El Surne carga la mochila de autoestima ante el Baskonia

Un derbi es un derbi. La rivalidad no entiende de amistosos ni siquiera en pretemporada y la Euskal Kopa disputada este viernes en Azpeitia no fue una excepción. Por mucho que la cita fuese de preparación para lo que se avecina y que, tanto el Bilbao Basket como el nuevo Baskonia de Pablo Laso, todavía están en proceso de ensamblaje de sus piezas para afrontar el inicio de la competición oficial lo mas rodados posibles, demostraron desde el salto inicial que querían el título. Además de para engordar su vitrina de trofeos, que también, en el caso del Surne para crecer en confianza doblegando a un equipo de Euroliga.

Los de Jaume Ponsarnau tampoco pudieron conseguirlo a la segunda intentona, pero sí cargaron su mochila de grandes dosis de autoestima en ambos casos. Estuvieron cerca el pasado fin de semana ante el París Basketball de Tiago Splitter en Estonia (77-85) y también miraron a los ojos ayer a los vitorianos en tierras guipuzcoanas hasta la recta final del choque, pero volvieron a hincar la rodilla en la orilla. Eso sí con las botas puestas. La Euskal Kopa, que el año pasado quedó desierta al no poder disputarse el encuentro en el polideportivo de Galdakao por problemas de condensación, voló para territorio alavés.

Los basconistas empiezan a mostrar algunas pinceladas del juego veloz y directo que propugna Pablo Laso y que fue la envidia de Europa en su exitosa etapa en el Real Madrid. Además, cuenta con el pistolero más rápido de la ACB, Markus Howard, capaz de desatascar las situaciones más comprometidas como se vio en el arranque del segundo acto y jugadores diferenciales que complementan al de Nueva Jersey como el exNBA Cabarrot que mantuvo a los suyos en el primero cuarto con diez puntos en su casillero o el base Baldwin, decisivo en los compases finales.

Apuntaba Tomasz Gielo, uno de los refuerzos del Bilbao Basket en la previa que «queremos demostrarles el alma y el corazón que tenemos en el equipo». Y precisamente la intensidad y el juego colectivo fueron las armas que emplearon los hombre de negro para contrarrestar a un rival mucho más poderoso en el cuerpo a cuerpo y en los duelos individuales. La puesta en escena dejó entrever al mejor Ali de la pretemporada por parte de los bilbaínos. El escolta se mostró agresivo de cara al aro y junto a De Ridder llevaron el peso ofensivo de una Surne muy dinámico y acertado en ataque -7 de 8 en tiros e dos (87%). Las pérdidas -cinco- fueron el único lunar.

El Baskonia incrementó la intensidad defensiva en el segundo acto y eso unido a los ocho puntos consecutivos de Howard, con dos triples y otro de Baldwind permitieron a los azulgrana abrir la primera brecha importante en el luminoso. El Bilbao Basket no encontraba el camino del aro, pero supo picar piedra cuando peor pintaba la situación para seguir vivo. Los ocho puntos de desventaja al descanso (45-37) eran un mal menor a la vista de como se había desarrollado el segundo acto.

Los de Ponsarnau salieron mucho más agresivos en el tercer cuarto con Hlinason y De Ridder dominando la pintura. El intercambio de canastas beneficiaba a los de Laso que se sentían cómodos sobre la cancha. Sin embargo, un parcial de 0-9 para el Surne, ante un Baskonia más preocupado de protestar desde el banquillo las decisiones arbitrarles que en desplegar su juego, permitió a los hombres de negro ponerse un punto por delante (55-56). El cielo se abría de par en par para el Surne. Licencia para soñar después de hacer lo más difícil. El tiempo muerto solicitado por Pablo Laso, a falta de 2.38 para el final del acto, frenó la sangría y permitió a los suyos afrontar el último cuarto con dos puntos de ventaja.

La montaña rusa en la que se había convertido el encuentro mantuvo a los numerosos aficionados que llenaron el polideportivo de Azpeitia en ebullición. Con cinco minutos por jugarse el electrónico reflejaba empate a 66. En la recta final, la calidad individual del Baskonia decantó la balanza. Baldwin, Forrest y Cabarrot terminaron de hundir las esperanzas bilbaínas en la Euskal Kopa a diez días de que los de Jaume Ponsarnau disputen su primer partido oficial de la temporada ante el Neptunas Klaipeda lituano a domicilio en la FIBA Europe Cup. Pese a la derrota, el Surne demostró ser un equipo en claro crecimiento, menos previsible que el curso pasado y con más amenaza exterior lo que permite disponer de más espacios a los hombres interiores.

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