El equipo da la cara

Rebote

Comenzó el partido con los locales poniendo algo más de intensidad y ritmo al partido. Al Bilbao Basket le constó encontrar el camino al aro germano, demostrando falta de fluidez en la circulación de balón y problemas a la hora de generar ventajas. Los locales, sin estar especialmente brillantes, aprovecharon su superioridad en el rebote y su mayor dinamismo para conseguir una pequeña renta a su favor en el marcador. Como hace una semana en Miribilla, el Chemnitz pagaba con una baja anotación su mal porcentaje de acierto desde la línea de tres puntos. Los de Ponsarnau, por su parte, una vez tapado el agujero del rebote ofensivo, consiguieron tomar la iniciativa del juego y con un parcial final de 2-11 se fueron a los vestuarios por delante en el marcador.

Irregular

Tras el descanso, la igualdad siguió siendo la tónica general. Una vez confirmado que la eliminatoria estaba decidida y lo único en juego era la victoria, el partido se encaminó a un intercambio de canastas constante, con algunos momentos de correcalles en la recta final del tercer cuarto. Los locales no frenaron su alto ritmo de juego y el Bilbao Basket tuvo que subir sus revoluciones para mantener el partido equilibrado. Pese a su velocidad en el juego, la inconsistencia en el tiro de tres puntos fue penalizando al Chemnitz, que fue bajando sus prestaciones a medida que se acercaba el final del partido. Los de Ponsarnau no bajaron su intensidad y quisieron pelear por la victoria, seguramente heridos en su orgullo al recordar el desaguisado de la semana pasada en el Bilbao Arena. Finalmente la consiguieron, cerrando así su participación continental de este curso. Tras dos fases de grupos más que asequibles, las eliminatorias a ida y vuelta mostraron la cara más irregular del Bilbao Basket, con una épica remontada ante el Legia Varsovia y un grave tropezón de 25 minutos ante el Chemnitz que borró toda esperanza de llegar a la final.