Plantilla compensada e ilusionante

Ponsarnau ha conseguido mantener una columna vertebral definida, que será la encargada de dar continuidad al trabajo de la temporada pasada. Pantzar, Kullamae, Rabaseda, De Ridder y Hlinason, que podrían formar un quinteto perfectamente estructurado, aseguran esa continuidad, pero a su vez invitan a pensar en un posible crecimiento de sus prestaciones. Sobre todo en el caso de los más jóvenes, a los que una mayor dosis de madurez y un conocimiento de la liga más profundo deberían ayudar a dar ese paso adelante que el equipo agradecerá.

Las novedades en la plantilla atraen todas las miradas. Y como suele ser habitual por la realidad económica del club, no hay nombres muy conocidos para el aficionado medio al baloncesto. Zoran Dragic se salta esta norma, gracias a su extensa carrera en equipos de primer nivel europeo y un breve paso por la NBA. Su experiencia y conocimiento de juego pueden ser de gran ayuda al equipo de Ponsarnau. Y Tomasz Gielo retorna a una liga en la que no terminó de explotar en sus anteriores apariciones. El resto de las novedades que a priori deberían tener un rol principal son un melón por abrir. Pero no por su edad, ya que Jones y Abdur-Rahkman sobrepasan la treintena y Frey tiene 27 años, sino por ser debutantes en la liga. Todos ellos vienen con buenas cartas de presentación atendiendo a sus números de las últimas temporadas en diferentes ligas europeas, pero será su capacidad de adaptación al nivel de la ACB la que marque su rendimiento. Domínguez y Sylla completan el plantel de Ponsarnau.

A expensas de ver cómo evolucionan esas novedades y su acoplamiento a la estructura de juego del equipo, la plantilla parece compensada en todos sus puestos, con posibilidades de rendir a un buen nivel independientemente de las rotaciones y sin excesiva dependencia anotadora de uno o dos jugadores. En el baloncesto moderno, al menos en Europa, la frontera entre titulares y suplentes tiende a ser cada vez más difusa y la potencia del bloque marca las aspiraciones de cada equipo. Y parece que la apuesta del Bilbao Basket sigue esta línea.

En cuanto a los objetivos del equipo, el más claro e inmediato debe ser refrendar la clasificación para la FIBA Europe Cup en la eliminatoria previa ante el Neptunas Klaipeda lituano. En la competición doméstica, parece complicado tener una meta tan bien definida. En una liga ACB tan competitiva donde la temporada pasada un equipo de Euroliga como el Baskonia no pudo clasificarse ni para la Copa ni los play-off, hay muchos clubes que tienen complicado asaltar esas ocho primeras posiciones. La teoría dice que el Bilbao Basket debería formar parte del grupo de los meritorios, aquellos cuyo objetivo debe ser crecer respecto al curso anterior y estar a la espera del despiste de los de arriba. Grupo normalmente numeroso en el que, a su vez, los menos avispados deberán estar más pendientes de escapar de la pelea por evitar el descenso.

Comienza el curso y lo hace con una primera semana intensa. La mencionada eliminatoria europea y el debut liguero ante el Breogán servirán como toma de temperatura del estado del equipo y de su capacidad de igualar el nivel de ilusión que a buen seguro mostrará un año más la grada de Miribilla. Esperemos que unos resultados positivos sirvan para coger carrerilla y encaminarnos a una temporada en la que disfrutar con esta nueva versión del Bilbao Basket.