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Viaje hacia la noche azul

Uribitarte es una de esas zonas de la ciudad que parecen trasladarte a otra ciudad

Domingo, 20 de octubre 2019, 00:49

Caben muchas ciudades en cada ciudad. Es uno de los secretos del encanto urbano. El fenómeno puede observarse de un modo general: nada tienen que ver, pongamos por caso, las tranquilas zonas residenciales, todo jardines y calma, con el bullicio apresurado y ruidoso del centro.

Pero el fenómeno también puede observarse de un modo más parcial e inesperado. Basta con salir a caminar y dejarse sorprender por el modo en que una calle, una plaza, un parque, consigue transmitir una poderosa sensación de desplazamiento. Es como si se alterase el continuo urbano y nos encontrásemos con un paisaje que no debería estar ahí o, mejor aún, como si fuésemos nosotros los que de pronto estamos en otro lugar.

En Bilbao, Uribitarte puede ser uno de esos escenarios que favorecen el extrañamiento y la fascinación. Se trata de un lugar estrecho, rodeado de altos edificios, incluso de rascacielos . La piedra se mezcla allí con el cristal y el brusco desnivel entre el Ensanche y la ría favorece las cuestas, las escaleras, las pasarelas. Tiene la zona algo simultáneo de Escher y de metrópoli. En lugar de en un tranquilo aledaño de la ría peatonal y reinventada, podríamos encontrarnos de pronto en la trastienda de una de esas ciudades realmente grandes y complicadas. Apenas nos extrañaría que comenzase a salir vapor de las alcantarillas, que se iluminase el neón de algún teatro decadente o que apareciese de pronto uno de esos famosos taxis amarillos.

El efecto se redobla cuando cae la noche, que es el periodo en el que las ciudades hacen otra de esas cosas que las define y diferencia: mudar de piel y de espíritu. Lo hacen del mismo modo que sus habitantes: sustituyendo la seriedad del trabajo y las obligaciones por la ligereza del ocio y la conspiración. Si con la luz se ocultan los detalles, la atmósfera, en cambio, se dispara. Por eso cuando en el entorno de Uribitarte se apagan las luces de las oficinas y se encienden las de los bares y las discotecas, todo se vuelve aún más intenso y urbano. Tiene la noche su épica y su lírica, también su particular belleza entre las sombras. Es algo que quizá ha olvidado el Bilbao contemporáneo, tan diurno y familiar, tan entrado en años.

También por eso el Uribitarte nocturno, con sus paseantes y sus coches, con sus misteriosos reflejos, puede llegar a provocarnos el dulce chisporroteo mental del extrañamiento. Es como si estuviésemos en otro lugar. O como si en la siguiente esquina pudiese esperarnos lo inesperado.

Nocturno y melancólico. Entre los grandes edificios, la artista buscó el espíritu un poco canalla, también melancólico, de la ciudad nocturna.

Noemí González - Asociación de acuarelistas vascos

Licenciada en Bellas Artes y Pedagogía, ha trabajado como profesora de dibujo técnico y artístico, también de acuarela y manualidades. Ha sido presidenta de la Asociación de Acuarelistas Vascos y responsable de su Taller de Acuarela. Su obra ha sido expuesta en numerosas muestras, destacando las celebradas en países como Francia, Italia, Colombia o Corea del Sur. Es la creadora del blog 'Pintar a la acuarela'.

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