![Acierto e intensidad en momentos clave](https://s3.ppllstatics.com/elcorreo/www/multimedia/2023/10/05/opi-madina-ktyE-U210336536660P9F-1200x840@El%20Correo.jpg)
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Emocionante y sufrida victoria del Bilbao Basket en la nada sencilla cancha del Obradorio. Ante un eléctrico conjunto gallego, los de Ponsarnau no se descompusieron en ningún momento y estuvieron más acertados e intensos en los minutos decisivos. Con De Ridder como héroe inesperado en ... las acciones finales, los bilbaínos firmaron una victoria como visitantes, algo que no es siempre sencillo para los equipos de la clase media de la liga.
Desde el comienzo del partido quedaron muy claras las intenciones de ambos entrenadores para los primeros minutos. Obradorio se puso en manos de Jordan Howard. El hermano de Markus, jugador franquicia del Baskonia, demostró rápidamente que en esa familia la facilidad anotadora viene en el ADN. Con 11 puntos en el primer cuarto, lideró a su equipo creando muchas dificultades a la defensa bilbaína. El grupo de Ponsarnau, por su parte, buscaba sus ventajas cerca del aro cargando el juego en Hlinason, aunque en el tramo final también sumaron a su repertorio algún tiro exterior, con las pérdidas de balón como lastre en algunos momentos. Ya en el segundo cuarto, y sin Howard en cancha, los gallegos apostaron también por el juego interior y el duelo de torres gemelas Blazevic-Pustovyi contra Tsalmpouris-Hlinason mediatizó el choque. Pero los jugones siempre aparecen, y tanto Howard como Smith quisieron su cuota de protagonismo antes del descanso. El escolta visitante logró en varias ocasiones aprovechar su imparable primer paso para terminar cerca del aro sin oposición, mientras el base local cerró el segundo cuarto con un triple sobre la bocina.
Durante la segunda mitad se mantuvo la igualdad en el marcador. Los locales se mostraron cómodos jugando ataques de muy pocos segundos y dominaron a placer el rebote ofensivo. En el Bilbao Basket los puntos de Andersson mantuvieron a su equipo en un tercer cuarto de muy poco brillo. Y ya en el último periodo, cuando el apabullante dominio del rebote en el aro contrario parecía que iba a llevar a los locales a la victoria, apareció De Ridder. El joven belga dio de su propia medicina al Obradoiro con sus rebotes ofensivos y tiros libres que en los tres últimos minutos encaminaron a la victoria a los bilbaínos. Triunfo que una buena defensa del último ataque gallego, con Hlinason barriendo el aro para evitar la canasta local, terminó por certificar.
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