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Irma acabó en Zeanuri vendiendo cursos de inglés.
«Yo no creo que los vascos sean fríos o cerrados, ¡al contrario!»

«Yo no creo que los vascos sean fríos o cerrados, ¡al contrario!»

«Mi marido es vasco. La primera vez que fue a mi casa, en Lituania, era pura confianza y besitos para todos, pero allí somos reservados. Mi madre flipaba. No se fiaba de él»

LAURA CAORSI

Lunes, 5 de septiembre 2016, 01:44

Entre Euskadi y Lituania hay 3.000 kilómetros de distancia y unas cuantas diferencias culturales, como un idioma que compite en dificultad con el euskera o un carácter tan recio que puede eclipsar al estereotipo del vasco. En el contexto lituano, los vascos son blandos ... y dulces como gominolas, tan pintorescos y extrovertidos que no pasan desapercibidos jamás. Esta es la idea que prevalece después de hablar con Irma Cijunaityte, una lituana que está acostumbrada a deletrear su apellido y que vino a vivir a Euskadi hace siete años porque se enamoró de un vasco.

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