Bilbao La Vieja se tiñe de una marea naranja por las 'Mujeres Valientes'

«Los eventos deportivos no suelen ser en esta zona, pero por nuestro trabajo y gracias al apoyo que nos ha brindado BilbaoHistoriko hemos decidido traerla aquí. La ciudad está resurgiendo como lugar multicultural», explicó Mari Tere Guzmán, representante de la organización. Los cinco kilómetros y medio del trazado no fueron, como aseguraban la mayoría de corredores, 'coser y cantar'. «Ha ido peor de lo que creía. Para los que no estamos acostumbrados a correr por el día, demasiado calor. Las cuestas han sido mortales», confesaba Iñigo Arana, vecino de Bilbao, mientras intentaba recuperar el aire después de haber echado el resto. «Se nota. El sol pega, no había sombras y es duro. Pero hay que coger ritmo para el verano». Sus padres colaboran con la ONG y también algunos de sus amigos, así que le fue fácil unirse. «Me gusta y hay que ser solidario».

Mariví e Izarra, madre e hija vecinas de Galdakao, reponían fuerzas junto a la fuente, que no daba abasto para tantas bocas sedientas tras la carrera. «Hemos llegado, es lo importante. Pero mucho calor: ya estábamos derretidas antes de salir -confesaban-. En la cuesta de Miribilla no veíamos el final». Ambas participaban por primera vez, una amiga que lo hizo en Vitoria les animó a colaborar. «Si vuelven a organizarla repetiremos, el ambiente ha sido muy bueno. Pero que sea en invierno -bromearon-. Y lo solidario es lo que nos mueve. Nosotros también somos mujeres valientes».

Desde Alboan se mostraron satisfechos con una participación que fue incrementándose hasta el punto de que retrasaron la hora de salida de la primera prueba -la de los txikis, pasadas las 10.30 horas- porque la gente continuaba apuntándose. No fue problema: los participantes aprovecharon para calentar y estirar bien los músculos. «Hay que correr por un buen motivo», valoraban Javi, Mikel y Juan Carlos antes de la carrera, y ya preveían que las cuestas les iban «a doler mucho». Hubo premio para los primeros -Othman y Naiara-, que se llevaron una cesta con productos de comercio justo. Entre los más pequeños, que salieron 'escopeteados' -hubo alguna caída, pero ningún lloró-, se sortearon dos camisetas del Athletic y disfrutaron después de talleres, con cuentacuentos y pintacaras.