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Ignacio Rosa posa con y entre zapatillas en la tienda especializada 'The Sole Club' de Bilbao. Maika Salguero
Fuera de la zona (IV)

Ignacio Rosa: las zapatillas de siete leguas del Bilbao Basket

El ala-pívot del Bilbao Basket es un enamorado de las playeras, de la cancha y de la calle, busca rarezas donde puede, las compra y las intercambia, y guarda en casa unos 70 pares de este calzado... por ahora

Martes, 14 de marzo 2023

Antes de acomodarse en el sofá de 'The Sole Club', una tienda bilbaína especializada en zapatillas raras y ediciones limitadas que alcanzan precios interesantes, a Ignacio Rosa se le pide una aclaración que tiene que ver con las informaciones contradictorias que arrojan las consultas en ... Internet relativas a su procedencia: ¿Es catalán o andaluz? «Nací en Badalona, pero me he criado en Cádiz así que me considero gaditano». Despejadas las dudas, acompañadas de un leve acento delator, el ala-pívot del Bilbao Basket entra en 'Fuera de la zona' para hablar de una de sus pasiones fuera de la cancha, las 'zapas'. Para ello, qué mejor escenario que un 'santuario' de este calzado ubicado en el centro de la capital vizcaína, que Rosa ha visitado ya unas cuantas veces y constata que volverá. Mira las estanterías, los modelos, habla con el dependiente Edu, dos máquinas en esto de las 'playeras diferentes' que intercambian impresiones de un mundo que sorprende por su profundidad y afición.

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Mientras conversan se oye el nombre «Drakula». ¿Quién? «Es un dominicano que está metido en esto de las zapatillas y suele tener modelos... Otra cosa es que todas sean de verdad», comenta Rosa en medio de una charla a tres bandas. En la tienda, que el ala-pívot conoce al dedillo, hay 'zapas' que van desde los 150 euros -las más baratas- hasta los 8.000. Eso sí, etiquetadas. Luego están las 'otras', acristaladas, cuyo precio se negocia con el establecimiento. Justo al lado del mostrador aguardan comprador unas playeras que llevó Kobe Bryant. «¿Se llevaría estas?», se le pregunta entre risas al gaditano. «Prefiero algunas que están ahí detrás», responde sonriente señalando unos cuantos pares que, al igual que las zapatillas de la 'mamba', no llevan la etiqueta colgada. Tocaría llegar a un acuerdo.

«¿Qué zapatillas me gustan? ¡Todas! Ese es el único problema»

Rosa está muy metido en el tema de las 'zapas'. Las compra, las busca, las intercambia. Más de una caja se ha visto en Miribilla, su lugar de trabajo. No recuerda cuáles fueron las primeras, las que abrieron el camino a las demás, solo que se las compraron sus padres en «Decathlon» cuando todavía daba el estirón hasta alcanzar los 2'06 que pasea ahora por Bilbao. «Entonces te duraban un año». Ahora conviven decenas de playeras en su colección particular. Desvela que en estos momentos tiene unos «70 pares» en la casa familiar, donde ha colonizado más de un armario ajeno. ¿Cómo empezó todo? «Tendría unos 16 años -cumplirá 24 en julio- y empezaron a mandarme zapatillas por el baloncesto. Ahí empezó mi afición. Hay gente que colecciona gorras, pines... yo, zapatillas. Suelo llevar sobre todo 'Nike', aunque tengo algunas 'Adidas'», explica sentado debajo de un póster en el que sonríen Bird, Magic y Jordan.

Este hombre de negro considera que las «zapatillas dicen mucho de la persona que las lleva. Igual son modelos y colores raros, que no se ven con frecuencia, y eso define su estilo. Revela que se ha movido mucho para conseguirlas porque no son fáciles de encontrar. Es decir, no ha ido a una tienda sino que se ha buscado la vida», reflexiona Rosa. Y sigue. «Te das cuenta de que son ediciones bastante viejas y no puedes tenerlas así como así. Por ejemplo las 'Old Skool'. ¿Cuáles me gustan a mí? ¡Todas! Ese es el único problema», dice riendo.

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'Zapas' satánicas

Rosa probó con la natación y ciclismo, pero se quedó con el basket. Llamada de la sangre. «Mi padre fue jugador de baloncesto y es lo que he vivido en casa. Llegó un momento en que por horarios y entrenamientos tuve que elegir». Colgado de los aros desde entonces, con una amplia trayectoria en la LEB Oro en Oviedo, Castellón, Huesca y Lleida, con una breve incursión en la ACB con el Unicaja, el Surne le abrió definitivamente las puertas de la élite. No entra mucho en los planes de Ponsarnau y reconoce que así cuesta «mantener la cabeza fría» y seguir trabajando, pero cumple todos los días y subraya que también se trata de un «aprendizaje que me hará crecer como jugador».

Reconoce que fuera del pabellón no suele ver mucho la tele. «No soy de esos que se meten tres partidos en una tarde». Su tiempo libre lo dedica a bajar al centro de Bilbao, a «tomar un café» y cuando hace bueno «coger el coche e ir a la playa». Y, por supuesto, a las zapatillas. «Hablo con la gente, pregunto, busco». Dice que la joya de la corona de su colección son unas 'kobis' que «ya no se fabrican» desde que el mítico jugador de Los Lakers falleció en un accidente de helicóptero. «Son difíciles de encontrar. Tengo dos pares, uno blanco y otro rojo».

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Admirador de Garbajosa, un «multiusos como yo», Rosa vuelve a hablar con Edu. De nuevo se sumergen en su mundo, donde las zapatillas tienen idioma propio. En una de las vitrinas hay unas negras, satánicas, promocionadas por el rapero Lil Nas X, denunciadas por 'Nike' por llevar su logo sin permiso y que llevan una gota de sangre humana en la suela. Solo se han hecho 666 unidades. Valdrán lo que uno está dispuesto a pagar.

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