Hasta 4.000 euros al mes por ingresar en una residencia privada en Bizkaia

Entre los 153 centros que hay en Bizkaia, según el último documento disponible sobre residencias con autorización de funcionamiento, 33 están administradas por entidades públicas y el resto son privadas. Estos geriátricos se repartirán 10.758 plazas este próximo año, de los que 5.682 dependen de la Diputación. De estas plazas, 3.225 son concertadas en entidades privadas y 2.457 públicas. Sin embargo, las largas listas de espera para acceder a la financiación foral o el no cumplir los requisitos de acceso, obligan a cientos de vizcaínos a buscar camas privadas.

¿Y cuánto cuesta ingresar en una residencia? Pues depende de la ubicación del centro, los servicios que ofrece, sus instalaciones y, algunas veces, del grado de dependencia del usuario. El tipo de habitación, y si tiene o no baño privado, también influyen en el coste total de un servicio que se mueve entre los 2.500 euros y los 4.000 mensuales.

No hay un criterio uniforme entre los centros residenciales para establecer el precio de sus servicios. Así lo muestra el coste de las 20 residencias privadas con más residentes de Bizkaia, todas con más de 100 camas, un patrón que también se repite en los centros de menor capacidad.

Mientras en las residencias Fundación Aspaldiko o Conde de Aresti la cantidad a abonar es independiente de si la habitación es individual o no, otras como Igurco Unbe establecen recargos mientras aumenta la intimidad de la persona usuaria. Este centro establece un coste de 111,75 por noche en un alojamiento permanente. Ahora bien, si el usuario no quiere compartir la estancia, deberá abonar 14,57 euros más por día. Y si desea un baño privado, 7,2 diarios más.

En la mayoría de residencias consultadas el precio es independiente del grado de dependencia de la persona usuaria. Sin embargo, en otras como DomusVi Miraflores quienes entran en la clasificación de 'alta dependencia' pagan casi 400 euros más al mes por una habitación individual.

¿Y qué incluye este precio? Pues aquí la oferta de la mayoría de los centros es, a grandes rasgos, similar. Además del alojamiento, la pensión completa y los servicios de medicina, fisioterapia y psicología no tienen ningún recargo. Sin embargo, la mayoría de residencias coinciden en que la peluquería, el podólogo, el etiquetado de la ropa necesario para ingresar o el traslado hospitalario tienen un coste adicional.

Con el objetivo de ayudar a afrontar los costes de las residencias para las personas que están a la espera de la asignación de una plaza pública, la Diputación ofrece una línea de subvenciones. Esta prestación vinculada al servicio se calcula en función del grado de dependencia del usuario y su capacidad económica. Su cuantía máxima es de 833,96 euros mensuales y recibirla puede conllevar una rebaja del IVA a pagar en la residencia al 4% (este supuesto no está contemplado en los datos de la ficha superior).

En el caso de las plazas residenciales de la red foral, ya sean públicas o concertadas, cuanto mayor grado de dependencia se tenga y de menos capacidades económicas se disponga, la posibilidad de acceder aumenta. Para ello la administración analiza los ingresos de la unidad convivencial y los movimiento bancarios de los dos últimos años. Solo pueden solicitar esta línea de ayudas los dependientes de segundo o tercer grado con más de 60 años (los de primero lo pueden hacer en situaciones excepcionales). Además, el programa individual de atención debe establecer que una residencia es la mejor alternativa para el usuario.

¿Y cuánto se paga? Pues la institución foral asume el coste diario de los cuidados y el beneficiario desembolsa la mayor parte de sus ingresos. La persona dependiente paga el 90% de su pensión más el 5% del valor de sus inmuebles sin contar la primera vivienda. Para este último cálculo se divide el valor de los bienes mobiliarios entre 365 para determinar la cantidad diaria a pagar. En cualquier caso, la cantidad a abonar tampoco podrá ser superior al 90% del coste del servicio. Por último, la administración foral siempre dejará 1.200 euros anuales de libre disposición.