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A estas alturas de la función poco consuelo se puede encontrar en el día a día liguero. Los que habitan en el lado oscuro de la clasificación -algunos aún no son conscientes de lo cerca que pueden estar del precipicio si se descuidan- bastante tienen ... con mentalizarse para el suplicio que supone cada jornada la combinación de limitaciones que les ha llevado a malvivir en la Liga Endesa. Los números son elementales e irrefutables y el RETAbet es uno de los que podrían firmar este manifiesto. No le basta con brotes verdes o tendencias por momentos moderadamente alcistas. Su suerte descansa sobre el resultadismo. Si gana le puede llegar a ir bien. Si sigue perdiendo... no mentemos a la bicha.
Al margen de la tonelada de argumentos paliativos que defienden el trabajo de Mumbrú y sus jugadores, necesitan echarse un triunfo ya al gaznate. En modo tertulia entre amigos, el horizonte se mide con deseos en voz alta. «A ver si cae uno de los dos próximos», es la plegaria en referencia a la visita de mañana a Andorra y la siguiente cita en Miribilla ante el Casademont Zaragoza. Una cosa es que si se diera el caso lo firmarían desde ya muchos implicados en el bienestar de los hombres de negro, y otra la exigencia de competir en cada partido. Como dejó claro ayer ante los informadores el técnico barcelonés, hay que salir a la arena a pecho descubierto. Si no hay armas, puños. Imperdonable renunciar a la lucha.
El MoraBanc Andorra ya le pisó un calló al RETAbet en Miribilla. y Dolió. Con empate a 52 puntos al final del tercer cuarto, el sprint se le torció a los vizcaínos con un parcial de 2-11 en un par de minutos que vivió con la línea de meta al alcance de su mirada. El síndrome del equipo sin suerte, ya con las bajas de varios pesos pesados, se hizo presente. Y menos de 48 horas después días después la crueldad creció ante el Estudiantes con aquellos dos tiros libres de Zyskowski escupidos por el hierro para abortar la conquista del encuentro. Dos monedas al aire, pareja de cruces. Imaginen simplemente con ese impuso cómo podría cambiar la situación de la franquicia de Miribilla.
Agua pasada no moverá el molino de un Bilbao Basket consciente de presentarse en una pista cruel con la mitad de sus visitantes. En Andorra cayeron Murcia (por 18 puntos), Burgos (5), Betis (17) y Estudiantes (8). Salieron victoriosos Unicaja (3), Joventut (2), Zaragoza (15) y Real Madrid (6). Cinco de los ocho encuentros de los de Ibon Navarro como locales jugados, físicamente, a la piedra. Y mañana, en el mejor de los casos, no será una excepción. Vienen de perder en formato Eurocup ante el Unics Kazan (66-73) en un partido que confirmó el regreso de Tyson Pérez tras una lesión y la caída en acto de servicio de Palsson, que deja a los tricolor sin un buen puñado de balas desde el perímetro.
Más bajas. Álex Mumbrú se lo toma ya con flema. Confirmada la ausencia para viajar a Andorra de Betolaza, daba cuenta del esguince de tobillo sufrido el jueves por Kljajic, que le incluye en la lista de dudas, en la que mantendrá a Rousselle, aunque el base francés hará un esfuerzo para intentar entrenar y ayudar a sus compañeros. Añadió que a Serron «aún le queda un mes» y abrió la puerta de la esperanza en los casos de Hakanson y Balvin. «Hay que evaluarlo día a día, pero no volverían antes de una o dos semanas». A cruzar de nuevo los dedos para que este plazo se cumpla.
Mientras, hay que enfocar al MoraBanc para visitarle sin traumas ni excusas. «Los que estemos intentaremos hacer el mejor partido posible», lo que será más factible si se recupera algún base. «Claro, con tres bases lesionados tienes que mover demasiadas piezas». De la derrota en Bamberg extrajo Mumbrú la moraleja del aprendizaje para evitar desconexiones. «Tiene una parte psicológica cuando fallas dos ataques y ellos te hacen tres canastas seguidas. Entras en bucle, no tienes bases para intentar controlar la situación, para dormir el partido o imponer tu tempo».
En Andorra sus jugadores se toparán con un rival «organizado, con cada pieza en su sitio» y espera que rescaten mucho de los «28 minutos de muy buen baloncesto que hicimos el martes». Y tendrán que lidiar con una cruda realidad. «Nos faltan referentes, pero no es una buena idea pensar que hay que sobrellevarlo como se pueda hasta que vuelvan los lesionados. Hay que competir y no fijarnos lo que les ocurre a los demás. De nosotros mismos depende jugar y hacerlo bien», concluyó el técnico barcelonés.
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