La tienda de los diseños desenfadados echará el cierre el próximo 30 de abril tras permanecer abierta casi doce años.

Custo se suma a la lista de grandes firmas de moda que abandonan Bilbao

La compañía catalana cerrará el 30 de abril su espectacular tienda de Rodríguez Arias y Ercilla por el impacto de la crisis y la «complicada» distribución del local

Luis Gómez

Martes, 19 de abril 2016, 01:27

Se acaba de momento la aventura empresarial de Custo Barcelona en Bilbao. La firma que inundó de color y aires desenfadados el diseño español abandona la capital vizcaína y pone fin a casi 12 años de estancia, período durante el cual nunca ha ... llegado a cuajar plenamente su juvenil y vanguardista propuesta. La amplia tienda de Rodríguez Arias bajará la persiana el próximo 30 de abril y sigue el mismo camino que otras grandes marcas, pese a disponer de varios de los escaparates más espectaculares de la ciudad.

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La empresa de Custodio Dalmau y familia fue de las primeras en recalar en la villa al albor de lo que se dio en llamar el efecto Guggenheim. Lo hizo atraída también por el alto poder adquisitivo de la población vizcaína, que tanto valora la industria textil. Su desembarco fue largamente acariciado. No se trató del típico órdago con el que tantas veces envidan las firmas como política de imagen. El plan de Custo fue completamente distinto al pergeñado por Replay o Bonaventure, que cesaron la actividad en cuanto los nubarrones económicos ensombrecieron el panorama comercial. Custo llegó con la intención de consolidar su posición, por lo que no dudó en echar el resto y protagonizar, a principios de 2004, una de las operaciones inmobiliarias de mayor relumbrón del sector. Se hizo con la propiedad del inmueble de Rodríguez Arias que hace esquina con Ercilla, justo enfrente del edificio que liberó hace varias semanas El Corte Inglés, en su proceso de reestructuración, en uno de los puntos más céntricos de la villa.

Si bien la mayoría opta por la fórmula del alquiler, la enseña barcelonesa, que ha popularizado sus divertidos diseños a escala planetaria, se decantó por la compra. Tomó el relevo precisamente de otro creador catalán -Antonio Miró-, que fracasó igualmente en su incursión bilbaína, pese a erigirse durante tres años en el modisto de moda. Consiguió el contrato para confeccionar los trajes de calle a los futbolistas del Athletic, pero las altas rentas -12.000 euros mensuales- le enseñaron pronto la puerta de salida y obligaron al cierre del establecimiento a un diseñador que hizo del minimalismo su razón de ser.

El diseñador español más falsificado

  • Custo Dalmau es una rara avis en el mundo de la moda. Siempre le ha gustado ir por libre. Con mucho éxito, aunque la crisis también le ha obligado a ajustarse el cinturón y controlar su expansión. Es de los pocos creadores al que nunca le han quitado el sueño las imitaciones. Es, a escala nacional, el modisto más falsificado. Asegura que las imitaciones sólo provocan confusión en el mercado. «Afortunadamente, tenemos seguidores incondicionales que siguen comprando el producto original», declaró a este periódico hace doce años, con motivo de la inauguración de la tienda que ahora cierra. Precisamente, el «extraordinario parecido» de las colecciones de Desigual le llevaron a denunciar a la empresa rival. Para su sorpresa, los tribunales fallaron en su contra.

Custo siempre lo tuvo claro. Visionario y arriesgado, incluyó Bilbao como punta de lanza de expansión nacional del negocio, al tiempo que eligió la villa como base estratégica de su división inmobiliaria, política que perfilaron otros gigantes del sector en épocas de vacas gordas, pero que pasó una seria factura a algunos grandes nombres en cuanto el consumo comenzó a resentirse por culpa de la crisis. El fortísimo desembolso para plantarse en el corazón de la milla de oro confirmó el idilio de Bilbao y la industria de la moda nacional y extranjera. También dejó entrever los disparatados alquileres que las marcas más potentes comenzaron a abonar a principios del nuevo siglo para ampliar su red de tiendas, más allá de Madrid y Barcelona.

«Riqueza de Bilbao»

Custo dio por bien empleada la inversión millonaria. El diseñador conocido como el rey de las camisetas la justificó entonces por la «riqueza industrial y cultural» de Bilbao. Pese a protagonizar el proceso de internacionalización más deslumbrante de la industria de la moda española, salvo la del emporio Inditex, y ser la primera marca del país en participar en la cada vez más potente Fashion Week de Nueva York, las ventas nunca fueron las esperadas. Según los expertos, los cambios de consumo y la influencia de la cultura low cost jugaron en su contra. Tampoco le ha ayudado nada la «complicada» configuración del establecimiento, con una superficie superior a los 400 metros cuadrados. Distribuido en cinco pisos, ha pagado la maldición que persigue a las tiendas con distintos niveles, una de las razones por las que los grandes almacenes de El Corte Inglés dejaron, a finales del pasado febrero, su emplazamiento de Ercilla.

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Pese a estos contratiempos, Custo mantuvo su fidelidad a Bilbao, mientras vio cómo gran parte de la competencia abandonaba la ciudad. En todo este tiempo, ha visto desfilar por la puerta de atrás a Calvin Klein y La Perla, primero, y después a Ermenegildo Zegna y Replay. En la recta final, asistió a la marcha de tres gigantes: Louis Vuitton, Gucci y Loewe, que abandonó su histórica esquina de Gran Vía.

Custo será la próxima. Desde hace varios días, las fachadas del popular establecimiento anuncian la «venta final» de la colección con descuentos de hasta el 50%. Un paseo por el interior de la tienda descubre rebajas todavía mayores. A menos de dos semanas para su definitivo cierre, la tristeza queda reflejada en los rostros de las tres empleadas. No obstante, Custo, que ha sido incapaz de exprimir la rentabilidad de uno de los grandes locales del centro, no se desligará del todo de la capital, ya que tiene intención de alquilárselo a alguna firma de moda. Y ofertas, desde luego, no le faltan.

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