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Si hay algún conflicto recurrente en la capital vizcaína, es el que enfrenta a los vecinos con los ruidos de su entorno. Los bilbaínos a ... los que les cuesta conciliar el sueño por el alboroto que se genera alrededor de su casa se cuentan por miles. El problema ha derivado en importantes reivindicaciones vecinales en las últimas décadas, como la que consiguió que se derribara el viaducto de Sabino Arana o la que derivó en que el Casco Viejo se peatonalizará. Años más tarde de estos hitos, los habitantes de la villa siguen demandando reducir la acústica en las horas de descanso y la petición habitual de rebajar el runrún del paso de los coches se le han sumado las protestas por el jaleo que genera el ocio nocturno.
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El Ayuntamiento de Bilbao calcula que 16.116 bilbaínos están expuestos a niveles de sonido superiores a los límites nocturnos legales, que se establecen en los 55 decibelios entre las once de la noche y las siete de la mañana. Es la conclusión que se desprende del Plan de Acción Contra el Ruido elaborado por el Consistorio, un documento que pretende ser la piedra angular sobre la que pivotarán las estrategias para reducir la contaminación acústica durante los próximos años.
La situación es especialmente grave en el distrito de Abando, donde el 12,2% de los vecinos está expuesto a esta situación. Como siguientes zonas en las que el sonido provoca más molestias, figuran Basurto (9,4%) y Rekalde (6,7%). Son los espacios en los que están las carreteras más voluminosas y las principales entradas a la ciudad, por lo que es lógico que el constante paso de vehículos derive en una mayores exposición a sonidos incómodos.
El documento matiza que la población expuesta a esta situación se ha reducido de forma importante en los últimos años. En 2007, cuando se hizo el primer análisis de estas características, el 30% de Bilbao vivía en zonas ruidosas. El Consistorio atribuye esta mejora a políticas como la reducción de la velocidad a 30 kilómetros por hora en todas las calles del municipio, la apuesta por impulsar las peatonalizaciones y un aumento en el uso del transporte público.
El plan de acción también alerta de que «en los últimos años el ruido del ocio nocturno se ha intensificado como un nuevo foco que afecta a áreas específicas y a ciertos colectivos vulnerables». El Ayuntamiento, de hecho, tiene sobre la mesa varias solicitudes del Ararteko en las que reclama un plan de actuación «para garantizar de manera oportuna y eficaz» medidas legales que eviten «el ruido ambiental excesivo» generado dentro y fuera de los locales. Algunas asociaciones vecinales de Abando también han realizado manifestaciones en los últimos años apuntando en este sentido. Es por ello que el Consistorio, según asegura el documento, está a punto de finalizar un mapa con los lugares más castigados de la ciudad por estos festejos, lo que después le permitirá adoptar políticas concretas para atajar este fenómeno, que complementarán este plan de acción.
La cuestión es que el objetivo del área de Movilidad y Sostenibilidad, dirigida por la socialista Nora Abete, es rebajar en un 6% la población expuesta a niveles superiores a los límites legales nocturnos. Una cifra que aunque el Consistorio establece en un máximo de 55 decibelios, la Organización Mundial de la Salud y la Comisión Europea recomiendan que sitúe en los 45. Un objetivo que no se cumplirá, al menos a corto plazo.
El plan –un documento de 69 páginas– identifica una serie de espacios de la ciudad, a los que define como 'zonas tranquilas urbanas', que se propone blindar del ruido en los próximos años. En este listado figuran, por ejemplo, el Parque Europa, la explanada de Miraflores en Santutxu o el parque Doña Casilda. Se trata de los lugares que el Consistorio quiere aislar del bullicio que ha invadido otras zonas de la ciudad. Es por ello que, ante la posibilidad de que se organicen eventos o construyan determinadas infraestructuras, se primará que no se altere la paz que transmiten estos puntos.
El proyecto municipal también señala una batería de acciones que es necesario seguir fomentando y otras que deben ponerse en marcha para reducir el ruido de la ciudad. Entre otras, destaca la importancia de realizar ensayos acústicos sobre todas las nuevas edificaciones que se construyan en la ciudad. Del mismo modo, insiste en establecer limitaciones a la ubicación de locales «de usos especialmente problemáticos por ruido (como grandes superficies o discotecas) en espacios residenciales. También señala la urgencia de aumentar mecanismos que aseguren que la velocidad de los coches se reduce a 30 kilómetros por hora y «concienciar para pomover hábitos más sostenibles».
El Consistorio también señala que las políticas de peatonalización de las calles –este año se empezará a trabajar en la de Autonomía– contribuyen a este objetivo de reducir la contamiación acústica. Lo mismo ocurre con la apuesta por electrificar la flota de autobuses y la zona de bajas emisiones, que sacan de la cuidad al coche,el principal generador de ruido.
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