Otro triunfo para alimentar la confianza

Los hombres de negro llegaron a Pamplona con una buena pila de deberes bajo el brazo. Los veranos son para aprender y mejorar, detectar y subsanar las debilidades y potenciar las fortalezas; crecer poco a poco, apilar horas de baloncesto sobre una base sólida y construir sobre ella una propuesta definida que sirva de hilo conductor de su juego. El Surne venía de imponerse al Palencia y dispuesto a calibrar su evolución ante el vigente campeón de Europa, consciente de que la plantilla con la que se presentaron los blancos en el Navarra Arena poco tendrá que ver con la que salte a las canchas de ACB y Euroliga. Con 13 jugadores a las órdenes de Ponsarnau –Rabaseda pudo vestirse de corto pese al golpe que arrastraba–, los vizcaínos se pusieron el mono de trabajo y sudaron una victoria que alimenta su estado de ánimo.

Tsalmpouris, quien empezó en el quinteto inicial como 'cinco', abrió el marcador con una canasta de dos contra la tabla. Alérgico a la pintura, donde prefiere pasar el menos tiempo posible, el griego enseñó que sabe buscarse la vida en el terreno minado. Las imprecisiones de los dos equipos vertebraron los primeros compases del choque, que poco a poco fue entrando en calor con las rotaciones y apariciones de jugadores llamados a llevar el peso de sus respectivos conjuntos. Debutó Pantzar, ausente en Laredo por un problema en el pie ya olvidado. Lo primero que hizo fue sacar una antideportiva a Abalde para meter dos tiros libres y luego robar un balón para volver a anotar y poner cuatro arriba a los suyos (8-4). Tiene buena pinta el base, quien además de los 13 puntos aportó cinco rebotes, dos asistencias y un par de tapones para un 23 de valoración. Aún debe ser pulido el sueco, pero basta rascar un poco para ver que abajo hay brillo.

Reyes y Hlinason

Smith empezó a facturar, su asignatura preferida, y De Ridder no paraba de moverse, ir al rebote y pelear cada balón. Solo tiene 20 años, pero bien llevado puede llegar donde quiere. Le falta aclimatarse, hacerse a la ACB, entender sus códigos y ritmos, sentir y soportar el peso de su exigencia, y en cuanto lo haga desplegará las alas y volará. Algo parecido le ocurre a Killeya-Jones, aerolíneas americanas con sello británico, cómodo por encima del aro, móvil y montado sobre unos muelles, necesitado de lecturas de defensas europeas para ser imponente en la pintura. Volvió a dejar tres alley-oops para el recuerdo en colaboración con Renfroe, una vez más discreto en la anotación aunque con la consigna clara de olvidarse de las estadísticas propias y alimentar las ajenas. Ahí están sus ocho asistencias, un amigo en la cancha. Andersson dio el susto con una mala caída, pero el sueco confía en que no sea nada importante.

Con un triple del 'Chacho' Rodríguez sobre la bocina, el Surne cerró el cuarto inicial uno arriba (18-17). Nada más arrancar el segundo período apareció Reyes con un triple, que dio continuidad a su festival de canastas sin fallo iniciado ante el Palencia. Está brillante el alero, con una confianza a prueba de balas. Acabó con 10 puntos. El Bilbao Basket llegó al descanso seis arriba (41-35) y tras el paso por los vestuarios siguió mandón. Los hombres de negro siempre fueron por delante hasta que una técnica de Ponsarnau llevó a Musa a la línea de los tiros libres (75-76). Faltaban 2'35 para el final. Solo dos veces más, el Madrid logró mandar en el marcador (77-78 y y 79-81), pero un triplazo de Reyes y un mate de Hlinason dieron el triunfo a un Surne que progresa adecuadamente.