Cuando Smith jugó con el dedo roto

Smith se rompió el dedo y quiso seguir jugando. Le pusieron una protección en los entrenamientos, pero el escolta pidió que se la quitaran porque no sentía el balón y tampoco quería dar pistas a los rivales. Lo lógico hubiese sido parar, pero decidió continuar en la cancha a la espera de las ventanas y el paréntesis copero, un parón que le vino bien para sanear la lesión. Disputó varios choques con el meñique fracturado, como los del Obradoiro y el Granada, en los que totalizó 35 puntos. Metió 21 a los andaluces y 14 a los gallegos, sin que nadie de fuera supiera cómo estaba su mano izquierda. La derecha escupía fuego como de costumbre.

El escolta americano ha dado un gran rendimiento en su campaña de estreno en la Liga Endesa y como hombre de negro. Vino a sustituir al lesionado Andrew Goudelock, el jugador sobre el que iba a pivotar el proyecto 2022-2023 con Ponsarnau a la cabeza, pero Smith ha conseguido suplir con garantías a la 'mini mamba'. En un año repleto de lesiones, ha estado siempre disponible, muchas veces tirando del carro como base por la falta de personal en la posición de uno. Es un dos de libro y es allí donde más aporta, con un primer paso rapidísimo, un 'crossover' difícil de defender y un buen tiro exterior. Tanto es así que acredita un 40,3% desde el triple (73 de 181), su arma preferida junto a las penetraciones con bandeja. El Surne echará el resto para intentar retenerle, consciente de sus limitaciones presupuestarias.

El mejor partido de Smith con la camiseta del Bilbao Basket fue contra el Manresa, en Miribilla, con la fractura ya saneada. En aquel 29 de abril, con casi 8.000 espectadores en las gradas, el estadounidense hizo 28 puntos sin fallo en tiros de dos (4 de 4) y con un 6 de 10 en triples para un total de 32 de valoración. Fue el MVP de la jornada 30. En 23 de los 33 encuentros de la ACB, el escolta terminó con dobles dígitos en la anotación. En algunos de ellos lo hizo con su meñique izquierdo roto.