Una victoria del Bilbao Basket acompañada de un toque de atención

Antes de empezar el partido, el Bilbao Basket iba soltando las píldoras en forma de bajas. Primero informó de que Xavi Rabaseda no jugaría por un golpe; luego añadió la ausencia de Alex Renfroe debido a las cargas físicas; y finalmente remató con la incomparencia de Thijs de Ridder debido a unas «molestias». Tocaba competir sin tres piezas importantes y con un Adam Smith que cerró el choque sin un solo punto. Ver para creer. Los hombres de negro venían de desmontar al Liege (97-58) y el Oporto de caer en el choque inaugural del torneo ante los belgas (85-88). La teoría dibujaba un escenario asequible, de cierta comodidad y hasta disfrute, hasta que el balón voló y rompió la lógica en mil pedazos.

El Surne avanzaba a golpe de riñón en un partido que se le puso cuesta arriba pronto, cuando los locales firmaron un parcial de 9-0 con el que dijeron a los vizcaínos que no estaban allí de paseo. Se pasó de un 7-12 al 16-12, una serie que cortó Barandalla con un triple para cerrar el cuarto uno abajo (16-15). El baloncesto de los vizcaínos no fluía, la defensa presentaba lagunas, incapaz de frenar en este tramo a Queiroz, y en el ataque solo daban señales de vida Reyes y Hlinason.

Aparece Kullamae

Si Queiroz hacía daño antes, Landis le relevó con 15 puntos antes de irse a los vestuarios (acabó con 19). Apareció Kullamae con dos canastas seguidas para mantener cerca a los suyos (21-20), pero el Oporto firmó un parcial de 14-2 que le dio la máxima ventaja: +13 (35-22). Ponsarnau pidió tiempo muerto. Había que parar la sangría. El Bilbao Basket vivía de Hlinason –acabó con 15 puntos, 6 rebotes y 18 de valoración– y la muñeca de Reyes, que además de los 11 puntos repartió 6 asistencias. Entre los dos minimizaron los daños: seis abajo al descanso (40-34).

Los hombres de negro se pusieron el mono de trabajo y en la segunda parte bajaron a la mina, donde picaron piedra. Kullamae dio dos pasos adelante –acabó con 16 puntos y 6 rebotes–, ayudado por Andersson y Killeya-Jones, quien luego se desdibujó con media docena de pérdidas. El Surne volvió a ponerse por delante y entró así en el último cuarto (56-57). Se fue de seis, pero un 11-2 de los locales les devolvió el mando. Pantzar, con 4 puntos, 7 asistencias y 7 rebotes, convirtió los dos tiros libres que a la postre valieron el triunfo. Kloof, quien se fue a la línea de castigo a falta de un segundo para el final con el 71-72, falló los suyos. Una victoria acompañada de un toque de atención, que sirve para aprender y mantener los pies en el suelo.