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Ainhoa De las Heras
Miércoles, 2 de julio 2014, 00:28
La defensa de Juan Carlos Aguilar, el falso monje shaolín, acusado del asesinato de dos mujeres, ha pedido la «libre absolución» de su cliente al entender que «no tuvo participación alguna en los hechos», según las calificaciones provisionales a las que ha tenido acceso este ... periódico. Esta parte era la última en presentar su escrito, escueto, en el que el abogado contratado por Aguilar, Javier Beramendi, muestra su disconformidad con los del Ministerio fiscal y las acusaciones particulares y popular.
Piden entre 40 y 51 años de cárcel para el acusado por dos delitos de asesinato, el fiscal, y con ensañamiento y otro de detención ilegal en la persona de Ada Otuya, las representaciones legales de las familias de las víctimas y la asociación Clara Campoamor. Beramendi entiende que los hechos «no son constitutivos de delito», pero no adelanta ningún otro detalle que permita vislumbrar cuál será su estrategia de defensa.
Las partes han pedido a los peritos forenses que emitan un dictamen sobre la imputabilidad del acusado tras las entrevistas mantenidas con él y su historial médico, que ha sido incluido en los autos. El experto en artes marciales se negó a seguir siendo analizado por los especialistas en psiquiatría de la Audiencia de Bizkaia porque se sentía «agredido», por lo que no pueden emitir un informe sobre su estado mental.
El caso se encuentra en la actualidad en una fase intermedia, terminada ya la de instrucción, y antes de iniciarse la selección del jurado que tendrá que declarar culpable o inocente a Aguilar. El juicio podría celebrarse el próximo otoño, aunque aún no hay un señalamiento.
Juan Carlos Aguilar sigue ingresado en la cárcel palentina de Dueñas, a la que fue trasladado desde la alavesa de Nanclares de la Oca. Fue detenido por la Ertzaintza el 2 de junio de 2013 en el interior de su gimnasio, el Zen 4, en Máximo Aguirre, tras encontrarle con Ada Otuya, prostituta nigeriana de 29 años, al borde de la muerte, con cuerdas y cintas de embalar al cuello. La mujer falleció en el hospital. Junto al tatami se encontraron los restos descuartizados de otra mujer, Yenny Sofía Rebollo, colombiana de 40 años.
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