UCAM Murcia 89-83 Surne Bilbao Basket

El Surne dilapida un tesoro

Venía el Bilbao Basket de una semana fantástica, en la que facturó sus bártulos con destino a Europa y pasó por encima del Breogán en la apertura de curso de la ACB. Tocaba poner a prueba la solidez de su baloncesto en una de las canchas más complicadas y calientes de la Liga Endesa, donde el año pasado se fraguó buena parte del subcampeonato del Murcia. Un bloque imponente, sin apenas fisuras en su armadura, construido con piezas de envergadura, kilos y calidad. Pronto lo sintieron en su piel los hombres de negro, que casi destiñen en su puesta en escena. Saltaron a la cancha con menos tensión que una goma de un pijama viejo, golpeados una y otra vez por un UCAM encantado con el juguete que tenía entre manos. El que llevaba el martillo era Rodions Kurucs, perfecto en casi todas sus acciones y acreedor de 10 puntos convertidos en un abrir y cerrar de ojos. Nadie podía defenderle, un hándicap que se solucionó en el segundo cuarto.

En el primero todo eran malas noticias hasta que apareció de la nada Gielo para clavar dos triples seguidos que hicieron de torniquete y frenar la sangría. El Murcia se puso 12 arriba (22-10), mientras que el Bilbao Basket apenas llevaba un par de canastas en juego en siete minutos. Las alarmas sonaban más fuerte que en un patio de colegio para avisar que el recreo había terminado. La entrada de Frey y la muñeca del ala-pívot polaco devovieron el color a las mejillas del Surne, más pálidas que las de un moribundo. Con el baloncesto de estos dos hombres y de Pantzar se serenó el equipo y preparó una fase de fiesta anotadora que resucitó a los de Ponsarnau.

Del cielo al infierno

Después de cerrar el período inicial solo seis abajo (22-16) –la mejor noticia era el resultado–, los hombres de negro rubricaron un parcial encadenado de 2-17 que les puso tres arriba. De aquel 22-16 se pasó al 24-27, que obligó a Sito Alonso a detener el partido. Ya llovía menos en el Palacio de los Deportes, donde el plomo y la munición habían cambiado de bando. El UCAM optó por una defensa dura, sostenida por muchas faltas, una hoja de ruta que permitió a los vizcaínos irse 17 veces a la línea de castigo en la primera parte. Los pimentoneros encontraron a Ennis, Radebaugh y Brodziansky para responder con una serie de 12-3. El Surne aguantó de pie y replicó con un alley-oop de Kullamae y Marvin Jones –el pívot se perdió en algunas acciones innecesarias y tiros mal elegidos, pero no dejaba de hacer daño por encima del aro–, que permitió a la franquicia de Miribilla irse al descanso cuatro abajo (42-38).

Dio gusto ver a Hlinason estirarse hasta el cielo para poner un señor tapón a Birgander nada más reanudarse el choque. Buena señal, de despegue. El gorro dio inicio a un parcial de 0-8 que colocó cuatro arriba a los visitantes, que interpretaron bien el momento y alimentaron a la torre islandesa. Ali se sumó a la fiesta con una contra y un triple que dieron la máxima ventaja al Surne (45-51). El escolta americano comienza a asomar la patita y a facturar –acabó con 20 puntos y 21 de valoración–. También trabajaba de lujo Marvin Jones, quien se divertía en las alturas. Hlinason metía miedo, intimida y cambiaba tiros. El Bilbao Basket se disparó nueve arriba (48-57), bien puesto en el parqué y hasta más alto y más guapo, y únicamente la labor de Ennis no permitía romper el choque que entró en el último período con los vizcaínos seis arriba (55-61).

Se fueron hasta un más 12 a falta de 5'51 para el final (59-71). Y entonces ocurrió. Una serie de errores de Dragic –terminó con un uno de nueve en tiros de campo y cuatro pérdidas– y la desconexión colectiva resucitaron a un Murcia a punto de recibir la extremaunción. Ennis y Kurucs tiraron del carro y Radebaugh llevó el partido a la prórroga después de que el Surne solo hiciera seis puntos en los últimos seis minutos. En la prórroga solo hubo un equipo y no era el de negro.