De acampada en el Bilbao Arena para ver en primera fila a Pablo Alborán

Ellos tres se conocen, precisamente, desde hace muchos años tras seguir al mismo artista por varias ciudades del mundo. Y también tras interactuar mucho por redes sociales. Están recién llegados del último concierto del cantante malagueño en Fuengirola, donde también acamparon. «Merece la pena. Las dos horas de concierto son brutales. Es que en directo incluso suena mejor que en disco», han relatado esta mañana. Para ir al máximo número de conciertos en cada gira, cambian turnos, piden libranzas y vacaciones... Aquí han traído dos tiendas de campaña, colchones y sillas de camping. Los trabajadores de la zona les ayudan a cargar los móviles, aunque también se sirven de baterías portátiles.

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Desayunan en la cafetería y se acercan a comprar ensaladas y cosas para picar en los supermercados. Piensan utilizar las duchas del polideportivo. La entrada les cuesta 7 euros. «Solemos hacer esto cada concierto, si está dentro de nuestras posibilidades, pero solo seguimos a Pablo, no a otros artistas», han explicado. Ninguno de los tres lleva la cuenta de cuántas veces le ha visto en directo. «En mi caso la música me gusta mucho, cualquier tipo de música o casi toda. Y en el caso concreto de Pablo, pensé que cantaba muy bien, le conocí en persona, no era tan famoso como ahora, ni de lejos empezaba. Para mí ha ido evolucionando y ya pues siempre estamos ahí por cariño, o sea, como si fuéramos a ver a un familiar. Ya es alguien como muy cercano, muy allegado», ha descrito Daniel, que ya había acampado en Bilbao hace 5 años, cuando Alborán ofreció otra actuación.

«Un concierto de Pablo es un show, una fiesta, es muy cañero», han reiterado, tras recordar que Alborán estrena hoy una nueva canción. Seguir a este artista les ha permitido, además de disfrutar de sus amigos y de la música, conocer ciudades como París, Lisboa, Roma, Washington, Nueva York y otras muchas por toda España donde nunca habían estado. «Conoces sitios, a gente de todas partes con la que tienes afinidad, y es un ambiente sano. Y después ya llegan a las dos horas de concierto y disfrutas a tope», han contado. «Yo nunca había estado en Bilbao y la gente me está tratando tan bien que pienso volver de vacaciones», ha apuntado Leticia.