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Bilbao cuenta con unos 1.100 edificios de gran altura. Se considera así a los que tienen más de 28 metros de longitud, es decir, a partir de nueve plantas. Pues bien, desde hace unos años se ha vivido un auge de bloques con fachada ... ventilada, como el destruido por las llamas en cuestión de minutos hace una semana en Valencia. Sustituyen así a otros modelos más antiguos, de ladrillo caravista, piedra o similares. Cerca de la mitad de esas moles –hay muchas de diez y once alturas en los populosos barrios de Txurdinaga, Otxarkoaga, Santutxu, Miribilla o en el Ensanche–, han instalado ya uno de esos nuevos sistema de construcción.
La razón hay que buscarla en la tan valorada eficiencia energética, esto es, el ahorro en calefacción, por ejemplo. Se busca construir las viviendas o reformarlas para que guarden más el calor en el interior y reducir así el gasto doméstico. ¿Qué ocurre? Que ese comportamiento se reproduce también en el caso de que se desate un incendio. «Nos estamos encontrando cada vez más con fuegos interiores que se desarrollan rápido con materiales decorativos, alfombras y cortinas sintéticas, muebles de conglomerado de baja calidad o colas y resinas que arden a una velocidad mayor», explica el oficial jefe del subárea de operaciones de Bomberos de Bilbao, Ignacio García. El aumento en la carga calórica y que tarde más en bajar la temperatura complica las extinciones y obliga a aumentar los recursos. «El caudal mínimo necesario para afrontar un incendio ventilado es de 300 litros por minuto», detalla el jefe de Bomberos bilbaíno. «Ahora usamos mangueras de 38 milímetros, pero los parques pequeños siguen con 25», advierte.
1.100
viviendas de más de nueve alturas hay en Bilbao, la mitad de ellas con fachada ventilada.
3.464
intervenciones en 2023 (incendios, 771; salvamentos, 944 y asistencias técnicas, 1.749).
En la capital vizcaína, con el parque más grande Euskadi, la situación es «privilegiada», según García, con 32 bomberos por día, entre las sedes de Miribilla (24) y Deusto (8), «que se ha quedado pequeña en poco tiempo» y va a ser ampliada con una parcela en Sarriko, que dará servicio a Deusto y San Ignacio, y en un futuro, cuando se abra la pasarela, también a Zorroza. «Hay zonas rurales con tres bomberos por turno», compara. En total, el servicio dispone de 221 bomberos y doce técnicos de Protección Civil, que también se encargan de las inspecciones previas en conciertos o barracas.
Desde hace dos años y medio, además, estos funcionarios están completando un registro de edificios de la ciudad con una ficha técnica, que incluye precisamente el tipo de fachada que tienen, si cuentan con columna seca, una o dos escaleras, fácil accesibilidad o si por el contrario hay bolardos que dificultarían a una escala acercarse al bloque. De esta forma, cuando los bomberos de Bilbao llegan a un incendio saben todas estas características, lo que les permitirá tomar decisiones más acertadas. Es lo que les faltó a sus colegas de Valencia.
El edificio incendiado «estaba fuera de norma», es decir, había sido edificado con materiales de fácil combustión, algo que no permite el Código Técnico de Edificación, que data de 2006. «El riesgo cero no existe, pero se intenta que sea lo más próximo a cero», apunta García, quien confiesa haber iniciado una «reflexión» a partir de la catástrofe del Campanar en la que han muerto diez personas. «Hay que salir de la zona de confort y mejorar en todo lo que se pueda».
En la capital valenciana se juntaron otras circunstancias. El fuego fue completamente exterior, aún están por determinar las causas, aunque se apunta a un posible cortocircuito de un aparato eléctrico. Soplaba mucho viento, lo que avivó las llamas, que consumieron el edificio de catorce alturas en tiempo récord. El foco se desató en un séptimo piso y la recomendación de los Bomberos a los vecinos que se encontraban por encima fue la de confinarse y colocar trapos húmedos en las rendijas de las puertas. Una familia de cuatro miembros quedó atrapada y falleció.
Bilbao dispone de «una red de hidrantes fabulosa», con un hidrante o una boca de riego cada 50 metros, lo que supone una «garantía de abastecimiento». No obstante, los Bomberos cada vez más se dedican a intervenciones que no tienen que ver con el fuego. «Nos llaman para levantamiento de personas mayores que se han caído en su domicilio y no se pueden levantar y pulsan. De las 3.464 intervenciones de 2023, sólo 771 fueron por incendios, hubo 944 salvamentos y 1.749 asistencias técnicas.
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