Julio I. de Laespada
Jueves, 9 de febrero 2017, 18:04
El obispo de Bilbao, Mario Iceta, ha visitado este miércoles Tenerife para impartir unas conferencias. En su visita, ha sido invitado además a visitar las obras del templo que desde hace más de un cuarto de siglo se vienen construyendo para albergar a la Virgen ... de Begoña, cuya advocación se levantó en el pueblecito de Almáciga a fin de los años 40 del pasado siglo, cuando la Virgen apareció en la playa de Almáciga representada por varias estampas y escritos de los peregrinos con sus firmas como contenido de una botella, que en esa linda playa brillaba al sol aquella mañana, lanzada al mar al Cantábrico desde un barco en el cabo Villano, por peregrinos jacobeos de la Parroquia de San Francisco (Quinta Parroquia) que hacían la travesía Bilbao-La Coruña para visitar Santiago de Compostela.
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Nueve meses más tarde, el hallazgo de la botella y su contenido, donde se rogaba levantar una advocación allá donde llegara, la recogieron de la playa del pueblecito de Almáciga, al norte de la Isla de Tenerife, un matrimonio humilde que mariscaba por la zona. Ello coincidió con el interés demostrado por la maestra del pueblo, a quién se la acercaron, por ponerlo en conocimiento del Párroco del lugar, y de ahí al Obispo, quién llamó inmediatamente al bilbaíno Padre Eguiráun, Jesuita y párroco de la Iglesia de La Concepción, en Santa Cruz, la capital, quién como bilbaíno y residente en Tenerife se emocionó notablemente.
El Jesuita salió en cuanto pudo hacia Bilbao con el deseo de lograr un apoyo total de la Hermandad de Begoña, la Diputación foral de Bizkaia y el Ayuntamiento de la capital vizcaína, lo que así fue. Encargaron una reproducción exacta de la imagen románica de la Virgen begoñesa al escultor José María Larrea. Coincidió su finalización con las bodas de oro de su Coronación en 1900, por lo que este año de 1950 iba a ser épico e ideal para tal acontecimiento. Las coincidencias eran notables. Pocos meses después todo el pueblo de Bilbao visitó la copia exacta expuesta en la Quinta Parroquia bilbaína con destino a Tenerife, que fue costeada por aportaciones populares, sobretodo por los barrios de esta Parroquia y la de Begoña, además de las instituciones religiosas y oficiales. Se regalaron mantos de rica pedrería ad hoc para Ella, alguna señora arrepentida de su disipada vida regaló todas sus joyas para la Begoña de Tenerife El salón de honor de la Diputación la tuvo expuesta una semana al público, desde se bajó a la Ría bilbaína para embarcar con destino a Tenerife, acompañada de una multitud extraordinaria hasta su embarque.
70 años después
Han pasado más de 70 años. La Virgen de Begoña sigue viva y repartiendo Fé en Almáciga, un pueblo en el extremo norte de la Isla a donde tuvo que ser trasladada entonces en barco desde Santa Cruz, pues no hubo carretera hasta bastantes años más tarde. La actual está muy bien de firme, aunque estrecha, sinuosa, tremendamente salvaje y abrupto su recorrido, pero de una belleza incalculable. Con la llegada de la carretera llegó el turismo, tanto local como extranjero. La Virgen fue colocada en una pequeña ermita dedicada a San Juan, a quién la begoñesa le quitó el protagonismo. Poco más tarde un vendaval derribó la ermita. Los almaciguenses, que tienen a su Virgen de Begoña como faro y guía de sus vidas, construyeron con sus manos una chabola provisional que justo hoy alberga la talla mariana, y poco más, que lleva ya esperando templo más de treinta años. No hay sitio ni para bancos, solo unas sillas plegables del cine de verano. La Misa de 10 de los domingos se sigue con paragüas cuando llueve, todos no caben dentro. El Aytº de Santa Cruz aportó los materiales, los almaciguenses la mano de obra, la techaron a Ella con sus propias manos, mientras la obra la Virgen estuvo en el bar de la Asociación de Vecinos.
Cuando yo llegué a Tenerife a mediados de los 90, me encontré con muchas mujeres bajo el nombre de Begoña; esposas de amigos, secretarias, enfermeras, dependientas, y empecé a indagar. Supe de la advocación mariana de Almáciga al poco tiempo. Pero el dinero para el templo no llega. Unos cuantos hemos puesto voluntad para ayudar a los almaciguenses, pero siempre topamos con el Obispado nivariense y su desinterés porque manos privadas y no eclesiales levantáramos el templo. Léase mi artículo a doble página del 6 de Marzo de 2005 en el Diario de Avisos, de Tenerife. ¿Hasta cuando? Ahora ha llegado una luz de esperanza con esta visita, pues vengo años pretendiendo que el Obispado tinerfeño conectara con el Obispo de Bilbao y buscar fondos para terminar el templo de una vez. ¿Seremos los bilbaínos capaces de sacar esto adelante? Yo tengo fe en que sí.
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