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Cuarenta y nueve torretas como la de la imagen van a comenzar a ser desmanteladas. Ignacio Pérez

Adiós después de 51 años a las dos líneas de alta tensión que unen la nuclear de Lemoiz y Gatika

Se desmantelarán 49 torretas y más de 120 kilómetros de cables que nunca llevaron luz pero que se han cuidado hasta hoy

Domingo, 12 de noviembre 2023, 01:15

El valle de Gatika y Maruri es uno de los parajes naturales más bellos de Bizkaia. El entorno resulta tranquilo y está repleto de verdes pastos y bosques de eucaliptos y pinos, principalmente, en una sucesión de pequeñas colinas que separan la costa del interior ... del territorio. Pero es un lugar que muestra una gran cicatriz en el terreno. Dos líneas de alta tensión (400 kV) atraviesan la zona de norte a sur, afeando un paisaje digno de postal. Son 49 torretas de casi 20 metros de altura y un circuito de más de 120 kilómetros de cables para dar forma a dos tendidos paralelos de 9.950 y 9.410 metros. Dos infraestructuras, visibles casi desde cualquier punto de la comarca, que unen la central nuclear de Lemoiz y la subestación de Gatika.

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Estos dos trazados serán desmantelados en breve poniendo fin a medio siglo de espera. Porque, aquí viene lo más llamativo de esta historia, las torretas de alta tensión nunca llegaron a entrar en funcionamiento. En todo este tiempo, jamás han transportado electricidad. Y, pese a todo, se han seguido manteniendo en perfecto estado de revista. Periódicamente, se revisan sus estructuras. Se verifica que los cables están perfectamente atirantados y se da una mano de pintura.

Nadie sabe con precisión cuándo se construyeron las líneas Gatika 1 y Gatika 2. Ni siquiera su actual propietaria: Redeia (el nombre moderno de la antigua Red Eléctrica Española). Esta compañía de participación pública las heredó de la extinta Iberduero. El único dato seguro es que su construcción empezó en 1972, casi al mismo tiempo que la vieja central nuclear. De hecho, estas estructuras se consideraron vitales para aquel proyecto porque estaban llamadas a evacuar la ingente cantidad de energía que se pensaba producir en la cala Basordas mediante la fisión del uranio. De ahí que fueran dos trazados, casi paralelos, y con una potencia tan bestial.

Han pasado cinco décadas. La nuclear de Lemoiz es un mamotreto de hormigón que se cae a cachos. Ya no existe ETA, cuyos terribles asesinatos acabaron por dar la puntilla a una iniciativa que había generado un importante rechazo popular. Todo parece una pesadilla del pasado. Todo no. Las dos líneas de alta tensión forman parte aún del presente. Y siguen quitando el sueño a los vecinos de la zona. «La verdad es que es una gran noticia que las vayan a desmantelar porque este es un lugar precioso y las torretas son una aberración», asegura Álex Díaz. La familia de su mujer tiene varias hectáreas de txakoli cerca de la Residencia de Gatika. Una de las 49 torretas a eliminar se enraíza en el centro de uno de sus viñedos, en un pedazo de terreno que fue expropiado en el pasado y cuya titularidad esperan ahora recuperar. «Siempre hemos vivido con el temor a que algún día entraran en funcionamiento y eso ha hecho que nos hayamos pensado muy mucho cómo enfocar nuestro proyecto de vida, porque no era descabellado que algún negocio importante se instalase en Basordas y el fluido comenzara a viajar sobre nuestras cabezas. Siempre hemos tenido esa sombra de duda», cuenta. De hecho, en 2007, estuvo cerca de prosperar la idea de establecer en la nuclear una planta de producción de energía a partir de gas.

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En su contexto

20

kilómetros tienen las dos líneas de alta tensión que serán desmanteladas. Son 9,95 la más larga y 9,41, la más corta.

2

millones de euros viene a costar la retirada de un trazado de estas características, aunque en Gatika aún no está claro qué cantidad concreta se destinará porque el plan está aún en fase de impacto ambiental. Las autoridades podrían imponer una serie de condiciones para su ejecución. Cumplirlas podría disparar el presupuesto.

3.900

personas viven en Gatika, Maruri y Lemoiz, los tres pueblos por los que cruza el tendido.

Picar el hormigón

En la zona hay multitud de caseríos que se construyeron en el pasado bajo los cables de alta tensión. «Al principio no estaba prohibido levantar una vivienda en un lugar así. Hoy sería algo impensable», asegura Antonio González Urquijo, director de la zona norte de Redeia. Para Adolfo Irastorza, que regenta un hotel canino, la eliminación de las torretas es «un alivio». «Mi caserío está prácticamente debajo y hay personas que desconocen la zona y no saben que no funcionan. A esa gente les da reparo pasar por aquí», cuenta.

Las obras de desmantelamiento no serán demasiado complejas, asegura González Urquijo. «Se trata de ir retirando poco a poco el cable. Para ello hay que apuntalar con un tirante la instalación para que luego, cuando ya no haya tendido, ir seccionando la estructura poco a poco». Todo ese metal acabará en la chatarra para ser reciclado. Además, las máquinas picarán los puntos de apoyo de las torretas. Se trata de unos cajones de hormigón de casi un metro de profundidad que habrá que trocear y retirar.

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Impacto en los vecinos

«Para mi familia es un alivio porque si llegan a dar utilidad al tendido nos tendríamos que ir de casa»

Todavía no hay fecha de inicio para los trabajos, ni una estimación precisa de lo que costará, tanto en tiempo como en dinero. «Depende del trámite ambiental que ahora está en marcha», apunta el director de Redeia. Con todo, la iniciativa podría empezar a tomar forma en 2024. El presupuesto estará condicionado por las condiciones que Medio Ambiente imponga.

¿Por qué se desmantelan ahora estas líneas si es algo que no se ha hecho en 51 años? La respuesta tiene que ver con el enorme cable submarino que para 2028 unirá Francia con España, a través del mar cantábrico. Ese megacordón para importar y exportar electricidad atravesará el Golfo de Bizkaia, partiendo de Burdeos y entrando a Euskadi por la vieja central nuclear. Su destino final será la subestación de Gatika, donde se va a construir una planta conversora (la energía llegará en corriente alterna). ¿Se podrían haber aprovechado estas líneas de alta tensión que ahora se van a eliminar? La respuesta es sí. Pero también es cierto que el impacto en el territorio y en los vecinos habría sido demoledor. Por ese motivo, se ha optado por soterrar el cable a lo largo de 13 kilómetros, dando un pequeño rodeo que evitará las zonas más pobladas, acercándose a áreas industriales o de talleres.

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«Es una buena noticia pero tememos el ruido de la conversora»

El alcalde de Gatika, el independiente Mikel Larrazabal, valora positivamente la retirada de las dos líneas de alta tensión. «Todos lo estábamos deseando, pero sobre todo muchas familias que viven bajo el cableado o junto a las torretas», afirma. El regidor asegura que, pese a que nunca ha llegado a transportar electricidad, el trazado tenía un impacto visual muy importante. «Era muy incómodo de ver». La «buena noticia», sin embargo, se ve en parte empañada por la elección de Gatika como emplazamiento de la estación conversora del futuro cable submarino España-Francia. «Está en un alto y nos han quitado una cumbre que está protegida por nuestras normas locales», critica. «Además, tememos que haga un ruido importante para los vecinos de la zona».

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