El exmarido de Leyre y acusado de su muerte en La Peña exculpa al detenido como cómplice

Y.B., al que conocía porque trabajaba en un taller mecánico al que llevaba el coche, fue arrestado en agosto después de confesar que el acusado le había ofrecido dinero por «cargarse a una mujer». También le había pedido que se apoderara del móvil de la víctima. En total, le hizo tres proposiciones a lo largo del año. El supuesto cómplice negó cualquier participación en el homicidio. Tras ser presentado ante la titular del juzgado de violencia de género número dos de Bilbao, quedó en libertad con cargos. Dada la falta de pruebas contundentes contra él y salvo que el resultado de los últimos análisis de ADN y de localización de los teléfonos móviles den alguna sorpresa, esta persona podría quedar fuera de la causa, según indican fuentes cercanas al caso.

Seis golpes y dos pasadas

Mateos declaró ante la jueza el pasado día 23 de octubre mientras aún se encontraba en el hospital de Cruces en el que ingresó diez días después del crimen al intentar suicidarse lanzándose a las vías del tren. El 11 de noviembre, tres recibir el alta médica, fue derivado a la prisión alavesa de Zaballa, desde donde será trasladado a diario para hacer rehabilitación ya que sufre una lesión medular que le mantiene en silla de ruedas. En su declaración, el acusado admitió que estuvo la noche del crimen en la vivienda de su exmujer de la que se había separado por iniciativa de ella hacía dos meses en el barrio de La Peña, y que habían discutido. Siempre según su versión, en el forcejeo, Leyre cayó al suelo y se golpeó en la cabeza.

El acusado asegura que la siguió al baño donde acudió a limpiarse la sangre para ayudarla, pero que al golpear con fuerza la puerta, la mujer volvió a perder el equilibrio y a impactar la cabeza contra el suelo. Según Mateos, Leyre quedó inconsciente y él creyó que estaba muerta, aunque la autopsia confirmó después que la joven falleció a causa de las heridas provocadas por el arrollamiento del coche. En el informe de autopsia, se indica que el vehículo le pasó por encima en dos ocasiones y que el cadáver presentaba seis golpes previos. La explicación que ofrezcan los forenses sobre la compatibilidad de estas heridas con la versión de una caída accidental, resultarán determinantes en el juicio.

Según Mateos, él solo, sin ayuda de nadie, sacó el cuerpo de Leyre, que aún seguía viva aunque él creyera que no, lo metió en el maletero de su coche y lo trasladó hasta el cercano barrio de Ollargan, en la carretera que une La Peña con Buya, donde lo depositó. Según declaró, para hacer creer que había sido un atropello, le pasó el coche por encima. Una de las principales pruebas que le imputan es el ADN de la víctima encontrado en los bajos de su vehículo.

Respecto al posible móvil del crimen, varios testigos le describen como un individuo «obsesivo», que trataba de controlar a Leyre, especialmente después de la ruptura. Poseído por los «celos», Mateos buceaba en su perfil de facebook y llegó a preguntar a las amigas de la chica si mantenía una nueva relación. Según algunos conocidos de la pareja, la separación supuso para él también un quebranto económico, ya que tuvo que regresar a casa de sus padres, buscar un trabajo y pasar una pensión a sus hijos.