Vecinos de Basauri se conmueven al escuchar la pesadilla sufrida por ‘Abu’.

Cirilo, el mejor amigo de 'Abu'

Un perro al que dispararon y arrojaron a un río sobrevive gracias a una familia de Basauri. Vuelve a caminar con unas ruedas especiales

Miriam Cos

Lunes, 13 de abril 2015, 00:50

Cuando Abu volvió a nacer ya tenía nueve años, que son muchos para un perro. Una familia de Basauri se cruzó por fortuna en su vida y le salvó de una muerte segura e infame. Pese recibir quince escopetazos y ser lanzado posteriormente a un ... río, el can consiguió salir milagrosamente del cauce y alcanzar una gasolinera del municipio burgalés de Bercedo. Llegó en un estado lamentable, con más de quince balas alojadas en el cuerpo -algunas no se las han podido extraer-, garrapatas, piojos y un sinfín de heridas sangrantes. En el surtidor se lo entregaron al hijo del basauritarra Cirilo López, que enseguida se puso manos a la obra para salvar la vida del desdichado animal. La mascota apenas podía caminar y, además, tenía «mucho miedo» de los otros perros que convivían con la familia.

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Tras varias pruebas que determinaron que Abu sufría atrofia en la pata izquierda, lo trasladaron a Basauri, donde gastaron el último cartucho en una clínica veterinaria «Mi hijo pagó tres operaciones en diferentes centros de Burgos para ver si conseguía recuperar la movilidad de la pata, pero sin éxito», se lamenta Cirilo, de 79 años. Ya en Bizkaia, y tras realizarle una nueva intervención que «tampoco sirvió para mucho», llegó una quinta, que, por desgracia, fue todavía peor. «Resultó un completo desastre. Le pusieron unos hierros en la pata que más tarde se le empezaron a salir. Le fastidiaron también el hígado con los antiinflamatorios», reprocha López, que cuida al ejemplar desde hace casi cuatro años.

«Cuando le llevé a la clínica de Basauri estaba casi muerto. Le hicimos análisis durante cuatro meses hasta que se le pasó lo del hígado, pero no volvía a andar. explica. Aun así, ni el perro ni su dueño se dieron por vencidos. Durante dos años, Cirilo lo sacó a la calle en brazos. Al final, sin embargo, han hallado una solución que ha transformado, para bien, la vida del pequeño perro.

Aparato de Estados Unidos

«Sabíamos que había muchos animales con artrosis que utilizan ruedas traseras para poder moverse, pero no se conocían casos de piezas delanteras», detalla. Gracias a internet, un hijo de López consiguió lo que llevaban años buscando. «El chaval vio que la empresa estadounidense Ruff Rollin hacía ruedas delanteras. Mandó un par de emails y en veinticinco días teníamos el aparato», recuerda emocionado. «En España hay una especie de férulas para las patas de delante, y en Bilbao hay una empresa de ortopedia para mascotas, pero ninguna de esas opciones nos servía», aclara. Ahora, con casi catorce años y los achaques propios del tiempo, Abu está, como quien dice, en fase de rehabilitación. Lleva dos meses acostumbrándose a sus nuevas piernas. Gracias a ellas, cuatro años después, ha vuelto a caminar. «La veterinaria ha dicho que está ejercitando mucho las patas de atrás», se felicita el dueño.

«Con la nieve y la lluvia que ha caído durante estos últimos meses no hemos sacado mucho partido al aparato, pero ahora vamos de aquí para allá. Antes no podía llevarle al parque y sólo le sacaba unos 30 minutos. Ahora aguanta más de una hora correteando por ahí», relata. No hay nada más que ver cómo se maneja el can con sus ruedas, hechas a medida, que cuentan con diferentes zonas regulables y una barra estabilizadora.

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Abu parece feliz y Cirilo, mucho más. «Es la sensación del pueblo. He contado su historia mil veces y los vecinos se siguen escandalizando y conmoviendo por igual», asegura López, que le pasea muy orgulloso. «Se ha liberado», expresa. Habituales del parque Bizkotxalde, caminan ante la atenta mirada de los transeúntes, que no pueden evitar girar la cabeza a su paso. «Es muy listo y no me pierde de vista. Vamos por la calle y es todo un espectáculo. El otro día unas señoras me pararon y me dijeron que me daban un diez como dueño», afirma. La mayoría de sus conocidos elogian su valentía y pundonor. Muchos piensan que otros, en el lugar de Cirilo, habrían mirado para otro sitio o lo hubieran conducido, sin más, a una perrera. «Pero nunca he pensado en sacrificarle, ni se me ha pasado por la cabeza. Cuando despertó de su última operación, me clavó la mirada y pensé que me lo llevaba al fin del mundo. No le abandonaría nunca», sonríe conmovido.

López cree que la historia de superación de este pobre animal debería servir para despertar conciencias y para que la gente reaccione ante salvajadas de este tipo. «Una mascota no es ningún juguete, es un ser vivo», afirma. «Nunca sabremos por qué ni quién o quiénes le hicieron esto a Abu. Lo que sí sé es que le encontraron con quince escopetazos y eso no se debe permitir. ¡Jamás!», advierte.

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