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MANUELA DÍAZ
Domingo, 5 de marzo 2017, 02:17
En un mapa, el único hombre de las siete personas halladas el jueves en el interior de un camión frigorífico estacionado en Elorrio señalaba la zona del Kurdistán iraquí más próxima a la frontera con Siria. De ahí afirma que huyeron asediados por los bombardeos ... del Estado Islámico, espoleados por el «miedo» y la falta de un mañana para sus hijos. Su periplo terminó el jueves en la localidad vizcaína, cuando el transportista les encontró dentro de su remolque. Venía de Murcia y había parado en Valencia.
Los siete refugiados un matrimonio con tres hijos pequeños y una joven madre con su bebé continuaban ayer alojados en un piso del Ayuntamiento de Durango, donde recibieron la visita de la diputada de Empleo, Inclusión Social e Igualdad, Teresa Laespada, y de su homóloga en el Ayuntamiento local, Pilar Ríos. Según relató a este periódico, todos ellos se encuentran bien de salud, pero «lo han vendido todo» para pagar a la organización criminal albanesa que les iba a introducir en Reino Unido. «Apenas han querido hablar de cómo ha sido esa huida, lo único que nos han dicho es que lo han pasado muy mal y que el tránsito ha sido muy difícil», apuntó Laespada.
Alrededor de un centenar de personas asistió ayer a la concentración que cada primer sábado de mes convoca la plataforma Ongi Etorri Errefuxiatuak de Durango. Aunque en esta ocasión, tuvo un cariz diferente. A los representantes políticos, sindicales y sociales del municipio se unieron caras conocidas como las jeltzales Ibone Bengoetxea y Pilar Ardanza, la juntera de Podemos Neskutz Rodríguez, el parlamentario Dani Maeztu o las alcaldesas de Durango y Elorrio, Aitziber Irigoras e Idoia Buruaga.
Tras quince minutos de silencio entregaron a los asistentes un comunicado en el que mostraron la solidaridad de una villa «acogedora» con los siete refugiados kurdos. «Las dos familias se encuentran bien, pero muy agotadas. Lo que necesitan es tranquilidad, que preservemos su intimidad, sus derechos y voluntades», explicaron. Instituciones políticas, Ertzaintza, CEAR-Euskadi y Cruz Roja de Bizkaia se han organizado para cubrir las necesidades de las dos familias y ya les han ofrecido asistencia jurídica, con un traductor, asesoramiento constante y asistencia psicológica.
Llegaron a Elorrio agotados y muy desorientados. El bebé de 18 meses tenía fiebre alta y una de las dos mujeres fue trasladada al hospital de Galdakao con continuos vómitos. Habían pasado escondidos 15 largas horas en el interior del camión frigorífico en el que, según fuentes cercanas a la investigación, podrían haberse introducido por equivocación. Su propósito consistía en llegar a las islas. Anteriormente, el pasado 16 de fabrero, la familia con tres hijos de 4, 7 y 10 años ya había intentado subirse al ferry de Portsmouth en Santurzi, pero fue interceptada por la Policía en los muelles. Ahora, los investigadores tratan de descubrir qué pasos dieron desde aquel momento hasta su nueva interceptación en Elorrio en un camión que venía de Levante.
Ayer, una hora antes de que diera comienzo la concentración organizada por la plataforma Ongi Etorri Errefuxiatuak de Durango, la diputada socialista quiso conocer de primera mano el estado de las dos familias kurdas. Recuperados ya del viaje en el piso de acogida, los cuatro menores jugueteaban en el comedor y saboreaban unos chupa chuses que las dos representantes institucionales les entregaron. Sus padres, sin perderles de vista, trataban de asimilar toda la información que les ofrecían con la ayuda de un traductor de Cruz Roja. Llegaron a España dirigidos por una organización criminal que les cobró miles de euros a cambio de llevarles a Reino Unido, en un desesperado viaje que incluyó vuelos a Polonia, Alemania, Suiza y finalmente Valencia.
Diez días de plazo
Tras su detección en Bizkaia, su vida ha dado un nuevo giro inesperado y ayer continuaban sopesando si se quedan en Durango o tratan de continuar viaje e introducirse ilegalmente en Reino Unido, dónde cuentan con familiares. Sin embargo, esta opción resulta difícilmente viable tras haber sido descubiertos el pasado jueves en Elorrio.
«Al viajar con cuatro menores les hemos recomendado que pidan asilo aquí, dónde contarán con casi cuatro años de apoyo continuado», explicó la diputada. A los nueve meses que ofrece el Estado español se suman los tres años de apoyo lingüístico, sociolaboral, de vivienda y prestaciones técnicas que pone a su disposición la Diputación vizcaína. Laespada también les advirtió de las «trabas» que tendrían para llegar a Reino Unido. «Se lo están pensando» y les quedan diez días para tomar una decisión, ya que será entonces cuando expire el plazo de acogida. «La Diputación está para ayudarles, no podemos quedarnos impasibles, pero la decisión es libre y la respetamos», admitió la responsable foral. En este sentido, Durango también ha manifestado su apoyo. «Somos un pueblo que está deseando acogerles», matizó Pilar Ríos.
El de estas dos familias no es un caso aislado. Son constantes las denuncias de Amnistía Internacional de los abusos tanto de las tropas gubernamentales iraquíes como de las milicias que les apoyan en la lucha contra el Estado Islámico en esta zona fronteriza. Este mismo viernes, en la ciudad de Mosul, el Comité Internacional de Cruz Roja denunciaba que cinco niños y dos mujeres habían sido hospitalizadas por heridas producidas por armas químicas.
El durangués Mikel Gandarias, que visitó la zona el pasado año y que es miembro de la plataforma Ongi Etorri Errefuxiatuak, aseguraba ayer que «el país vive una situación convulsa» azotado por la crisis del petróleo y el Estado Islámico. «No existe una seguridad real y en la zona fronteriza con Siria la huella de ISIS, el miedo y los atentados era palpable», explicaba Gandarias.
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