![La ola de agresiones sexuales llena de mujeres los gimnasios de defensa personal](https://s1.ppllstatics.com/elcorreo/www/pre2017/multimedia/noticias/201609/15/media/17473063-kG0D-U202926297008R2D-490x578@El%20Correo.jpg)
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Virginia Urieta
Viernes, 16 de septiembre 2016, 02:39
Ese día había salido un poco más tarde de trabajar y para cuando llegó a casa ya se había hecho de noche. Amaia, una amatxu de Getxo con niños, marido y una vida normal, se disponía a abrir su portal cuando un hombre «con una ... fuerza tremenda» le agarró del cuello y la levantó. «No le llegaban los pies al suelo relata su profesor de defensa personal, Iñaki San Pedro. No pudo ni gritar, se quedó paralizada. Mientras uno le sujetaba, otro le tocó por dentro y por fuera. Le hicieron todo lo imaginable menos consumar la violación», que no llegó a producirse gracias a que en ese momento, alertado por el ruido, un vecino bajó al portal y consiguió disuadir a los agresores. Ella quedó tendida en el suelo, inmóvil.
Fue hace un par de años. Hoy Amaia es una persona nueva. «Vino al gimnasio totalmente anulada, con falta de confianza y de seguridad. Desde entonces, con mucho cariño y trabajo al principio no se atrevía a tratar con hombres en las clases, hemos conseguido recuperarla. Es una de mis guerreras, una alumna ejemplar», asegura su maestro. Este bilbaíno enseña las claves del Krav Maga lucha que emplean las fuerzas de defensa y seguridad israelíes en la escuela de defensa personal Isan, en Getxo. Un sistema de combate que se ha puesto de moda, «fácil de aprender y de recordar», que durante los últimos años ha conseguido llamar la atención de las mujeres. Pero la demanda de estos cursos de defensa personal se han disparado en las últimas semanas con motivo de la ola de agresiones sexuales registrada este verano en Bizkaia, según coinciden los responsables de varios gimnasios consultados por este periódico.
Iñaki San Pedro es instructor oficial de lucha de las federaciones vasca, nacional e internacional, una referencia en un sector que crece por la demanda femenina. Ellas representan más de la mitad de su alumnado, una cifra que ahora asciende hasta el 70% entre los adolescentes. «Muchas de ellas vienen preocupadas, también los padres. Ahora todos estamos más concienciados y las agresiones salen a la luz, las mujeres pueden levantar la voz y decidir plantarles cara», valora. También se ha avanzado en la ruptura de ciertos tabúes, como que ellas puedan luchar con sus compañeros de clase. «Es el método más eficaz. Así es como adquieren seguridad, y se dan cuenta de que pueden conseguirlo».
«Cometemos errores»
No hay requisitos, ni de edad ni de condición física, para conseguir la confianza que brindan estas clases, donde por unos 50 euros al mes el alumno, además de aprender a pelear, recibe consejos para prevenir las situaciones de riesgo con sentido común: uno no puede llegar a un portal a las tres de la mañana y ponerse a buscar las llaves. «Quince metros antes ya hay que tenerlas preparadas. No debo abrir la puerta y dejar que se cierre lentamente, para que entre cualquiera y me coja desprevenido. ¿Cuántas niñas vemos a las tantas ir a sus casas escuchando música? Los cascos no les permiten oír nada más. Son situaciones que podemos evitar. Somos tan vulnerables, cometemos tantos errores en nuestro día a día, que con poco entrenamiento evitaríamos muchas situaciones de peligro», concreta. «El violador es un cobarde; si se encuentra una respuesta normalmente sale corriendo, busca víctimas débiles e indefensas. El problema es que no hay formación, pero cuando existe y se responde, el 99,9% de las veces la agresión termina ahí, no es necesario pelear».
Luis Vázquez también es instructor de Krav Maga en Bilbao y desde hace dos años ofrece cursos exclusivos para mujeres, una demanda que no para de crecer. «Por falta de tiempo o simplemente porque no quieren participar en clases mixtas demandan cursos cortos, programados para aprender lo más básico con un entrenamiento adaptado a sus características, en los que trabajamos también la autoconfianza y la eficacia», explica. Son cosas sencillas pero efectivas, asegura, en las que el objetivo principal es «escapar», aunque también aprender a golpear sin lesionarse o a saber qué hacer después de una agresión. Actualmente hay inscritas en este tipo de cursos 25 chicas pagan unos 30 euros por tres horas, aunque lo ideal, insiste el profesor, es una formación continua. En eso coinciden también el director del gimnasio Nagusia de Basauri, Javier Manceras, y Jesús María Platón, que lleva más de 30 años impartiendo clases de Mugendo un arte marcial innovador y muy pedagógico en su gimnasio de Indautxu, que insisten en la alarma que han creado los últimos casos de agresiones sexuales. «Es necesario que se sientan seguras. Necesitan herramientas, pero también confianza y autoestima», concluye Platón.
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