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Miriam Cos
Lunes, 18 de enero 2016, 02:33
Los «atronadores» ruidos no les dejan descansar los fines de semana y ya no pueden más. 16 familias residentes en los números 1 y 3 de la calle Madalen Errota en Arrigorriaga están hartas de soportar el alto volumen de la música del bar que ... hay en los bajos de su edificio. Y tras ocho años de idas y venidas con su actual gerente -el local lo abrió en 2002 otro arrendatario-, con el que según ellos «siempre hemos intentado ir a buenas», los vecinos se han puesto en pie de guerra para acabar con una situación, a su juicio, «insostenible».
«La música retumba hasta en el cuarto piso y una vecina asegura que se le mueven hasta las lámparas», lamentan los vecinos de la comunidad. A su juicio, la causa es que el hostelero «deja las puertas abiertas, también la de emergencia, de modo que además también oímos los ruidos del futbolín, de las sillas, de cómo arrastra los barriles de cerveza». Según los afectados, aunque esta situación ha sido «siempre así, con momentos en los que esta persona se relajaba y hacía caso de las demandas vecinales», la cosa ha empeorado tras haber sufrido un último desencuentro el año pasado. «Nos encontramos en un contencioso con el dueño del bar porque la cafetera provocó la inundación de los garajes y trasteros, afectando a cuatro vehículos», explicaron. Según aseguran, «desde que le pusimos la denuncia es insoportable, parece que está enfadado y por eso pone la música más alta».
Prueba de ruido
A pesar de haber presentado 30 denuncias en el Ayuntamiento después, de haber llamado en más de 50 ocasiones a la casa consistorial para quejarse e incluso de haberse reunido dos veces con responsables municipales, los residentes aseguran sentirse «desamparados» en su conflicto con el empresario. «Todos los fines de semana tenemos que llamar entre tres y cuatro veces a la Policía Municipal. Pero a veces ni siquiera aparecen o no se bajan del coche», critican. Desde la institución local, lamentan, «solo nos piden paciencia para llevar el tema. Además, nos han dicho que no se puede hacer la prueba de ruido porque no cuentan con los medios adecuados». Y, aunque han intentado que el dueño del bar colabore voluntariamente, según la comunidad, éste se niega a dejar pasar a nadie a su local «si no es con una orden judicial». «No tenemos nada en contra de esta persona, lo único que queremos es dormir», claman.
El gerente del local, por su parte, se limita a recalcar que «cumplo con la ordenanza», mientras que el alcalde, Asier Albizua, asegura que «la Corporación está haciendo todo lo posible, pero siempre siguiendo los plazos y las normas establecidas». Según el mandatario local, el gerente local presentó «en su momento» un estudio de insonorización y «todo estaba bien». La situación, a su juicio, se ha enconado en los dos últimos meses y, con el fin de mediar en el conflicto, se reunirá de nuevo con los vecinos, aunque recordó que, además de las quejas por los ruidos, ambas partes «mantienen otros contenciosos que nada tienen que ver con el Ayuntamiento».
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