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El Servicio Vasco de Salud, Osakidetza, ha sido condenado a indemnizar con 60.000 euros a la viuda y dos hijos de un hombre de ... 65 años por el retraso de un año en el diagnóstico de un cáncer de pulmón, que confundieron con una tuberculosis. El paciente falleció dos meses después de que los médicos concluyeran que sufría metástasis. La sentencia del juzgado de lo contencioso-administrativo número 2 de Bilbao, confirmada por el Tribunal Superior de Justicia del País Vasco (TSJPV), considera que la atención sanitaria fue la «correcta», aunque existió en el caso una «pérdida de oportunidad, que privó al paciente de determinadas expectativas de curación».
Los jueces han valorado el «sufrimiento» de la mujer e hijos, que han sido defendidos por el despacho bilbaíno de Gómez Menchaca, «en los últimos momentos antes de fallecer». Se le originó una paraplejia completa por compresión medular» y sólo se le pudo aplicar ya un «tratamiento paliativo». «Se confió en un diagnóstico no confirmado, frente al diferencial», reprochan.
El hombre acudió al ambulatorio de Deusto por primera vez refiriendo dolor en diciembre de 2013 y murió año y medio después, en junio de 2015. Tras esa primera visita con el especialista en Otorrinolaringología, se le practicaron una punción y un TAC cervical, cuyos resultados fueron «negativos para células malignas» y se descartó «el origen infeccioso o tumoral». Fue sometido a infinidad de pruebas, entre ellas tres biopsias, y ninguna ofrecía un diagnóstico claro.
Un radiólogo llegó a apreciar una «adenopatía de tintes neoplásicos», a su juicio con sospecha de cáncer, aunque fue «incapaz de localizar el tumor primario, por lo que pidió ayuda», señala la sentencia de primera instancia. Fue derivado al Servicio de Enfermedades Infecciosas del hospital de Cruces por si pudiera padecer una tuberculosis y el cultivo tampoco dio positivo. No obstante, ante la posibilidad de que se tratara de un «falso negativo», fue sometido a un tratamiento contra esta enfermedad a lo largo de 2014.
Una vez que recibió el alta, la sintomatología persistió y el hombre acudió a Urgencias «por dolor en hemitórax» en dos ocasiones. Finalmente, en marzo de 2015, en Medicina Interna se le prescribió un TAC urgente, que confirmó la «neoplasia pulmonar en estadio 4» y con múltiples lesiones líticas en cuerpos vertebrales». Se trataba de «la misma masa tumoral» que reflejaban las pruebas en diciembre de 2013 y 2014, pero «ahora era más grande y el cáncer se había extendido a los huesos». Ya no había nada que hacer.
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