UCAM Murcia 67-55 Surne Bilbao Basket

El Bilbao Basket pierde un partido y gana respeto

Los hombres de negro saltaron a la siempre caliente cancha del Murcia decididos a explorar la profundidad de su maldición lejos de Miribilla. Romper una sequía más larga que la de las grandes llanuras del sur de Estados Unidos era la única manera de acreditar virtualmente su perfil europeo y allanar el regreso a la Champions, pero el baloncestó les golpeó pronto. De nuevo sin Hakanson, Francis Alonso y Andersson, este último con problemas lumbares tras su caída en Sevilla, el Surne perdió primero a Radicevic y luego a Ubal. Más lesionados. Y encima el arranque del duelo fue el de una película de terror. Solo faltaban los chirridos de la escena de la ducha de 'Psicosis' para ambientar la actuación de los vizcaínos.

El Bilbao Basket recibó un gancho en el hígado con el 9-0 inicial. Lo lideró Danilo Nikolic, exhombre de negro. La defensa del Murcia era un enigma para los vizcaínos, incapaces de despegarse de las lapas de Sito y negados de cara al aro. Solo así se explica su demoledor 3 de 13 en tiros de campo en el primer cuarto, en el que además se vieron prácticamente doblados en el rebote (15-8). Solo Rabaseda, Smith y Radicevic anotaron en juego. El 18-7 con el que se clausuraron estos diez minutos hablaba a las claras del desastre que habían sido los hombres de negro. No funcionaba nada, ni en defensa ni en ataque, con un Ponsarnau rotando en busca de un quinteto mínimamente solvente.

Se rompen Radicevic y Ubal

Empeoró el panorama con una canasta de Radovic para poner un sangrante 20-7 en el marcador. Hería la vista. El Surne aceleró su pulso con dos triples seguidos de Withey y Reyes y de verse 13 abajo se acercó a seis (20-14). Pero este chispazo lo oscureció Radicevic, quien se retiró lesionado en la rodilla izquierda. El equipo siguió jugando sin sus dos bases: el hace tiempo ausente Hakanson y el propio Radicevic. Aún así, los hombres de negro se pusieron las pinturas de guerra. Ajustaron su defensa y ya no dejaban que el Murcia anotara con alegría. McFadden se inventaba tiros imposibles, como un triple con nieve convertido contra toda lógica, pero entre Withey, Smith, Rosa y Kyser detivieron la hemorragia. El Surne se marchó al descanso solo seis abajo (30-24). La diferencia pudo ser menor si hubiese entrado el triple de Reyes sobre la bocina. Pero llovía menos en un día nublado. El Bilbao Basket ganó el segundo cuarto (12-17), recuperó el rebote (5-12) –picaba piedra Sulejmanovic, que acabó con 14– y pensaba con más claridad, sin desplegar ni de lejos su mejor baloncesto. Europa exigía un perfil sufridor a falta de brillantez y purpurina, y entonces el tobillo de Ubal saltó por los aires.

El Bilbao Basket salió de los vestuarios y se metió en el túnel. Jugaban a oscuras. Tres triples de Jelinek y Rojas y un par de canastas de Radovic y Pustovyi dispararon al Murcia. 18 abajo (43-25) acompañado de la lesión del joven uruguayo. Rabaseda tuvo que hacer las veces de base para ayudar al pluriempleado Smith. La cuesta estaba más empinada que el Tourmalet. Coronarla entraba en el terreno de la ciencia ficción. Imposible. Y aún así, lucharon con lo que había. Hasta el final. Tanto es así que en precario y sujetos con alfileres, los hombres de negro firmaron un parcial de 1-9 y con un triple de Tsalmpouris entraron en el último cuarto ocho abajo (49-41).

El Murcia pisó el acelerador viendo que su rival estaba en reserva, sin efectivos. Con un 9-0 se marchó 17 arriba (58-41), pero los hombres del negro tiraron del corazón y devolvieron el golpe con un 0-9 para ponerse a ocho (58-50). Nunca dejaron de picar piedra ni de sudar, aún sabiendo que lo tenían todo perdido. Solo dejaron de hacerlo cuando el reloj se puso a cero. Entonces fueron a por Radicevic y Ubal y les ayudaron a llegar a los vestuarios. Se llama equipo.