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El edificio afronta una tercera etapa tras ser residencia palaciega y sede bancaria.
Mango destinará las dos últimas plantas del edificio de Gran Vía a pisos u oficinas

Mango destinará las dos últimas plantas del edificio de Gran Vía a pisos u oficinas

La Comisión de Patrimonio aprueba la reforma de la antigua sede de la BBK como centro comercial, que conservará la capilla de la construcción original

TERESA ABAJO

Viernes, 11 de julio 2014, 18:33

El proyecto de Mango para abrir en la Gran Vía de Bilbao su tienda de referencia en el norte de España ya tiene el visto bueno de la Comisión de Patrimonio. El organismo donde participan representantes del Ayuntamiento, la Diputación, el Colegio de Arquitectos y la Universidad de Deusto autorizó ayer la reforma del edificio de Gran Vía 23, protegido por su interés arquitectónico, para adaptarlo a la actividad comercial. La "megastore", con 2.000 metros cuadrados de superficie de venta, ocupará las tres primeras plantas. Las dos más altas se destinarán a otros usos, viviendas u oficinas, para sacar el máximo partido a un emplazamiento privilegiado.

Además de aglutinar todas las líneas de venta de Mango, el establecimiento contará con un elemento diferenciador que es difícil encontrar en centros comerciales: la capilla de la primera planta, que ya está desacralizada, se va a conservar dentro de la tienda, aunque no se usará como punto de venta. Formará parte de sus señas de identidad «como si fuera una escultura», explica el arquitecto Iñaki Aurrekoetxea, que ha asesorado a Kutxabank y Mango para planificar la reforma. Con bóveda rebajada e interesantes mosaicos, era una de las dependencias del palacio Lezama Leguizamón que construyó José María Basterra en 1907. Tenía entrada de carruajes en lo que hoy es la calle Astarloa y fachada de ladrillo con cantos en las esquinas.

En 1944 lo compró la Caja de Ahorros Municipal de Bilbao para instalar allí su sede y encargó la reforma y ampliación a Ricardo Bastida, que dotó a la fachada de su aspecto actual con revestimiento de piedra. Ahora afronta una nueva remodelación que consiste en bajar el forjado para que la entrada quede a nivel de calle, sin peldaños. También se van a suprimir las columnas del vestíbulo -lo que dará mayor protagonismo a la escalera, que se amplía- y se modificarán las ventanas para acoger los escaparates. «El resto de la fachada no se toca. La reforma es «muy respetuosa con el edificio», afirma el director del área de Urbanismo, Mikel Ocio.

Obras a fin de año

Las escaleras mecánicas se ubicarán al fondo, «en la parte de menor valor arquitectónico, pegando al edificio de Iberdrola», y se va a mantener la ornamentación interior. Todos los miembros de la comisión votaron a favor del proyecto salvo la representante del Colegio de Arquitectos, por entender que se podía haber hecho un mayor esfuerzo de conservación. Esta autorización supone un paso importante para formalizar la operación de compra del histórico inmueble, que todavía es propiedad de Kutxabank. La dirección de la cadena de moda catalana tiene previsto iniciar las obras del establecimiento a fin de año, aunque con eso no agotará el espacio disponible.

Todo apunta a que la intervención en Gran Vía 23 se llevará a cabo en dos tiempos, dejando para el final las plantas de mayor altura, que podrían albergar los áticos más codiciados de Bilbao o destinarse a oficinas. Decidan lo que decidan los nuevos propietarios, no será necesaria una modificación del Plan General porque los solares terciarios también admiten el uso residencial. La reforma va a coincidir en el tiempo con la construcción de un bloque de viviendas en la parcela contigua, en la esquina entre Astarloa y Gardoqui que antes ocupaba Iberdrola.

En la Comisión de Patrimonio se planteó la posibilidad de editar alguna publicación para documentar la historia del edificio, que pasó de residencia palaciega a sede bancaria y joya del mercado inmobiliario. Estuvo más de dos años en venta y Kutxabank recibió al menos tres ofertas en firme. En las quinielas se barruntaba el desembarco de Apple, pero Mango se impuso al cerrar una operación de alrededor de 40 millones de euros tras intensas negociaciones. La compañía presidida por Isak Andic ya está firmemente asentada en Bilbao con la tienda de la antigua sede de la Cámara de Comercio, otro establecimiento en el tramo más cotizado de la Gran Vía y un "outlet" en el Casco Viejo. Pero será en el antiguo palacio donde acomode su buque insignia.

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