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El anuncio de que el concejal Xabier Ochandiano (1975) se marchaba del Ayuntamiento de Bilbao fue una sorpresa grande porque era uno de los pilares ... del gobierno municipal y llevaba años gestionando aspectos vitales para la ciudad. Eran de su competencia los siguientes asuntos: el Desarrollo Económico (con lo que tiene de crucial la atracción de empresas y proyectos, sobre todo a Zorrozaurre y Punta Zorroza), el Comercio (sector siempre fundamental), el Turismo (que eclosionó durante su gestión) y el Empleo (con pocas competencias municipales pero importante). Desde hace mucho tiempo se veía en él, razonablemente joven pero con experiencia dilatada en gestión, una figura con proyección de futuro, más aún en un momento como este en el que el PNV afronta un proceso de relevo generacional, aunque sea selectivo e imperfecto.
La cuestión es que a finales de julio se anunció que dejaba el Ayuntamiento para ocupar la viceconsejería de Relaciones Institucionales del Gobierno vasco, entre cuyos cometidos están las comunicaciones con el Parlamento y con el Ararteko, el Boletín Oficial del País Vasco o la coordinación de la innovación pública y transparencia. Al menos, estas eran las funciones asociadas al puesto en la anterior legislatura; en la presente se conocerán con detalle en el decreto de estructura, que se publicará el próximo mes, según fuentes de Lakua.
Lo que toca ahora es coser ese roto en Bilbao. Juan Mari Aburto, el alcalde, está ultimando la nueva estructura del gobierno municipal para llenar el extenso vacío que ha dejado Ochandiano. Ha sido una baja importante, y de ello da cuenta el hecho de que el propio Aburto, en una entrevista en este periódico, la comparara con las marchas de Mikel Álvarez, Ricardo Barkala y Gotzone Sagardui. Tres personas clave en los últimos mandatos. Se trataba de figuras que habían asumido tal cantidad de competencias que cuando pusieron tierra de por medio -por distintos motivos y con distintos grados de entusiasmo respecto a la deriva de la política municipal-, a la hora de diseñar la sucesión lo que se decidió fue repartir sus funciones entre diferentes áreas. Habrá que ver si ahora el alcalde opta por la misma solución o busca una figura que aglutine el grueso de los asuntos que llevaba Xabier Ochandiano.
Que haga una cosa u otra mandará un mensaje de cara a los próximos años. El momento es importante porque lo que se está construyendo ahora es posiblemente el gobierno municipal que afrontará la 'era posAburto'. Hay que tener en cuenta que el alcalde tendrá 66 años cuando finalice el presente mandato y, en caso de que las cosas se manejen con cierta previsión, no sería nada descabellado pronosticar que alguien estará pensando en la sucesión. Podría dar pistas sobre ella la configuración del nuevo ejecutivo, ver si gana peso alguna joven promesa o si se consolidan los equilibrios y desequilibrios actuales. Ahora puede decirse que el núcleo duro de Aburto y de su director de gabinete, Aitor Bilbao, está formado por los concejales Gonzalo Olabarria (Coordinación de Alcaldía y Gobernanza), Amaia Arregi (Seguridad) y Asier Abaunza (Desarrollo Urbano y Proyectos Estratégicos).
También es cierto que a veces, en los últimos tiempos, la gestión del talento por parte del PNV ofrece giros imprevisibles. Como el caso de Oihane Agirregoitia (1980), concejala de Atención y Participación Ciudadana en el anterior mandato, que tras más de una década ocupando responsabilidades municipales se cayó de la lista de Aburto en las últimas elecciones, las del año pasado. Regresó entonces a su puesto de técnico en Lantik durante dos meses, luego fue nombrada directora de Buen Gobierno, Atención Ciudadana y Servicios Digitales en la Diputación, donde estuvo un año, y al final vio como se relanzaba su carrera política con su entrada en el Parlamento Europeo. Si este periplo tan aparentemente accidentado es producto de un plan sofisticado o no es cosa que no quedó muy clara.
También es cierto que en otros momentos la gestión de personas sí es más previsible. Un ejemplo en este sentido: de la lista de las últimas elecciones municipales también se cayó Nekane Alonso, histórica jeltzale y portavoz del PNV en el pleno municipal el pasado mandato. En este caso, se le dio acomodo como asesora de sus antiguos compañeros en el Ayuntamiento con parecida retribución a la que tenía antes como concejala pero sin apenas visibilidad.
Volvamos al asunto central ¿Por qué se ha marchado Ochandiano en un momento tan interesante, cuando tocaría recoger los frutos de años de trabajo, cuando es tiempo, entre otros asuntos, de que Zorrozaurre comience a llenarse de actividad? Porque ha atendido la llamada de la consejera de Gobernanza, Administración Digital y Autogobierno, María Ubarretxena, que también es portavoz del Gobierno vasco. Una vieja conocida del exconcejal, con quien trabajó hace doce años en el Departamento de Empleo que lideraba Juan Mari Aburto. Ella le ofreció la viceconsejería, y él aceptó.
Puso así fin a una trayectoria en el Ayuntamiento que se prolongó durante nueve años, desde que entró en 2015 como concejal de Desarrollo Económico. Han sido años de grandes retos y logros notables. Ochandiano fue uno de los artífices de que la ciudad se haya abierto aún más al mundo con eventos como las finales de rugby, los premios MTV, la Champions femenina o el Tour de Francia. En este tiempo se ha disparado el turismo, que ha pasado a ser parte esencial del mix económico de la villa. Y se ha volcado de manera especial en el desarrollo del parque tecnológico de Zorrozaurre como elemento clave para el futuro de la ciudad. De hecho, un gran mapa de la isla presidía su despacho de concejal, y lo señalaba como quien señala al horizonte.
Andar metido en tantos frentes también ha supuesto el natural desgaste para Ochandiano. Sobre todo, cuando lo que más le ha tocado es abordar asuntos transversales, temas que implican a otras áreas municipales con las que hay que coordinarse y buscar complicidades. Por ejemplo, el polo audiovisual proyectado para Punta Zorroza. Un gran plató de cine en el que desarrollar una industria que ya tiene su presencia en Bilbao, ciudad que acoge un buen número de rodajes, que cuenta con una escuela de cine y una universidad del videojuego idónea para el desarrollo de efectos digitales y demás parafernalia. El asunto, tras años metido en un cajón, puede tener un gran recorrido si avanzan de la mano y serenamente las áreas de Desarrollo Económico, Urbanismo y Proyectos Estratégicos, o convertirse en galimatías de estudios cruzados si no lo hacen. Pero esto es otra historia.
La historia de ahora es que Ochandiano se ha ido del Ayuntamiento y que a Aburto le toca remodelar su equipo para hacer frente a un futuro en el que el reto, tanto de la ciudad como del gobierno, es ser capaz de atraer y retener talento.
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