El Hotel Indautxu fue el escenario de la boda entre Juan Carlos Aldasoro y María Costa.

En la riqueza y en la pobreza ante notario

Bilbao fue ayer testigo de las primeras nupcias celebradas en Euskadi ante un certificador. La ley lo permite desde julio

Virginia Urieta

Sábado, 10 de octubre 2015, 02:14

Vestido blanco impoluto para ella, traje clásico con corbata para él. Las estampas que dejan las bodas son, por lo general, muy parecidas. Invitados, besos, apretones de manos y nervios. Pero la de Pedro de Andrés y María Jesús Moscoso no fue una al uso, ... porque por primera vez no hubo juez, ni concejal, ni sacerdote que sellara el enlace con bellas palabras: hubo notario. Y fue el primero en oficiar bodas en Euskadi gracias a la nueva ley de Jurisdicción Voluntaria que entró en vigor el pasado mes de julio y que permite a este cuerpo de profesionales la tramitación y celebración del matrimonio civil. Y también del divorcio. En el caso de los matrimonios, los cónyuges ahorran tiempo y dinero, pues los honorarios generalmente no superan los cien euros y es posible darse el sí quiero, prácticamente, de un día para otro.

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El motivo principal, tal y como aseguró ayer el expresidente del Consejo General del Notariado de Euskadi, Manuel López Pardiñas -encargado de casar a la segunda pareja de novios que optó por casarse por esta vía ayer, Juan Carlos Aldasoro y María Costa-, es el de «descargar» de competencias al Juzgado y «facilitar al ciudadano una mayor agilidad y comodidad». La nueva legislación cede una serie de materias a los secretarios judiciales, notarios y legisladores, de forma que los tribunales vean aliviada su carga de trabajo. «El que lo desee, obviamente, se puede seguir casando por la Iglesia, el Ayuntamiento o el Juzgado. Sólo se ofrece una posibilidad más», matizó Pardiñas.

Las parejas, mientras, exploraron «encantadas» las nuevas posibilidades de las leyes. «Para nosotros ha sido algo muy especial, porque Juan Ignacio Bustamante, nuestro notario, es amigo íntimo. Nos parece algo muy personal y una manera entrañable de casarnos, porque ha permitido que sea un acto más familiar», explicaba ayer De Andrés después de contraer matrimonio a las 13.00 horas en una notaría bilbaína. El segundo novio, que rebosaba de felicidad cuando se convirtió en marido una hora después en el Hotel Indautxu, explicaba que «nos plantearon la posibilidad de que nos casara un notario y decidimos hacerlo antes, por agilidad, pero sobre todo porque a la hija que tenemos en común le hace mucha ilusión», confesaba Aldasoro.

Aplicación por fases

Aunque aprobada este año, la ley entrará en vigor por fases, tal y como adelantan los expertos. Hasta 2017, la tramitación del expediente -que acredita que los interesados pueden comprometerse- se sigue haciendo por vía judicial, pero dentro de dos años se podrá ocupar la notaría de ello. Como toda novedad, para los profesionales exige también cierta preparación.

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«He tenido que leerme la ley y concienciarme, pero yo creo que, por lo general, para los notarios no es un asunto difícil. Hay que aceptar retos y desafíos en todas las profesiones», indicó Pardiñas. La demanda que se generará para que realicen enlaces, valora, no será excesiva, porque muchos seguirán optando por la forma más tradicional de casarse. Lo que sí cree que es que tramitarán más divorcios. «Ahí es donde la nueva ley tendrá más futuro, porque en ellos se busca normalmente lo contrario: discreción, rapidez, poco ruido»

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