las Inspecciones Vecinales de la guardia urbana, al igual que del kit de sangrado. Le quitaron la camiseta y le colocaron los parches sobre la piel por si era necesario utilizarlo. Sergio la movió y logró desbloquear el objeto que le oprimía la garganta. «La vi sinceramente al otro lado. Estaba cianótica y los ojos se le salían de las órbitas porque se ahogaba», relató a este periódico. Optó entonces por «apretarle la mandíbula con los dedos pulgares para abrirle un poco la boca. Le metió los dedos hasta lo más adentro que pude». Así, ella empezó a toser y expulsó el alimento que tenía en la boca, un «trozo de aguacate del tamaño de media nuez», compara.
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Ziratz Suárez Deusto
El 11 de enero del pasado año, esta trabajadora de Lanalden, y coordinadora del servicio de operadoras del 112, contribuyó a salvar la vida de un hombre aquejado de una indisposición en plena calle en Getxo.
Iker Vega Fernández e Iker Bitor de Arbeloa Perozo
El 16 de abril de 2024, Iker Vega, operario del servicio de limpieza del Ayuntamiento de Bilbao, y el ciudadano Iker Bitor de Arbeloa rescataron a una joven que se había precipitado a las aguas de la Ría a la altura del puente de San Antón.
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Marco Antonio Piedrahita Jiménez y Markel Villamandos Tellaeche
El 12 de octubre de 2024, Marco Antonio Piedrahita Jiménez y Markel Villamandos Tellaeche, policía local de Bilbao, rescataron a un varón que se había precipitado a las aguas de la Ría desde el puente de Zubizuri.
6 tripulantes en Sukarrieta
El 13 de junio de 2024, Jon Ansotegui Gómez, Jaime Hormaechea Aldamiz-Echevarría, Rafael Ramos Urrutia, Pablo Ruiz Omeñaca, Eduardo Medina Urrutia y Alberto González Chueca, todos ellos tripulantes de una embarcación, salvaron la vida de un varón atrapado en la zona de rocas de la playa de San Antonio de Sukarrieta debido a la subida de la marea.
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Izaskun Martínez de Lizarduy Resano y Francisco Javier Merino Mellado, junto al sargento del Servicio Foral de Extinción de Incendios, Aritz Gorozika Legarreta
El 4 de junio de 2024, los policías locales de Getxo Izaskun Martínez de Lizarduy Resano y Francisco Javier Merino Mellado, junto a Aritz Gorozika Legarreta, sargento del Servicio Foral de Extinción de Incendios, socorrieron a Jonathan Justiniano, un joven aquejado de graves heridas tras caérsele encima una puerta de cristal de un portal de Algorta, evitando de este modo que se desangrase.
Francisco, agente primero y policía en Getxo desde 2012, e Izaskun, que entonces llevaba un mes como interina, estaban haciendo una 'korrika', una ronda a pie por la zona, cuando escucharon el estruendo. Corrieron pensando que se había producido un robo en una lonja, pero no tardaron en toparse con la dantesca imagen en la que el joven estaba bañado en sangre. Merino sacó un torniquete que porta siempre en el uniforme y se lo colocó en uno de los dos brazos. Le agarró como pudo de los «huesos».
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Una patrulla que estaba cerca les llevó un segundo torniquete que suelen portar en el coche de policía y otra compañera les prestó un vendaje israelí que le permitió a Francisco Javier dejar la zona sellada. «Ha sido un milagro que esté vivo. Si no llegan a actuar, ahora estaría muerto», reconoció a este periódico Jonathan. El impacto fue de tal envergadura que le provocó cortes profundos en «ligamentos, venas, arterias y nervios de los dos brazos», por los que estuvo un día en coma y le tuvieron que operar de urgencia en el hospital de Cruces. «Hasta los médicos nos han dicho que fue un milagro que me salvase», afirmó a EL CORREO.
Agentes de la Ertzaintza I.H.B. y B.Z.S
El 25 de agosto de 2024, en plenas fiestas de Bilbao, los agentes de la Ertzaintza I.H.B. y B.Z.S. rescataron a una joven, de 27 años, que se había precipitado a la ría a la altura del barrio de San Francisco. Los agentes pertenecen a la Brigada Móvil. El primero formaba parte de una patrulla Bizkor, especializada en intervenciones rápidas con armas, y el segundo iba en una furgoneta con sus compañeros. Cuando ambos llegaron desde distintos puntos a la zona del teatro Arriaga, comenzaron a ver en mitad del cauce «un cuerpo inerte. Parecía que estaba muerta, no se le notaba respirar. Tenía la cabeza completamente sumergida en el agua».
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Uno de ellos optó por rapelar, quedarse «en calzoncillos y camiseta», y tirarse al agua. Unos ertzainas cogieron una cizalla con la que cortaron el candado de la puerta de la antigua estación de la Naja, lo que permitió al segundo de ellos acceder de forma más cómoda por una de las orillas, mientras su compañero braceaba desde la otra margen. Mientras tanto, otros agentes extraían la «escalera telescópica» que llevan de dotación en la furgoneta y la bajaron a pulso por el muro. La chica tenía pulso débil, aunque estaba inconsciente. Lograron salvarla.
José Manuel Ortiz Mauriz
El 22 de diciembre de 2023, se produjo un incendio de grandes proporciones en un edificio de estructura de madera situado en la plaza de San Severino de Balmaseda. Su extinción por parte de los bomberos de la Diputación Foral de Bizkaia resultó ser especialmente dificultosa, ya que no podían trabajar por su interior y desde fuera era imposible atacar la base de las llamas.
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Los servicios de extinción de incendios vieron entonces la posibilidad de intervenir desde un edificio contiguo desde el que finalmente pudieron sofocar las llamas. Para ello, contaron con la colaboración solidaria de José Manuel Ortiz Mauriz, quien les permitió acceder de forma desinteresada a su vivienda en la que montaron dos líneas de ataque al fuego efectuando desde allí las correspondientes labores de extinción y también de control. El suceso obligó a desalojar a una decena de vecinos durante meses.
Tres agentes municipales de Arrigorriaga
El 30 de septiembre de 2024, el agente de la policía local de Arrigorriaga Iker De la Llosa Beraza, con la ayuda de sus compañeros Iker Tellería Villamor y Julen Robleda Periañez, contribuyó decisivamente a salvar la vida de un ciudadano gracias a la práctica de una reanimación cardiopulmonar.
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