leire pérez
Domingo, 6 de diciembre 2015, 23:09
Descansar en una vivienda cercana a las vías del tren puede antojarse una tarea harto complicada. Que se lo pregunten a los más de 1.500 vizcaínos expuestos a niveles de ruido superiores a los legales, los 55 decibelios que fija el Real Decreto 1367/ ... 2007 para zonas residenciales en esa franja horaria, según un estudio del Administrador de Infraestructuras Ferroviarias (Adif), que se encarga del mantenimiento de las líneas de Renfe y Feve.
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Basauri es la localidad más afectada por el «intenso» tráfico ferroviario que soporta en proporción a su población, pues acumula el 10% de los damnificados señalados por Adif. Las vías dividen la localidad y transcurren entre trincheras flanqueadas por viviendas de alta densidad. Y los vecinos no aguantan más. Por eso han anunciado su decisión de iniciar los trámites para crear una plataforma que defienda sus intereses y que verá la luz «en unos meses». Su objetivo, en cualquier caso, no es quedarse solo en el municipio. Pretenden que todos aquellos que ven mermada en territorio vizcaíno su calidad de vida por culpa de los trenes se sumen a su causa. Además, creen que los afectados son «muchos más» de los que recoge el estudio de Adif. «En Basauri, por lo menos, son más de los que dicen. Basta con contar las casas que se encuentran a escasos metros de las vías», insisten.
La Asociación de Vecinos de El Kalero, una de las más combativas, solicita que no se demore ni un día más la instalación de las «pantallas acústicas» previstas en el plan de actuación institucional. Y, además, critica la metodología utilizada tanto por el operador estatal como por el Ayuntamiento en el mapa de ruidos que acaba de ver la luz hace dos meses. La entidad solicita que se realicen «mediciones in situ» -no por cálculos ni programas informáticos-, y que entren en el interior de las viviendas para verificar la «gravedad» de la situación. «Los trenes de mercancías atraviesan el barrio y originan grandes molestias. No es sólo ruido, también son considerables las vibraciones que se soportan y que transmiten, sobre todo por la noche, cuando el tráfico es todavía mayor que por el día», se duelen.
Promoción fallida en Ugao
En Ugao-Miraballes, el propio Ministerio de Fomento desaconsejó hace años que se construyese una promoción de VPO en Udiarraga por las «molestias y ruidos» que el tren iba a generar a los futuros vecinos. Y en Santurtzi, por ejemplo, los residentes también se han puesto en pie de guerra. Hace ya años que el Ayuntamiento realizó un estudio para instalar pantallas ante las quejas vecinales, aunque la petición cayó al final en saco roto.
Desde julio de 2011, la entidad pública dependiente del Ministerio de Fomento dispone de un plan de acción contra el ruido para los tramos por los que transita el tren entre Llodio y Bilbao, y desde la capital vizcaína hasta Santurtzi. El operador pretendía zanjar de una vez por todas las quejas vecinales que el constante paso de convoyes provoca. Pero, cinco años después de su elaboración, el documento continúa guardado en un cajón, lo que ha puesto en pie de guerra tanto a los vecinos afectados como a algunas de las administraciones municipales por donde discurren las vías.
Adif analizó unos 35 kilómetros de trazado ferroviario en Bizkaia. Bilbao es el núcleo más atravesado por sus caminos de hierro, seguido por Barakaldo, Sestao, Santurtzi, Basauri, Arrigorriaga, y municipios menos poblados como Ugao-Miraballes, Arrankudiaga y Arakaldo. Según las conclusiones del trabajo, la capital vizcaína es el núcleo más contaminado por el traqueteo del tren, que amarga las noches a casi medio millar de vecinos. Una cifra similar a la que en su conjunto suman los habitantes junto al tramo que va desde Basauri hasta Arrigorriaga -más de 400- y los 200 que residen entre esta última localidad y Ugao-Miraballes. El número de afectados diminuye en la Margen Izquierda, donde ningún municipio, siempre según el informe de Adif, regitra más de un cententar.
Con los resultados en la mano y consciente del ruido y las vibraciones que genera el paso de unidades -sobre todo cuando las ruedas friccionan con las vías al aminorar la velocidad, y más aún en el caso de los trenes de mercancías, que circulan por la noche en mayor frecuencia-, el propio Adif propuso la instalación de sistemas de apantallamiento acústico como el elemento corrector «más eficaz». Justificaba entonces que cada año se destinan cerca 200 millones de euros para la construcción de este tipo de sistemas en Europa.
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La empresa pública contemplaba la colocación de 42 pantallas en Bizkaia, con una inversión de 3,2 millones. El informe, al que ha tenido acceso este periódico, se comprometía mejorar la calidad de vida de los «1.546 vecinos expuestos» a niveles de ruido de consideración. Además, se preveía el gasto de otros 4,5 millones en actuaciones complementarias. Incluso se concretaba que la altura máxima de las pantallas verticales debía ser de cuatro metros, dos en el caso de la existencia de viaductos. «Y cuanto más se aproxime a la infraestructura, más eficaz llegará a ser», añadían los redactores del documento, que daba la opción de utilizar pantallas de «doble o alta absorción» y de «media absorción».
«No es un proyecto»
El plan incorporaba también la ejecución de otra serie de medidas secundarias, tanto en los ferrocarriles como en las vías, para minimizar las molestias acústicas. Por ejemplo, se invitaba a sustituir los sistemas actuales de frenado -zapatas de fundición- por otros con menor nivel de emisiones de ruido, como discos o bloques. Y se recomendaba renovar los propios raíles con la eliminación de las juntas para evitar ruidos secos al golpear, la reducción de irregularidades para que se hiciese más suave el contacto entre las ruedas y el carril, e incluso la utilización de lubricantes.
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El caso es que, cinco años después, ninguna de las conclusiones de este estudio de la línea de Adif en Bizkaia se ha llevado a efecto. Consultados por el retraso, portavoces de la empresa señalaron que el «plan refleja datos de un estudio, pero no es un proyecto», si bien añadieron que «se pondrá en marcha cuando se apruebe y se le dote de presupuesto». La respuesta no ha convencido en municipios como Basauri. De hecho, desde hace más de tres meses, el grupo municipal socialista en el Ayuntamiento -uno de los más afectados, ya que el tren segmenta la localidad- ha exigido al equipo de gobierno que fuerce a Adif a cumplir sus propios compromisos. «En ese documento se recogen con detalle las molestias que provoca el tren a su paso y da las soluciones, por lo que no hay excusas para dejar de actuar», recrimina su portavoz, Soraya Morla.
El Ejecutivo local ha recogido el guante y envió recientemente un requerimiento a la Delegación de Red Convencional de la Zona Norte y a la Dirección de Calidad, Medio Ambiente y Sistemas de Información instando a poner en marcha, «de una vez por todas, las medidas correctoras de afección acústica que sus líneas ocasionan». El equipo de gobierno, encabezado por el jeltzale Andoni Busquet -que mantiene un enfrentamiento con la sociedad estatal por un terreno en el centro del municipio que es de vital importancia para la regeneración de la localidad-, solicitaba también «información detallada sobre plazos y lugares de actuación». El Consistorio le pedía que incluyese como zonas afectadas por el impacto del ruido ocasionado por el ferrocarril las calles próximas a la línea del barrio de San Miguel, una zona que, aunque también sufre el problema, no aparece en el estudio.
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El plan, en realidad, está incluido en un proyecto más ambicioso que analizó los grandes ejes ferroviarios del Euskadi y Asturias pero que, a su vez, se integraba en otro aún más amplio que proporcionaba soluciones a nivel estatal. La institución, eso sí, no lo realizó motu proprio, sino más bien en cumplimiento de un mandato de la Unión Europea, puesto que la Directiva 2002/49/CE, así como la Ley del Ruido aprobada en 2003, exigieron la elaboración de mapas estratégicos del ruido en las zonas atravesadas por líneas transitadas por más de 60.000 circulaciones anuales. El Gobierno central debió entonces comunicar a la Comisión Europea las infraestructuras que cumplían el perfil, así como las autoridades que iban a responsabilizarse de la elaboración de los mapas de ruido y planes de acción. Adif se vio obligada a cartografiar 685 kilómetros de red.
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