La Euskal Encounter abre sus puertas a más de 5.000 fanáticos de la informática

Aunque la presencia de chicas es minoritaria, cada año la cosa va a más. Andrea, madrileña de 22 años, acudió por primera vez en el municipio vizcaíno con 18 años, ahora, cuatro después, asegura que sus vacaciones serán siempre así. "Veo a los padres venir con sus hijos y me imagino a mi de mayor con los mios", comenta entre risas. "Me gusta mucho el ambiente y el mundo de los videojuego", señala mientras observa una famosa serie de televisión subtitulada.

Y aunque la mayoría de aisistentes aseguran no participar en los talleres organizados para la ocasión, hay todo tipo de actividades para no dedicarse a echar las horas muertas frente al ordenador. De fotografía, programación informática, conferencias, baile, e incluso, como no podía ser de otra manera, cosplay (disfrazarse de sujetos concretos ataviados con todos sus complementos). Ya se podían ver algunos modelos únicos por el recinto. Los componentes de la productora de cine 'Ojklol Audiovisuales' daban la nota ataviados al estilo militar y llenos de heridas sangrientas. Se encuentran en la Euskal Encounter para promocionar una película futurista que tienen entre manos, 'Sector morir en directo'. Aseguran que es un buen sitio donde darse a conocer, y además también participan del encuentro zombi que la organización tiene preparada para el sábado.

Manitas en el saco de dormir

Como toda quedada, la Euskal Encounter esconde unos fines más sencillos y de andar por casa que el intrincado mundo de la informática y los videojuegos. "Lo que más me gusta es que socializamos, hacemos amigos. Vengo desde hace siete años y ya somos un grupo muy grande", explica Irene, acompañada de su amigo Gonzalo. "Creo que son cinco días de convivencia, aunque después no vuelvas a ver a la gente hasta la siguiente edición", sentencia. Irene es como una especie de profesional de la quedada. Con hasta diez discos duros de 1 Terabyte de capacidad, parece que vaya a descargarse todo lo descargable, su amigo, más discreto, asegura que con un solo disco de 3 Terabytes le sirve.

Pero no solo de diversión y socialización se nutre la reunión. También suele haber algún que otro cotilleo. Y es que cuatro días de convivencia dan para mucho. Parece que como en una especie de Gran Hermano, los sentimientos se magnifican, y entre friki y friki, -siempre en el buen sentido de la expresión-, surge el amor...o las manitas. "No conozco a nadie que haya encontrado a su pareja aquí, pero por las noches se oyen cosas debajo de los sacos de dormir", comentan entre risas Irene y Gonzalo.

Sara y Aitor se encuentran en primera fila de mesas del recinto. Para ella, es el octavo año, para él, el primero, ha sucumbido a los encantos de la supervelocidad de descarga. Sara acudió por primera vez con solo doce años. Dice que a su madre no le importó, que ella también es un poco friki, pero no la dejó quedarse a dormir. Ahora, con 22 años y siendo del mismo Bilbao, acude cada año y vive la experiencia desde el primer minuto. "No voy a mi casa para nada. Cada año la experiencia es distinta, y siempre conozco a mucha gente maja", explica.